industria musical

El casete, la cinta variada de la nostalgia, resiste

La venta de este formato aumentó, solo en Estados Unidos, un 219% el año pasado. 

Karl Lagerfeld, visionario como siempre, supo ver el atractivo de las casetes en una de sus desfiles para Chanel en 2003.
Karl Lagerfeld, visionario como siempre, supo ver el atractivo de las casetes en una de sus desfiles para Chanel en 2003.
Charles Platiau /Reuters

Pues parece que aún respira. Los que dan por muerto al casete están equivocados. Según cifras recogidas por la 'Official Charts Company', solo el pasado año, en el Reino Unido, las ventas en este formato aumentaron un 125.3% y alcanzaron las 50.000 unidades despachadas, la mayor cifra de casetes vendidos desde 2004. En 2017, no superaron las 30.000. Entre los grupos que contribuyeron al renacimiento de las cenizas del casete estuvieron The 1975, con su álbum 'A Brief Inquiry Into Online Relationships' (el grupo colocó 7.523 copias, de las cuales, 7.147 se vendieron en la primera semana de lanzamiento, la venta más rápida en este formato desde 2002). Justo por detrás se situó una estrella musical, Kylie Minogue, con 6.262 casetes de su disco 'Golden'.

Según 'Billboard', la revista musical especializada en la industria musical, los lanzamientos en casete se circunscriben a ediciones limitadas o relanzamientos. Entre los más existosos cita el 'Baby One More Time', de Britney Spears. El casete más vendido, sin embargo, fue la banda sonora de 'Guardianes de la Galaxia: Awesome Mix Vol. 1', con 24.000. En total, las ventas de casetes aumentaron en Estados Unidos un 219% en 2018.

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Para Sergio Falces, este regreso del casete sigue la estela del de los vinilos, "lo uno ha llevado a lo otro", si bien este DJ y periodista no cree "que el casete llegue a las cifras que mueve en el mercado musical el vinilo, aunque ojalá este resurgimiento dure mucho". Falces sabe de lo que habla. En febrero de 2018 celebró sus 20 años en la música con una pinchada con casetes. Utilizó para ello esas famosas cintas variadas, las que con mucho esfuerzo los melómanos de los 80 y los 90 reunían sus propias listas de canciones favoritas, resumidas con títulos escritos a boli, con más o menos creatividad, en el lomo de la caja del casete: 'Mix 90's' y cosas así. ¿Quién que ahora esté más allá de los 40 no ha grabado una de estas recopilaciones, a veces para conquistar al objeto de sus amores? Una carta de amor musical...

El caso es que Falces cree que muchos casetes que ahora cogen polvo en muchas casas están llenos de "joyas, y además, si son casetes 'piratas', de joyas propias". A su juicio, "el casete compite de igual a igual con el vinilo en cuanto a ese sonido analógico, ese rozamiento que lo convierte en algo vivo". Es música con bífidus activo.

Entre los contras del casete, Falces señala su más fácil deterioro (¡ay, esos bolis Bic, que tantas cintas han devuelto a la vida!) y el rebobinado, anacronismo que crispa en estos tiempos de escucha compulsiva y ultraselectiva. Sin embargo, también tiene sus ventajas: "La cinta invita mucho más a escuchar la obra del músico como un todo completo, porque promueve la escucha lineal, en el orden en que los compositores lo concibieron".

La de Isabel Marco le parece a Falces una idea "muy chula que, además, ayuda a la promoción del disco".

No sería la primera vez que el casete, aún en sus estertores, ayuda en la carrera musical de un artista. Ahí están los Camela, lanzados al estrellato desde los humildes expositores giratorios de cintas de las gasolineras de España.

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