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Y el teatro abrió sus puertas... 65 años más tarde

Belchite podrá disfrutar al fin de un espacio que se dio por inaugurado en 1954 pero que jamás se terminó. La sala servirá para dinamizar la vida cultural del municipio.

Patio de butacas y gallinero, que debe ser acondicionado. El tejado se ha dejado a la vista.
Patio de butacas y gallinero, que debe ser acondicionado. El tejado se ha dejado a la vista.
José Miguel Marco

Dicen en Belchite que Franco era informado, puntualmente, del avance de las obras del pueblo nuevo. Tras concluir el grueso, faltaba sin embargo por completar el teatro de la localidad, ubicado en la Casa del Ayuntamiento (plaza Mayor). Ya fuera porque hubo retrasos sin justificar, o porque se quería contentar al entonces jefe del Estado, pero se comunicó el fin de las obras del teatro antes de que el edificio quedase acondicionado. "Se le dijo, incluso, que había butacas rojas y alfombras", dice un lugareño. "Lo cierto es que el edificio quedó cerrado en 1954 y ahora son pocos los habitantes de Belchite que saben que aquí se escondía un teatro casi listo para funcionar", destaca María José Andrés, técnico de Turismo y Cultura del Ayuntamiento de Belchite.

Más de 65 años después, cuando se cumplen 80 años del final de la Guerra Civil, el teatro de Belchite abre de nuevo sus puertas. Y lo hace como temporal sala de arte, para albergar la muestra ‘Los ojos de la guerra’, del periodista Gervasio Sánchez. Una muestra que denuncia el abandono tras los conflictos y las heridas en forma de escombro. El teatro de Belchite, con su gallinero de hormigón y su techo y paredes todavía sin lucir, resume a la perfección ese abandono de los pueblos tras el fin de una guerra.

"El teatro se quedó sin terminar y después de tantos años hemos conseguido llevar a cabo los trabajos de rehabilitación pertinentes para abrirlo y darle el uso cultural que merece. Creemos que el teatro, que cuenta con un patio de butacas para 180 personas, es el espacio ideal para realizar a partir de ahora actividades", explica Carmelo Pérez, alcalde de Belchite.

La mínima intervención

La ordenación del nuevo Belchite, tras decidirse que el pueblo viejo quedaría en ruinas y se levantaría uno nuevo, atendía a dar función a los diferentes edificios. El llamado ‘núcleo rector’ se estableció en el centro del municipio y en sus proximidades se diseñó una zona de comercio y de servicios administrativos (donde se ubica el teatro). Todo, en torno a la plaza Mayor o del Ayuntamiento, donde está el consistorio, así como una biblioteca pública. Esta última incluso ha ido ganando terreno a costa del teatro: en el gallinero se puede ver una amplia pared de ladrillo (levantada hace apenas diez o doce años) jalonada por unos aparatos de aire acondicionado que ahora habrá que retirar.

No se ha pretendido terminar el teatro, sino que se ha realizado la más mínima intervención. El escenario sigue siendo el mismo bloque de cemento, aunque ahora se ha construido una rampa. Las paredes se han enlucido para conservar el aspecto cromático y se han añadido unas suaves luces. No hay butacas, sino sillas que pueden retirarse para que el espacio pueda ser utilizado para diferentes actividades. En una segunda fase, se procederá a la climatización y al enlucido del gallinero. Según María José Andrés, "se ha pretendido realizar una intervención mínima. En realidad, la estructura sin terminar aporta un mensaje en sí mismo".

Para una gran mayoría de belchitanos el teatro es un espacio desconocido. Ni siquiera pueden dar indicaciones a los forasteros que buscan la exposición. "Para muchos va a ser una sorpresa saber que tienen un teatro en su municipio", concluye el alcalde.

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