literatura
Alejandro Corral: "Leonardo y Miguel Ángel se admiraban y se odiaban"
El joven escritor, nacido en Zaragoza en 1989, presentó su novela: ‘El desafío de Florencia’ (B), sobre la rivalidad de los dos genios renacentistas.

"Como he mamado la historia en casa desde pequeño y mi padre, además de historiador, es novelista histórico, me habría propuesto no escribir novela histórica jamás, pero he cambiado de opinión. Lo hice con ‘Batallador’, coescrita con él, José Luis Corral, y vuelvo a hacerlo en solitario" dice Alejandro Corral (Zaragoza, 1989).
¿Qué le ha llevado a cambiar de opinión?
He estudiado economía, sí, pero la cultura y el arte son determinantes en la historia del mundo. Y casi por azar me di cuenta de que no es frecuente que dos genios tan grandes coincidan en la misma ciudad a la vez. Como sucede con Leonardo da Vinci y con Miguel Ángel Buonarroti.
¿Por qué ha decidido empezar la novela por el clímax casi, con esa encuentro el 7 de septiembre de 1504 en la basílica de Santa Maria Novella?
Me gusta mucho el cine de Alfred Hitchcock, y sus teorías. Y un día le oí decir en que una buena historia había que empezarla con una gran sorpresa, y mantenerla y acrecentarla.
Así lo hace, y emprende un largo flash back…
Quería explorar esa relación, hacer su biografía, indagar en cómo surge esa rivalidad artística y cómo se va expandiendo, en Italia, en las diversas ciudades, con todos los ecos políticos. Aparecen los Médicis y Nicolás Maquiavelo.
Miguel Ángel buscaba la aprobación de Leonardo.
Es lógico. A Miguel Ángel, más de 20 años más joven, le pasaban muchas cosas curiosas: su padre no quería que fuese escultor y le pedía que se casase. Y él, terco y convencido, quería darle a la escultura auténtica categoría artística, quería que fuese tan grande como la pintura.
Recuérdenos sus relaciones y disputas.
Hay una escena en Ponte Vecchio. Leonardo, elegante y guapo, está rodeado por sus alumnos. Cada vez que pasaba era un auténtico acontecimiento. Atraía a las masas. Y Miguel Ángel se dirigió a él…
Leonardo presenta un perfil antipático y arrogante.
¿Usted cree? No, no. Solo en la relación con Miguel Ángel. Esa rivalidad se forja poco a poco, y en todos los campos. Miguel Ángel quería que Leonardo viese su obra, que elogiase su escultura y su pintura, pero el maestro se resistía. Pelearon por algunos encargos, y se cuenta. Los dos se envidiaban y se admiraban.
¿Se puede decir que se odiaban?
Sí, claro. Pretendieron los mismos encargos. Leonardo presenta su ‘Mona Lisa’ un día antes que Miguel Ángel presentase su ‘David’, una escultura increíble en mármol, quizá su obra maestra. La Señoría de Florencia pensó que lo mejor sería que los dos pintasen un mural en la sala de los 500 del palacio Vecchio: era una forma astuta de canalizar su rivalidad y su genialidad. Se vigilaban.
Aborda la intimidad carnal de Leonardo con su discípulo Salai y otros jóvenes.
Los dos artistas eran homosexuales. Miguel Ángel era más religioso y reservado, pero con el paso del tiempo se verá con mayor nitidez esa inclinación. Y Leonardo parecía no esconderlo, era más voluptuoso, aunque eso pudiese costarle la muerte. Era una leyenda en vida; intuía que no le pasaría nada si se supiese.
También se toma usted libertades con la sexualidad de la Mona Lisa.
El escritor tiene derecho a imaginarse lo verosímil, exagerar un poco o darle intensidad al relato, y eso es lo que hago.