ENTREVISTA

José Inerzia: "En Tijuana un artista depende de su ingenio, ha de buscarse la vida"

El creador audiovisual zaragozano lleva 12 años residiendo en Tijuana (México). Allí creó el colectivo artístico Polen, que ha expuesto en Los Ángeles y Chicago

José Inerzia
José Inerzia, en el centro Etopia, donde participa en un curso.
Toni Galán

¿Qué hace un zaragozano en una ciudad tan lejana como Tijuana?

Allí me marche en 2011, para hacer un documental sobre un traficante de seres humanos. Era una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar.

¿Tenía pensado quedarse?

No. Creí que iría, realizaría el proyecto y regresaría a Zaragoza. Pero empecé a moverme allí y de un proyecto salté a otro. Es una ciudad increíblemente activa culturalmente, está muy cerca de San Diego y Los Ángeles, en Estados Unidos. En Tijuana siempre sientes que hay muchas cosas por hacer.

Es también una ciudad de contrastes. Muy turística, pero muy violenta...

Tijuana es noticia cada mes. Lo mismo aparece en las noticias por ser uno de los diez destinos favoritos de los estadounidenses, como lo es por la violencia. Se ha convertido en el punto más ‘caliente’ de México, con una media de 300 asesinatos mensuales.

Zaragoza es más tranquila, ¿quizá está pensando en regresar?

La violencia está allí. Y es una violencia muy física. Pero también la normalizas. Al principio sí que me afectaba, pero llega un momento en que forma parte de tu día a día. Respondiendo a su pregunta, no tengo una intención clara de volver, aunque sí de crear algún puente cultural entre Tijuana y Zaragoza.

¿Por eso está estos días en Zaragoza?

Llevo aquí desde enero, para buscar ideas y ver cómo es la escena cultural de Zaragoza. Estos días he participado en la Academia de Fachada Media, en Etopia, con otros nueve artistas, siete de ellos de fuera de Aragón, de distintas disciplinas. Ha sido muy refrescante conocer otras realidades.

¿Es muy diferente la vida cultural aragonesa de la de Tijuana?

En una ciudad de menos de 130 años, donde apenas hay un apoyo institucional a la creación, los artistas tienen que forjarse a sí mismos. Así ha sido desde hace décadas. México te abre los ojos, ya que pierdes el miedo, despiertas tu ingenio y empiezas a buscarte la vida cuando tienes un proyecto.

¿Se depende de los amigos?

La camaradería es esencial y contar con una red de amigos. El proyecto lo empiezas sin nada y casi siempre sin apenas fondos. Pero recibes ayuda de un músico, un investigador, un escritor... Y así lo sacas adelante. Otras veces, eres tú el que colaboras en el proyecto de otro.

¿Y cómo se vive entonces del arte, quién cobra allí?

Se crean actividades paralelas, por ejemplo talleres o cursos. Bailas entre la formación y la creación. Yo he dado clases en la Universidad de San Diego, donde he programado tres años un festival de cine. Ahora estamos centrados en un espacio permanente de exposición de películas en Tijuana, con 80 butacas y un restaurante.

El restaurante da el dinero.

Eso es. Podemos emitir un cine más arriesgado, crear nuevos proyectos y tener esos ingresos.

Usted creó en 2008 el colectivo Polen. ¿Fue esa necesidad de unir fuerzas la que le llevó a crear ese grupo?

Sí. Lo iniciamos un grupo de amigos y ahora estamos Adriana Trujillo (directora artística y productora) y yo. Hemos trabajado en proyectos artísticos con el Getty Center y Otis College en Los Ángeles (EE. UU). También en el Cubo Museo de Arte Contemporáneo y el Instituto Mexicano de Cinematografía en México, el Citilab Cornellá en Barcelona o el Museo nGbK en Berlín. Ahora formamos parte de la exposición ‘L. A.’, que ha estado en Chicago y se expondrá este año en Nueva York.

Usted ha dirigido, además de documentales, piezas de videoarte. Y eso que usted estudió Ingeniería de Telecomunicaciones...

Es lo que me llevó a interesarme por unión de tecnología y arte. En realidad, no son disciplinas tan diferentes, como se ve en fachadas artísticas como la de Etopia.

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