FILOSOFÍA

Alejandro Simón: "Felicidad es tener fe en que lo que nos traerá la vida será bueno"

El poeta y filólogo malagueño lleva a cabo una residencia en Etopia para investigar la búsqueda de la felicidad a través de la filosofía, la literatura y el arte.

Alejandro Simón, en las instalaciones de Etopia.
Alejandro Simón, en las instalaciones de Etopia.
Francisco Jiménez

Usted ha venido a Zaragoza para investigar sobre la felicidad. ¿Le parece una ciudad feliz?

Me he encontrado una ciudad hermosa que ofrece todo tipo de posibilidades. Pero también una población quizá un poco descreída, que no parece ver esa belleza. Es un privilegio poder vivir en una ciudad como Zaragoza.

A veces nos damos cuenta de lo que tenemos cuando lo perdemos, en lugar de ser felices en el aquí y el ahora.

A veces echamos la vista atrás y pensamos:“Vaya, entonces era feliz”. Y no nos damos cuenta porque nos obcecamos en pensar que no tenemos lo suficiente. Si somos capaces de ver la vida con otros ojos, si nos entrenamos para interpretar el mundo de otra manera, conseguiremos emocionarnos por la vida.

¿Es ese el objetivo de su residencia artística en Etopia? ¿Descubrir cómo entrenarnos para empaparnos de vida y aprender a ser felices?

Mi residencia tiene dos vertientes: investigación y creación. Investigo cómo los creadores buscan el buen vivir a través de sus manifestaciones artísticas en campos como la filosofía, la literatura y el arte. La ciencia necesita aliento humanístico para llegar a lo humano, que es la gente. Además, estoy elaborando un poemario.

A veces confundimos la felicidad con la euforia y la pirotecnia

¿Y qué conclusiones ha sacado de su investigación?

Que las artes nos recuerdan que el ser humano es algo bello y su principal valor es la bondad. Es un tratado en torno a la felicidad que se publicará a través del CSIC y que incluye a una investigación en torno a autores como Marc Augé, Fernando Savater, Pilar Bonnett, Ernesto Cardenal, María Zambrano, Manuel Fraijó. También sobre la aragonesa Soledad Puértolas y su obra ‘Con mi madre’, en torno a la pérdida y el duelo.

¿Leer su estudio nos ayudará a ser felices?

Esto no es un ejercicio de autoayuda, sino de entender en qué consiste la base de la felicidad. A veces confundimos la felicidad con la euforia y la pirotecnia, y esa idea, mal entendida, nos lleva a vivir una vida precipitada. Buscamos una felicidad equivocada y acabamos siendo esclavos del consumismo.

Si nos empapamos de lo que nos rodea, la mera existencia es un privilegio

¿Y qué nos pueden enseñar entonces esos autores que usted investiga?

Por ejemplo, Marc Augé decía que la definición mínima de la felicidad es la ausencia de la infelicidad. Si nos despojamos de esa visión mal entendida de la felicidad, si dejamos de compararnos con los demás o de desear lo imposible, podemos empaparnos de lo que nos rodea. Y descubrir que la mera existencia es un privilegio.

¿Valorar ese misterio de lo cotidiano?

Eso es. Un paseo, un encuentro, un viaje... Platón decía que la vida es un privilegio y, si no tenemos ojos para ver la belleza, nunca la veremos. La felicidad es una victoria contra la finitud de la vida.

Nos asusta que la vida sea finita, que tengamos un tiempo limitado...

Y llega entonces esa carrera desaforada en busca de la felicidad equivocada. Y eso conlleva una insatisfacción perpetua. Una carrera que nos lleva a vivir con unas exigencias tremendas.

¿De dónde sacamos esa idea equivocada de felicidad?

De los referentes culturales. Actualmente, esos referentes están en las redes sociales y se basan en el consumo y la euforia. No hay referentes que muestren la satisfacción de esa existencia sencilla y próxima.

¿Está la felicidad, entonces, en el aquí y ahora?

La felicidad está unida a la fe. Pero no una fe estrictamente religiosa, sino la idea de abandonarse al camino y aceptar lo que suceda. La felicidad es tener fe en que lo que nos traerá la vida será bueno.

Se trata de aceptar que la vida no es cruel con nosotros; simplemente, ocurren cosas que no se podrían evitar

No podemos controlarlo todo...

Sería encontrar ese espacio en el que aceptamos que la vida no está siendo cruel con nosotros. Simplemente, ocurren cosas que no se podían evitar.

Nos libraríamos entonces de una gran angustia

Cuando ves la vida y aceptas lo que se te ofrece, sientes gratitud. Y de la gratitud surge la bondad. En el fondo, es la base de la ética.

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