Yusta: "Sin amor no es posible la vida"

El poeta Miguel Ángel Yusta publica ‘De silencio y luz’ (Lastura, 2015).

Miguel Ángel Yusta es un enamorado del amor, de París y de la ópera.
Miguel Ángel Yusta es un enamorado del amor, de París y de la ópera.
Columna Villaroya

Miguel Ángel Yusta publica un nuevo poemario: ‘De silencio y luz’ (Lastura), un libro en cuatro tiempos con el amor como tema esencial. El poeta, especialista en ópera y en coplas de jotas y colaborador asiduo de HERALDO, explica las claves del volumen.


-‘De silencio y luz’ lleva una frase inquietante: “Para que no puedan matarme de nuevo”. ¿A qué se refiere? ¿Quién le ha matado, quién ha matado al poeta?


La vida, sus avatares, nos mata en algunos sentidos muchas veces; lo que pasa es que resucitamos, nos ponemos de pie de nuevo y reanudamos el camino. La fuerza interior, los valores y el afán de sobrevivir nos mueven a ello: revivir, reinventarse y caminar, siempre caminar. Al poeta, por otra parte, pueden “matarle” muchas cosas que no le gustan de nuestra sociedad; por ello la poesía ha de ser, también, contrapeso de sensibilidad y belleza o, claro está, arma de lucha, crítica y testimonio, para mejorar el mundo que nos rodea.


-Joaquín Sánchez Vallés, un virtuoso de la lírica, dice que eres un gran poeta. Eso, ¿asusta, es una responsabilidad o lo toma como un cumplido de amigo?


Joaquín es un gran amigo y un maestro, pero por eso mismo y porque conozco su manera de ser, sé que no es proclive en sus palabras al elogio ni a la crítica gratuitos. Si esa es su opinión, a mí me llena de satisfacción por venir de alguien que sabe, dada su cualidad de profesor y escritor, de qué está hablando...


-Sánchez Vallés explica el sentido del título: viene a decir que los amantes hallan el placer o el gozo en silencio y que la luz es la consumación de su amor. ¿Lo pensó así o querría matizar algo más?


Estoy totalmente de acuerdo en esa apreciación. Es útil el silencio: lejos del griterío y el bullicio se degustan más los placeres del amor. La luz es símbolo de plenitud aunque a veces, para que llegue, ha de transcurrir una larga noche. Pero siempre amanece y se hace la luz.


-¿Por qué se escribe tanto y tanto de amor?


El amor es un tema eterno del hombre, una cuestión que ha de plantear y resolver cada día, cada hora. Sin amor no es posible la vida. La poesía lírica descubre los entresijos del alma, hace el mundo más habitable y bello. El poeta dice: “Mirad mi amor, que también es mi sufrimiento, mi grito ante la injusticia o mi deseo de paz”. El amor lo contiene todo. Ya lo dijo el Fénix de los Ingenios: “Quien lo probó, lo sabe”.


-¿Quiere ser ‘De silencio y luz’ un poemario de la plenitud?


Claro que no; es un paso más en el camino que recorremos y donde en cada momento podemos encontrar la necesidad de decir algo, de comunicarnos... o de guardar prudente silencio.


-¿Estaría de acuerdo que este es un libro feliz, un libro del cuerpo, de los gestos habituales de la pasión: el beso, la caricia, el abrazo, el coito?


En el camino que recorre el poemario hay estancias felices, otras luminosas o sombrías... Hay reflexión, melancólica evocación y, claro, con lenguaje poético, referencias al lenguaje físico del amor, no al genitalismo, que es bien distinto.


-¿Existe una estación más propicia del amor que otras? Lo digo porque todas andan por el libro con especial significado.


Aunque suene a tópico, se dice siempre que, por estas latitudes, la primavera es la estación idónea para el amor. No obstante, las estaciones son imágenes y, depende del momento en que se escribe o que provoca un poema, la imagen ‘estacional’ es una u otra, lo que hace de ellas uno más de los recursos expresivos del verso.


-¿Qué vínculo existe para usted entre el amor y la noche?


En sentido poético, La noche está en íntima relación con el silencio, al hilo del título. Por otra parte yo, particularmente, soy un noctámbulo. Me gusta la noche, con su halo de silencio y misterio, para escribir, para vivir, para beber y, claro, para amar y hacer el amor.


-¿Y entre la música y el amor?


La poesía y la música están íntimamente relacionadas. El lenguaje poético es música, ritmo y cadencia. En el amor también tiene una importancia fundamental la música, cierta música. Nos acompaña, nos trae recuerdos y vivencias y enriquece el lenguaje amoroso.


-¿Qué le debe la disposición del libro a una partitura, a una pieza musical?


La mayoría de las obras musicales -óperas, sinfonías- tienen una estrecha relación con historias de amor, ya se representen cantadas o se describan musicalmente. He organizado el libro en cuatro tiempos, como una sinfonía, con tres “intermezzos” donde se incluyen ligeros “micropoemas” y que marcan, como los intermedios o pausas de acto en música, pequeños paréntesis o intervalos para diferenciar los diversos estadios de la obra.


-Dice: “No me digas jamás que no me amas”. ¿Se lo han dicho mucho?


El final del amor es una real posibilidad y en cualquier caso es una ruptura, bien porque se acaba el amor entrambos o porque uno de los amantes decide que ya no ama. Lo ideal sería que jamás terminase el amor, que jamás hubiera que decir “ya no te amo”, pero...


-¿En qué consiste “sangrar desolación”?


Es una imagen poética. Creo que muestra de manera eficaz el desamparo, el dolor e incluso la angustia de quien se siente abandonado por el amor.


-¿Cómo nacen sus imágenes?


Surgen en el poema. Cuando se quiere expresar en lenguaje poético hay que trabajarlo y hacerlo así, si no no habría poesía sino un lenguaje “prosaico” muy válido, desde luego, pero alejado de la excelencia que ha de perseguirse e intentarse en poesía, con imágenes, figuras, emoción, ritmo, musicalidad... La poesía es, decía la recordada Ana María Navales, la más difícil y laboriosa manera de escribir.


-¿Qué le pide a la poesía?


Que me acompañe hasta el día final de mi camino, hasta la llegada, y que pueda transmitir, con honestidad y trabajo, sensaciones que el lector sienta como suyas. Que a veces levante la vista del libro y quede, pensativo, mirando a lo lejos, saboreando el poema, meditándolo.


-¿Por qué ha elegido a Rosendo Tello para que presentase tu libro?


Rosendo Tello es actualmente el patriarca de las letras aragonesas y reconocido poeta y ensayista. No tiene hoy enfermedad alguna, sino las secuelas de un accidente cerebral vascular que no le impiden seguir en plena capacidad intelectual, aunque sí expresarse oralmente y escribir con sus manos. Para ello tiene voces y manos familiares y amigas -un recuerdo especial para su esposa Maribel, su voz- que sustituyen esas carencias. Escribe, publica y, como tantas otras personas con alguna discapacidad física, debe ser considerado en sus capacidades intelectuales (que le definen y desarrolla con normalidad) e invitado a cuantos actos desee participar. El que haya aceptado presentar mi libro es para mí un orgullo y ese momento constituye, principalmente, un acto de amistad y homenaje al amigo, al poeta y al maestro.

FICHA


De silencio y luz. Miguel Ángel Yusta. Prólogo de Joaquín Sánchez Vallés. Madrid, 2015. 78 páginas. [Esta tarde, a las 19.30, presentación en la FNAC en compañía de la editora Lidia López Miguel y el poeta y profesor Rosendo Tello Aína.]