Óscar Bribián: "Entiendo la novela negra como un vehículo para la crítica social"

Escritor y policía, publica ‘El sueño del depredador’, un turbador libro ambientado en la capital aragonesa.

El oscense Óscar Bribián trabaja como policía local en Zaragoza.
El oscense Óscar Bribián trabaja como policía local en Zaragoza.
Oliver Duch

En un control rutinario en una carretera de entrada a Zaragoza, la Policía para un coche en cuyo maletero encuentra varios animales y los instrumentos necesarios para desollarlos. Este es el punto de partida de ‘El sueño del depredador’ (Versátil Ediciones), novela con la que Óscar Bribián (Huesca, 1979) se adentra sin complejos en la novela negra. Muy negra. El autor trabaja como policía local en la capital aragonesa. 


¿Qué es ‘El sueño del depredador? Tiene muchas cosas…

Es un ‘thriller’ psicológico. Ofrece claves en forma de poemas, aparece en sus páginas una determinada temática oscura, hay personajes policiacos verosímiles pero contradictorios, y algún personaje incluso tiene un imaginario lovecraftiano y signos de psicopatía. Confluyen varias tramas, y una de ellas gira en torno a la aparición de un niño de 11 años que empieza a manifestar los primeros signos de sociopatía.


Uf, da un poco de miedo.

Es que la historia intenta trasmitir inquietud y se adentra en la psicología de las mentes criminales.


Usted ha dicho que la novela en parte está inspirada en hechos reales.

El libro arranca con una escena que es real: el descubrimiento, por parte de la Policía Local, de un coche con dos cerdos en el interior de su maletero, uno muerto y otro aún vivo, ambos apaleados a mazazos. Pero, a partir de ahí, yo he disparado la imaginación.


Zaragoza en una novela negra. Parece que es una tendencia ahora mismo.

No lo sé. A mí me gusta pintar una Zaragoza ‘negra’. En mis obras no incluyo nunca ambientes fantásticos sino bastante realistas. No ahondo demasiado en las descripciones de la ciudad, pero cualquier zaragozano reconocerá algunos lugares a lo largo de la obra. Más que retratar una ciudad, me interesan otras cosas. Entiendo la novela negra como un vehículo para la crítica social.


Ya, pero Zaragoza es una ciudad tranquila.

No se crea. Antes de ser policía local, me tocó trabajar durante casi tres años en la hostelería nocturna. Y trabajé en algunos sitios tranquilos y en otros sitios conflictivos en los que conocí a auténticos matones. Los clientes de los locales muchas veces no se dan cuenta de que hay una ciudad ‘subterránea’, que no conocen.


De portero de un local nocturno se tiene que aprender mucha psicología.

Ya lo creo, especialmente en los sitios más conflictivos. Si hay un grupo que quiere montar una pelea, tienes que ser muy hábil para evitarla sin un rasguño. En una ocasión, la gente que vio cómo gestioné una de estas pequeñas crisis llegó a aplaudirme incluso.


El suyo sí que es un currículo. Estudió Administración de Empresas y Relaciones Laborales, fue portero de locales nocturnos, lleva ocho años trabajando como agente en la Policía Local de Zaragoza y ahora, además, escritor.

A lo largo de mi vida he dado unos cuantos cambios tremendos y no me arrepiento de nada. Eso sí, cuando trabajaba de portero no decía a los compañeros que estaba estudiando en la Universidad. En ese mundillo, ser universitario se ve como un síntoma de debilidad, de flojera. Ingresé en la Policía Local y estuve un par de años patrullando en el barrio Oliver, un barrio tranquilo pero en el que suceden cosas. Más de lo que parece. Ahora estoy en las oficinas y es diferente. Llevo la portavocía con la prensa e inspección interna. Por mi trabajo, me he interesado siempre por la criminología, y todo lo que he leído y estudiado me ha servido para incorporarlo a este libro.


‘El sueño del depredador’ lo protagoniza una pareja de policías y, tal como están retratados, parece que sus aventuras van a seguir. ¿Habrá nuevas entregas con los mismos protagonistas?

Inicialmente no pensaba en ello, pero ahora estoy convencido de que seguiré. Es una pareja policiaca pero en ella se trasparentan otras cosas. Cada uno de ellos tiene sus propias contradicciones: el veterano, con problemas en su vida familiar, está tremendamente desengañado de la vida; su compañera, en cambio, es una subinspectora que acaba de ascender, una madre soltera con pasión por su trabajo. Cuando eres policía, y lo digo por experiencia, resulta muy difícil separar lo de fuera del trabajo de lo de dentro. Y la gente, muchas veces, ve más el uniforme que la persona que lo lleva. Me fastidia un poco que nos ‘cosifiquen’, que nos vean como objetos.


Su próxima novela no es policiaca...

Habrá más novelas de ese tono, pero la próxima tiene que ver más con el mundo de la hostelería. Me interesan muchos temas y, sobre todo, los personajes conflictivos, ya sean protagonistas o secundarios. Los personajes planos no son realistas: todos tenemos cosas que esconder. Me veo incapaz de escribir sobre policías extraordinariamente rectos, y eso que conozco a cientos de ellos. Mariano García