Nuria Espert: "El deseo de ligar con el público desde el escenario sigue vivo en mí"

Desde su madurez la actriz sigue asumiendo retos y presenta en el zaragozano Teatro de las Esquinas la obra ‘La violación de Lucrecia’, en la que da vida a los tres personajes del poema de Shakespeare

Nuria Espert, ayer en Zaragoza, desprende fuerza y energía tanto sobre las tablas como en una rueda de prensa.
Nuria Espert: "El deseo de ligar con el público desde el escenario sigue vivo en mí"
Oliver Duch

Con una de las trayectorias más brillantes de la escena española, Nuria Espert (Hospitalet de Llobregat, 1935) no necesita exaltaciones, pero ella no ceja en intentar superarse a sí misma. Y lo hace en la obra con la que hoy y mañana se sube al escenario del zaragozano Teatro de las Esquinas, ‘La violación de Lucrecia’, basada en el poema de William Shakespeare y de la mano de Miguel del Arco. Durante 75 minutos se desdobla en todas las voces del sangriento poema (la joven Lucrecia ultrajada, el marido de ésta y el violador), en el que se narra la violación y suicidio de la esposa de Colatino, crimen que precipitó la llegada de la República a la Antigua Roma. Cuando se estrenó en 2010 se tildó de proeza.


‘La violación de Lucrecia’ es un auténtico ejercio interpretativo, que exige sabiduría a la vez que una fuerza casi juvenil, ¿cuál es su secreto?

Tengo la salud y la memoria necesarias, y eso no es un mérito mío, es un regalo que te hace la naturaleza. Y después, eso ya sí, el entusiasmo, esa palabra tan bonita, sentir el entusiasmo por lo que haces, como si cada día fuera el más importante porque esa gente que te va a ver quizá no te vea nunca más y quieres enseñarle todo lo que has aprendido y sabes, quieres satisfacer, quieres, eso que se dice tanto ahora, ligar con el público desde el escenario, y ese deseo no ha muerto en mí, sigue vivo.


Se ha encontrado con Shakespeare muchas veces, ha hecho hasta de Hamlet y Próspero. Medea es otro de sus hitos interpretativos. ¿Qué le ha aportado Lucrecia?

Es uno de los trabajos que he hecho más difíciles, pero que también me ha dado más satisfacciones, porque me ha permitido experimentar la conexión entre el público y Shakespeare, que no yo. En ‘Medea’, suponiendo que tengas las facultades y que sea tu tesitura dramática trágica, tienes que bucear en ella y en esta propuesta lo haces en cada uno de los personajes. La narradora es un hilo de seda, alguien que está mirando lo que pasa en el escenario y se queda h orrorizada, como si fuera una espectadora inocente. Eso es lo que hay de nuevo novísimo, no es una narración y van pasando cosas, sino que la persona que estaba sentada y tenía el libro en la mano, lo cierra y todo se despliega delante de sus ojos. No puede evitar tomar partido, tomar parte, horrorizarse, temer, tratar de impedir, todo eso es muy complicado de mostrar y que llegue al espectador.


Cuando vio el texto Miguel del Arco lo comparó con un guión de cine de Tarantino. ¿Es Shakespeare tan contemporáneo? 

¡Por Dios!, cada día más. Es impresionante, ahora estoy sumergida en la preparación de ‘El rey Lear’, y te aseguro que conociéndolo de sobra y habiéndolo visto interpretar maravillosamente varias veces, al encontrármelo como mi futuro trabajo y hacer con él ese abc de los actores, descubres que es tremendamente actual. Shakespeare es el canon universal de la literatura absolutamente por encima de todo lo que el mundo ha sido capaz de escribir hasta ahora. Y cuando tienes la osadía de acercarte mucho, la figura crece y crece y te sientes más temeroso.


En ‘El rey Lear’ interpreta otra vez un personaje masculino, ¿le gusta romper moldes?

Por lo visto, sí. Me interesan las ofertas excitantes como esta, que es lo que tiene que ser lo que me propongo, no una una buena oferta, sino una propuestas excitante, algo que me dé temor, que me tenga inquieta y me preocupe. Eso es lo que me gusta.


A estas alturas, ¿le queda algo que hacer sobre las tablas?

Yo espero que muchas cosas, la verdad. Al crear nuestra compañía siendo tan jóvenes (era 1959) y poder elegir yo mi repertorio y quién me dirigía, lo que he querido hacer lo he hecho. Lo que pasa es que hay cosas que no he hecho que me gustaría, pero no se puede hacer todo. No cabe todo, ni siquiera en una carrera tan larga como la mía.


¿Qué opinión le merece la situación actual de esa industria cultural en la que usted fue pionera?

Es una vergüenza tremenda lo que están haciendo. El Gobierno sabe bien lo que está haciendo con sanidad, con educación, allí hay una consciencia de lo que se cargan y cómo se lo cargan. Pero el ministro Wert habla con tal desprecio de nosotros y del mundo de la cultura... Es tan despectivo que ni siquiera es intencionado, es pisotear una cosa que no le importa absolutamente nada.


Nació en Hospitalet y lleva más de tres décadas en Madrid, ¿cómo ve el asunto Cataluña-España?

Yo siempre he creído que los catalanes eran inteligentes y con muchas ganas de progresar y pienso que no es posible que se equivoquen tanto y tan visiblemente. Espero que esa sensatez que han demostrado tantas veces tome las riendas de este asunto.