Pasión teatral de tres mujeres

Anoche, bajo la dirección de Blanca Resano, se rindió homenaje en el Principal a Pilar Delgado, Pilar Laveaga y Pilar Doce y al teatro aragonés en general.

I Gala Homenaje Mujeres en la escena de Aragón
Pasión teatral de tres mujeres
Laura Aranga

Pilar Delgado (1933-1997), Pilar Laveaga (1945) y Pilar Doce (1933) son tres pilares del teatro en Aragón. Y no están ni han estado solas. A ellas, a su magisterio, a su vitalidad, se sumaron otras Pilares, entre ellas la finada Pilar Molinero, muy presente a lo largo de la noche en la I Gala Homenaje Mujeres en la escena de Aragón, y otros muchos actores y actrices y creadores teatrales. Ellas fueron emprendedoras, empresarias, mujeres para todo en la escena, lucharon contra viento y marea y forjaron espectáculos, compañeros de viaje, sueños y rebeldías.


Adriana Oliveros, periodista de 'El Periódico de Aragón' y conductora de 'Por amor al arte' de Aragón Televisión, presentó una función eminentemente teatral que contó con el guión de Susana Martínez y con una selección de textos que, en algún momento de su carrera, interpretaron las homenajeadas y que fueron leídos y representados por el grupo Plataforma de Actrices para la Escena. Sus nombres son Minerva Arbués, Chati Calvo, Inma Oliver, Amparo Luberto, Inma Chopo, Ana Marín, Marilés Gil, Amor Pérez Bea, Marisa Nolla, Mari Galindo, Carmen Marín, Laura Plano; a ellas se les sumaron María José Moreno y Jos Martínez, y los jóvenes actores Juan Turmo y Beatriz Serrano.


Entre otros textos, se representaron fragmentos de 'Milagro en el mercado viejo' de Osvaldo Ragún, 'La dama boba' de Lope de Vega, 'Las Bernardas', una adaptación de 'La casa de Bernarda Alba' de Lorca, 'Bodas de sangre' de Lorca, cuyo montaje del Teatro de la Ribera, que dirigió Mariano Anós, acabó siendo de lo más recordado y glosado, 'Lisístrata' de Aristófanes y 'La plaza' de Carlos Goldoni.


Distintas personalidades del teatro y la cultura evocaron a las tres actrices. Francisco Ortega, actor, profesor y director teatral, arrancó su discurso buscando a la mujer de blanco, Pilar Doce, acompañada siempre de un hombre negro (su marido Carlos Vega), y a través de ella reivindicó la profesión; Ortega coordina una monografía sobre Pilar Laveaga que publicará en breve el sello Arbolé.


La escritora Magdalena Lasala conoció a Pilar Delgado y a Pilar Laveaga en su época de actriz y de autora teatral: a través de esos recuerdos y de los personajes que habían encarnado las tres Pilares hilvanó su intervención que incluyó un poema de elogio a la profesión de actriz. El escritor y bibliotecario Javier Delgado evocó, a la luz de los apuntes que había tomado en el móvil, a la 'Perina' Pilar Laveaga. La definió como “una intelectual, solidaria, que estaba con las minorías y con los de abajo y como una mujer original con la que discutía mucho y con la que aprendía siempre”. Lo reprendió en una ocasión por cómo trataba a su hija. Javier la interpeló: “¿Pilar, cómo vas a saber cómo se trata a una hija si nunca has tenido hijos?”. Pilar tuvo una salida ingeniosa: “Sí lo sé porque he sido hija”. Enferma desde hace más de un lustro, Delgado reveló uno de los secretos más enternecedores de la sesión: la mujer que cuida a Pilar Laveaga, “con la dignidad que se merece, anda por ahí, en el patio de butacas, y se llama Trinidad Cantín”. Trinidad, protegida por la oscuridad, recibió prolongados aplausos. Marga Escudero explicó sus años con La Taguara, la compañía de Pilar, y le agradeció sus enseñanzas y su cariño.


Pilar Ariza, programadora teatral, abordó la presencia de la mujer en el teatro y se centró, al final, en Lavega, Delgado y Doce; Esteban Villarrocha, director de Arbolé, exaltó su entusiasmo, su compromiso y su capacidad para liderar proyectos. Mariano Anós, compañero durante años de Pilar Laveaga y cofundador con ella y con su hermano Javier de la compañía La Ribera, recordó que Pilar Delgado y Pilar Doce no habían estudiado teatro; con todo hicieron una carrera espléndida. Anós recordó que había visto a Pilar Delgado, enferma de cáncer, vomitando en el baño y cinco minutos más tarde daba vida a su papel con entereza, convicción e inspiración.


Benito de Ramón se acercó a la Escuela Municipal de Teatro, que dirige, y Ana Pavía, presidenta del Sindicato de Actores y Actrices, reivindicó, a través de su labor, la dignidad del actor, sin obviar algunos asuntos personales, en los que también incurrió Félix Martín, actor y director, que trabajó con las tres. Blanca Resano explicó las razones del homenaje, recordó a la fallecida Pilar Molinero y llamó a Pilar Doce al escenario, que acudió “con un joven galán” y en silla de ruedas. Presa de la emoción, Doce resaltó el trabajo de Pilar Laveaga y Pilar Delgado, “muy importante”, y dio las gracias a todos: “No cito a nadie por temor a que me deje a alguien en el olvido y sería peor”. Estaba muy feliz. Había tenido razón Paco Ortega en el arranque de la gala: la actriz, de 81 años, “está más guapa que nunca”. Más guapa, más feliz y más identificada con la pasión por el teatro.


El acto, que duró algo más de dos horas y contó con unos 500 asistentes, tuvo matices críticos, atraviesa la escena un momento especialmente desesperado (en ese diagnóstico coincidieron Anós y Villarocha, entre otros), y estuvo salpicado por distintos vídeos donde se veían trozos de representaciones y de entrevistas. En una de ellas, Pilar Laveaga se disculpaba por no hacer acto de presencia y agradecía el gesto. No se refería al acto de anoche, pero lo parecía. Seguro que le habría encantado estar en el Teatro Principal: saberse tan recordada y tan querida. Las tres Pilares, pero no solo ellas, han sido decisivas en la aventura teatral de Aragón a lo largo de medio siglo.



Fotogalería del acto en el Teatro Principal