«Tahrirha sido secuestrada»

El golpe militar ha dejado en el aire el sueño revolucionario del elenco de ‘The Square’, la primera película egipcia nominada a los óscar y dirigida por Jehane Noujaim

La cineasta egipcia Jehane Noujaim, en una foto promocional.
«Tahrirha sido secuestrada»
Colpisa

Cuando en enero de 2011 Jehane Noujaim regresó apresuradamente a Egipto cámara en mano no sabía que, tres años y medio después de empezar la película que mejor ha reflejado los sueños y aspiraciones de la revolución, seguiría editando y añadiendo metraje a una historia que parece interminable. 


Hoy, sus protagonistas, que saborearon las mieles de la libertad y sobrevivieron a 18 días que cambiaron la historia del país, "se encuentran exhaustos y muy deprimidos", reconoce la cineasta. Es posible que ‘The Square’ (La plaza), la primera película egipcia nominada a los Óscar, no se hubiera podido filmar hoy día en un Egipto que ha regresado a los peores tiempos de la represión. "A Ahmed Hassan, uno de los protagonistas, le acaban de despedir. Sanaa Seif, una de las ayudantes de edición, ha sido detenida por manifestarse pacíficamente. Magdi Ashur tuvo que esconderse y pasar un tiempo fuera de casa (durante la campaña de arrestos de miembros de los Hermanos Musulmanes)". Jehane hace recuento del que se ha convertido en uno de los años más difíciles para los héroes de este documental.


Condensar en un par de horas lo que ha sucedido en Egipto en los últimos tres años parece una empresa imposible. Regímenes que caen y otros que se levantan, constituciones y parlamentos, elecciones que, como un bucle melancólico, se repiten y repiten. En lo más profundo de los corazones de sus protagonistas, la tormenta de emociones ha sido aún más intensa. Acariciar con la punta de los dedos los sueños para perderlos de un mazazo, despertar la conciencia política para darse cuenta de que las autoridades siguen prefiriendo ciudadanos dormidos. 


Jehane, que se crió a pocos minutos de Tahrir, quiso relatar el alma de una revolución a través de sus constructores. "Sabía que tenía que estar allí y que, si quería contar la historia, tenía que encontrar personajes convincentes, carismáticos e inspiradores", explica por teléfono desde Montreal, donde trabaja en su próximo proyecto. "Empecé a buscar personajes rápidamente y conocí a todos los que salen en la película en los primeros días" en la plaza de Tahrir, donde también encontró al equipo, señala Jehane. El soñador Ahmed, el islamista Magdi, el músico Rami Essam o el actor Jaled Abdala, de muy diversa procedencia, acabaron forjando una intensa relación que consigue ir más allá de las ideas políticas para entenderse como seres humanos. Hoy Jehane sigue en contacto "casi diario" con todos ellos.


Las 1.600 horas de grabación, que se recogieron a lo largo de más de tres años y que documentaron el derrocamiento de Hosni Mubarak, los enfrentamientos entre manifestantes y militares, o el ascenso y posterior caída de los Hermanos Musulmanes, no estuvieron exentas de peligros. Jehane fue detenida, todos en el equipo sufrieron los efectos de los gases lacrimógenos y sintieron el silbar de las balas de cerca. "No fue fácil filmarlo", admite la directora, "pero todos sentimos que estábamos grabando algo que era muy útil. Algo hermoso

En cada uno de los personajes vimos el futuro de un Egipto que anhelábamos, que respetaba la diversidad, las diferencias de opinión, la libertad de expresión. El equipo no habría podido grabar en circunstancias tan difíciles si no sintiéramos que estábamos viviendo algo que era tan hermoso y que no queríamos que desapareciera".


Es posible que la plaza de Tahrir, el lugar que abrió la idea a los egipcios de que podían tener una identidad política, "uno de los lugares más hermosos, llenos de optimismo, aunque también de oscuridad a veces", describe Jehane, nunca vuelva a ser el que fue. Desde hace un año, las autoridades solo permiten celebrar al nuevo gobierno en el ágora que vio caer a Hosni Mubarak y que sufrió la represión militar. "Tahrir ha sido secuestrado", se queja Jehane, "pero esas hermosas imágenes de gente expresándose libremente, reuniéndose en la plaza y observando una visión diferente de Egipto, eso no va a desaparecer. Quedó en los corazones y las mentes de cada joven egipcio y quizás va a hacer falta encarcelar a toda una generación para ver un cambio real".


Filmar en Egipto ahora mismo "se ha vuelto muy difícil", admite la directora, que en 2007 comenzó a documentar el movimiento de protesta en su país. "La plaza ya no está activa ni existe la posibilidad de usar un sitio público de la misma forma. Pero tenemos muchas grabaciones que no usamos y estamos pensando en actualizar la película", adelanta. 


La cinta actual, que los egipcios han tenido que ver a través de Youtube o gracias a descargas ilegales –la censura primero, y el temor de los distribuidores a exhibir una cinta crítica con las autoridades militares, han evitado que se proyecte en cines– ya es una modificación de la primera versión que se presentó en el Festival de Sundance y que recibió el premio del público. El fin de la historia no ha llegado, y Jehane confía en que ‘The Square’ todavía puede tener otro final.