Investigan en Foz Calanda uno de los alfares íberos más completos

Decenas de personas recorrieron ayer este yacimiento, que habitualmente está cubierto y protegido

El yacimiento se mostró ayer, por primera vez, en unas visitas guiadas por los expertos.
Investigan en Foz Calanda uno de los alfares íberos más completos
J. A. Benavente

El municipio bajoaragonés de Foz Calanda podría albergar uno de los yacimientos íberos más relevantes en cuanto a su dimensión y al buen estado de conservación de las antiguas estructuras de adobe.


Se trata de los restos del Mas de Moreno, donde se ubicaba un antiguo alfar con al menos ocho hornos que estuvo en actividad desde el año 250 antes de Cristo hasta el año 30 antes de Cristo, aproximadamente. Durante estos días, dos investigadores de la Universidad de Burdeos Montaigne han continuado con las excavaciones que se inciaron en la zona en 1995 y han dado a conocer que podría ser prácticamente único. Ayer, y ante la expectación que han suscitado los trabajos, el grupo de expertos celebró una jornada de puertas abiertas para decenas de interesados, que además conocieron los detalles de la excavación gracias a una visita guiada por los restos. Fue una ocasión única de observar este lugar que, el resto del año, permanece cubierto y protegido. 


Según el arqueólogo Alexis Gorgues, codirector de la investigación, "no se conservan antiguos hornos como el de Mas de Moreno de Foz Calanda porque la mayoría de restos de esta envergadura se ha destruido con el paso del tiempo". Se trata de edificaciones de adobe, muy vulnerables a las condiciones climáticas adversas y a prácticas agrícolas posteriores al periodo íbero-romano. El antiguo alfar de Foz Calanda permitirá investigar detalles más concretos sobre la tecnología que utilizaban los íberos asentados en el Bajo Aragón, también denominados como ositanos, en la elaboración de utensilios cerámicos.  


Gorgues reconoció que los investigadores sospechan que la técnica íbera de elaboración cerámica podría ser mucho más avanzada que la de otras civilizaciones pre-romanas como la griega. "Los íberos utilizaban un material de excelente calidad que cocían a la temperatura adecuada, por lo que su cerámica podría demostrarse como más avanzada que otras de civilizaciones contemporáneas", apuntó Gorgues. El arqueólogo añadió que "la característica que les falta a las vasijas y otros enseres de los íberos es la decoración propia de otras culturas, pero es algo que no resta relevancia a las técnicas empleadas". 


El equipo de investigadores desveló ayer que para contemplar el yacimiento íntegro al descubierto todavía deben trabajar durante 10 años más. La lentitud con la que se dan a conocer los detalles de los restos íberos en el Bajo Aragón se debe al nulo presupuesto que existe actualmente para investigación, condición que motiva que solo se puedan llevar a cabo modestas excavaciones durante un breve periodo de tiempo en verano. El futuro del yacimiento de Foz Calanda está ahora en manos de la Unión Europea, institución a la que se ha solicitado una subvención para agilizar el proyecto. Mientras, los investigadores deberán cubrir todos sus hallazgos una vez regresen a Burdeos para evitar que los restos que han salido a la luz durante estos días se deterioren a lo largo de los meses de invierno.  Siglos de auge productivo

"La historia de los movimientos de población en el Bajo Aragón a partir de los íberos ha determinado las características de estos pueblos", explicó en la jornada de ayer el gerente del Consorcio Íberos del Bajo Aragón y codirector de las excavaciones, José Antonio Benavente.


Todo apunta a que los poblados prehistóricos bajoaragoneses eran prósperos y albergaban una gran actividad. Sin embargo, la situación en la zona cambió en la época imperial romana, cuando los ejes de comunicación se establecieron en Tarragona y Zaragoza. Fue una condición que causó el declive de la riqueza en zonas como Foz Calanda y obligó a sus habitantes a emigrar. Se trata de un contexto que refleja la realidad actual del Bajo Aragón.