Los familiares y amigos de María de Ávila le dan el último adiós en Zaragoza

Una misa funeral en la iglesia de Santa Engracia, último adiós a la profesora.

Funeal por Maria de Avila
Funeal por Maria de Avila_2

Familiares, allegados y admiradores de la maestra de la danza María de Ávila han dado su último adiós a la bailarina en una misa funeral en la Basílica de Santa Engracia, en el centro de Zaragoza, ciudad donde vivió durante más de sesenta años.


La lluvia comenzaba al mismo tiempo que la misa en la que decenas de personas se han dado cita para celebrar la homilía oficiada por el párroco Julián Díez, concelebrada por el sacerdote José Antonio García y presidida por el deán del Cabildo Metropolitano de Zaragoza, Manuel Almor. "Generosa embajadora del arte sin fronteras" ha calificado Julián Díez, a la maestra de bailarines María de Ávila. 


"Si hay vidas en la siguiente también bailaré" ha rememorado Julián Díez en referencia a las palabras que María de Ávila pronunció en vida y que para el párroco de Santa Engracia denotan que "es un sentimiento de que la vida continúa, que no se acaba. Es algo humano y lo reclama nuestra condición".


En su homilía ha añadido que "tenemos el destino de eternidad" para aseverar que "hay muchas moradas junto a Dios" y ha concluido el retrato de María de Ávila al subrayar que "era amor y tenía en el alta estima el amor a su familia y a su profesión".


Numerosas autoridades, familiares y amigos


El acto ha contado con la presencia de artistas y exalumnos de la bailarina como el internacional Miguel Ángel Berna; Patsy Kuppe-Matt, actual director del extinto Ballet de Zaragoza; el director musical del Ballet Nacional cuando lo dirigía María de Ávila, Jorge Rubio; el primer bailarín de la compañía y ex alumno Amador Castillo; la también exdiscípula María de los Ángeles Bescós; la directora del Conservatorio Superior de Danza de Madrid 'María de Ávila', Virginia Valero; la bailarina aragonesa Arantxa Argüelles; Víctor Jiménez, director de La Mov de Zaragoza,; el exdiscípulo y bailarín zaragozano Antonio Almenara y la bailarina Ingrid Magrinyá, entre otras. 


También se han acercado al acto autoridades como Dolores Serrat, Consejera de Educación, Universidad, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragon; Gustavo Alcalde, delegado del Gobierno de Aragón; Humberto Vadillo, director general de Cultura; Juan Alberto Belloch, alcalde de Zaragoza; Jerónimo Blasco, consejero municipal de Educación, Cultura y Medioambiente del Ayuntamiento de Zaragoza; Eloy Suárez, portavoz del Partido Popular en las Cortes de Aragón y el concejal del PP Jorge Azcón


El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, ha manifestado que María de Ávila "era una artista de los pies a la cabeza. Impresionante", ha resumido, pero además ha añadido que "en su caso tiene un aspecto de maestra porque enseñó a generaciones enteras a crear escuela en Zaragoza".


Belloch ha agregado que "es un caso nada frecuente porque fue una artista y después maestra de artistas creando una escuela de ballet a nivel mundial".


A su parecer, "Zaragoza le debe muchas cosas y espero que en los próximos meses seamos capaces de comprometernos en iniciativas para que el legado de María de Ávila permanezca", han confiado. 


El director musical del Ballet Nacional cuando lo dirigía María de Ávila, Jorge Rubio, ha contado a los medios de comunicación que "éramos íntimos amigos e hicimos multitud de actuaciones y giras".


Emocionado ha relatado que "era fantástico trabajar con ella porque tenía las ideas clarísimas y además de trabajar dejaba trabajar" para recordar que "llegamos hasta Australia".


Jorge Rubio ha remachado que "no he conocido a ningún otro. El único que se ha dedicado a crear escuela y a enseñar es Víctor Ullate" ha destacado.


A su parecer, "no ha suficientemente reconocida a nivel nacional" para lamentar que "no se le ha hecho caso cuando ha creado una escuela enorme de bailarines que han triunfado por todo el mundo" como Trinidad Sevillano, o Arancha Argüelles, entre otras y ha enfatizado que "los ballets nacionales, con ella, llegaron a un nivel y éxito único allá donde actuaron, que no se ha vuelto a repetir".


El que fuera alumno, Amador Castillo, ha expresado que con el fallecimiento de "Lola" --como se la conocía en este ámbito-- "estamos pasando una de las páginas más importantes de la historia del ballet en España" y ha remachado que "ha dejado un legado que sigue vivo de verdad".


Amador Castillo ha querido destacado que "ella ha luchado siempre porque se reconozca, de verdad, el ballet en nuestro país y creo que desde la administración se debe luchar más y evitar así el exilio de nuestros alumnos". 


La ex alumna de María de Ávila, María Ángeles Bescós, quien fue bailarina del Royal Ballet de Londres, "gracias a ella", ha dicho que "para mí lo ha significado todo porque nuestra formación total se hace en el estudio". Tras recordar que "nos inculcó ese amor y disciplina por la danza y esa entrega total, su desaparición es irreparable".


Muy crítica, Bescós ha sentenciado que "para nada ha sido suficientemente reconocida" para comparar que ante la desaparición del guitarrista Paco de Lucía "otro grande, la diferencia es abismal" y aunque ha precisado que el artista andaluz "se lo merecía todo" ha lamentado que "en el ámbito de la danza, donde todo está relacionado con ella, creo que el reconocimiento institucional y nacional se han quedado a años luz de lo que ella se merecía".


Un último adiós


Al fondo de la iglesia se había colocado un libro de firmas para que discípulos, amigos y autoridades plasmasen sus últimos deseos y mensajes de agradecimiento en honor a la gran dama de la danza. Muestras de cariño y respeto hacia María de Ávila, plasmadas en mensajes como: "Siempre estarás descansando en nuestros corazones" o "Vengo en representación de nuestra hija, que ahora está en Londres dedicándose a la danza gracias a tí". 


María de Ávila, la gran dama de la danza clásica en España, falleció el pasado jueves día 27, a los 94 años y, tras dos días de velatorio en su casa, fue enterrada el pasado sábado en el cementerio de la capital aragonesa en la más estricta intimidad.


Al finalizar la misa, en el exterior de la basílica, una treintena de alumnos del Estudio de Danza 'María de Ávila' en Zaragoza- dirigida por su hija, Lola-  han soltado unos globos rosas y blancos en honor a la bailarina, al grito de "Buen viaje". Los admiradores, allegados y familiares de María de Ávila dan su último adiós a esta mujer, quien tenía una salud muy frágil desde hacía unos años y que ya llevaba un tiempo retirada de la escena pública.


Una vida dedicada a la danza


María de Ávila fue primera bailarina del Teatro del Liceo con 19 años, falleció en su casa en la capital aragonesa, acompañada de su hija, Lola, y de sus nietas.


María de Ávila nació en Barcelona en 1920 y hace sesenta años creó una escuela de danza en la capital aragonesa, donde se han formado algunos de los bailarines españoles más reconocidos en el mundo, como Víctor Ullate, Ana María de Gorriz, Cristina Miñana, Arantxa Argüelles, Ana Laguna, Trinidad Sevillano, Muriel Romero o Antonio Castilla, entre otros.


Durante estos días ha recibido el reconocimiento de los profesionales españoles de la danza y de las autoridades aragonesas. Su hija, Lola de Ávila, declaró que "la danza en España, sobre todo la clásica, tiene el nombre de María de Ávila".


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