Tristeza en el mundo de la danza y de la cultura

Tamara Rojo, Miguel Ángel Berna, Arantxa Argüelles o Aída Gómez recuerdan a la artista.

La española Tamara Rojo, directora del English National Ballet (ENO), lamentó la muerte a los 94 años de la bailarina María de Ávila, a la que calificó como la "raíz" común de la danza en España.


"Ella fue la madre del ballet clásico en España. Todas las escuelas de importancia salieron de ella, es la raíz que nos une a todos y la voy a echar mucho de menos", señaló a Efe Rojo, que combina el cargo de directora de la compañía nacional inglesa con el papel de primera bailarina.


La española subrayó que la muerte de María de Ávila en su casa de Zaragoza supone una "gran pérdida para el ballet clásico en España".


De Ávila, nacida en Barcelona en 1920, fue la fundadora de una escuela de danza clásica en 1954 por la que pasaron algunos de los bailarines más reconocidos del país, entre ellos Víctor Ullate y Arantxa Argüelles.


"Yo la conocí y hablé con ella, aunque no fui una de sus alumnas directas", recordó Rojo, que subraya que el ejemplo de la que fue directora del Ballet Clásico Nacional y Medalla de Oro de Bellas Artes en 1989 es una "inspiración" para su labor diaria.


"Como directora artística, lo que ella logró con el Ballet Clásico Nacional y con su escuela, en tan poco tiempo y con tan pocos medios, es para mí una inspiración todos los días", subrayó la española.


"Aunque últimamente no tenía contacto con ella, siempre fue un punto de inspiración para mí", afirmó Rojo, de 39 años, que llegó a Londres hace más de dos décadas y dirige desde abril 2012 la compañía inglesa de ballet. 


Miguel Ángel Berna: "Ha dejado un gran legado y eso se ve en sus bailarines" 

El bailarín internacional Miguel Ángel Berna (1968, Zaragoza) ha destacado que la maestra de la danza María de Ávila, "ha dejado un gran legado" y ha añadido que "eso se ve en la calidad de los bailarines" que han surgido de su escuela.


Miguel Ángel Berna, fundador de la compañía Danza Viva y que ha participado en más de un millar de festivales de jota, ha expresado el cariño y respeto que guarda por María de Ávila, al igual que María lo hizo siempre por él. María de Ávila era bastante mayor que Miguel Ángel Berna y por eso no pudieron "compartir muchas cosas".


Sin embargo tuvieron una "gran relación", principalmente porque María de Ávila en su "etapa de joven bailó muchísimo la jota" y siempre mostró un gran respeto por esta disciplina, que "entendió perfectamente".


Ha reconocido que, para él, fue una sorpresa "descubrir" esta faceta de María de Ávila, en el sentido de que había trabajado con el folclore y con la que participó en festivales en Zaragoza.


El bailarín también se ha referido a la calidad personal de esta mujer, que fue "una gran señora" y una persona que "nunca quiso entrar en polémicas".


Por último, ha destacado el hecho de que María de Ávila decidiera estar una gran parte de su vida en Zaragoza donde, a su juicio, no ha estado tan reconocida como en Madrid, donde hay un conservatorio con el nombre de la maestra de la danza.

Aída Gómez: "Tenía un olfato especial para los talentos"


La bailarina y coreógrafa Aída Gómez, que conoció y trabajó con María de Ávila al inició de su carrera en el Ballet Nacional de España (BNE), considera que la fallecida "tenía un olfato especial para descubrir talentos".


Y cita a Joaquín Cortés, Antonio Canales, Lola Greco, Antonio Márquez, Trinidad Sevillano o Arantxa Argüelles. "A mí me hizo primera bailarina", recuerda Gómez, que entonces tenía "dieciséis o diecisiete años".


Triste por la pérdida de María de Ávila, Gómez considera que con ella el Ballet Nacional de España, en cuya dirección sustituyó a Antonio, vivió "una etapa muy brillante, muy interesante. Todavía vive de esa gestión".


"Tenía muy claro lo que tenía y quería hacer. Eligió muy bien a los coreógrafos (Mariemma, Alberto Lorca,...), la imagen que debía dar el Ballet dentro y fuera de España, la necesaria proyección en el extranjero...", afirma Gómez, quien recuerda hoy que con María de Ávila fueron al Metropolitan de Nueva York y les "subió a la cima".


Gómez, que dirigió el BNE entre 1998 y 1999, destaca de María de Ávila su fuerte personalidad, "no se callaba nada", que era "trabajadora, muy trabajadora, y espectacular en el trato humano. Podía parecer fría, pero era muy cálida, estaba muy pendiente de los artistas. Era también muy culta".


Arantxa Argüelles: "Su vida era la danza"


La vida de María de Ávila era la danza y a ella consagró toda su vida, recuerda en declaraciones la que fue la más precoz de todas sus alumnas, Arantxa Argüelles (Zaragoza, 1970), a la que se llevó al Ballet Nacional de España (BNE) cuando solo tenía 13 años.


"Es una pérdida para todos. Era una gran maestra en una época en la que había muy poco de danza clásica. Era una persona muy disciplinada, que nos exigía mucho, pero a la vez trasmitía la pasión que sentía y siempre acababa siendo algo placentero", afirma.


Empezó a estudiar con ella en la academia que tenía en Zaragoza con 4 años y cuando la nombraron, en 1983, directora del Ballet Nacional de España (BNE) y del Ballet Nacional Clásico -la actual Compañía Nacional de Danza (CND)- se la llevó a Madrid, convirtiéndola en la bailarina más joven que nunca ha tenido esa formación.