Tesoros escondidos en el fondo de... la piscina

Dos historiadores zaragozanos han creado una empresa de divulgación arqueológica que replica un barco hundido pero esta vez en agua dulce.

Esquema de la actividad
Esquema de la actividad



Sumergirse en una piscina y encontrar tesoros perdidos de un barco naufragado hace miles de años será posible en Zaragoza gracias a la iniciativa de dos aragoneses.


Andrés García, de 29 años y natural de Novillas junto a Héctor Conget, 33 años y de Zaragoza capital, se han lanzado a la búsqueda del tesoro del Uluburun. Ambos son licenciados en Historia por la Universidad de Zaragoza y se conocieron haciendo un curso de doctorado donde coincidieron en su pasión por la arqueología.


El Uluburun fue un barco que se hundió en el año 1300 a.C. con diez toneladas de lingotes de cobre con la forma de vellocinos o pieles de buey frente a las costas del sur de Turquía. Quedaron enterrados bajo las aguas cientos de objetos exóticos que el Institute of Nautical Archaeology de Texas excavó desde el año 1984 hasta 1994. El Uluburun se convirtió así en uno de los hitos de la arqueología subacuática y es el naufragio más antiguo hallado en el Mediterráneo.


El proyecto de estos dos zaragozanos se basa en acercar la arqueología submarina de una forma didáctica y experimental a todos los públicos, mostrando además las claves para entender el mundo prehistórico y los estudios que se encargan de la época.


Con una réplica desmontable del famoso pecio sumergida en cualquier piscina disponible los participantes además de bucear en busca de tesoros prehistóricos deben analizar y catalogar todo lo recogido perteneciente a la Edad del Bronce.


Crowfunding para el salto inicial

Para darle el empujón definitivo al proyecto y financiar la construcción de la réplica del Uluburun estos dos emprendedores optaron por acudir al micromecenazgo o 'crowfunding' a través de la página Verkami.


Gracias a 120 generosos mecenas lograron los 9.000 euros que necesitaban alcanzando en la fecha prevista un total de 9.219 euros. El próximo 10 de febrero un escultor de la Puebla de Alfindén comenzará la construcción de la réplica basada en las imágenes y planos proporcionadas por la Universidad de Texas.


Estos dos jóvenes esperan que el proyecto pueda empezar a navegar para finales de junio. "Algunas de las recompensas de los mecenas consisten en participar en las actividades en julio de este año, así que final de curso sería una buena fecha", explica Héctor.


Su idea es comenzar en Zaragoza y alrededores para evitar grandes gastos en transporte. "Pero en cuanto estemos rodando ya hay gente interesada en otras comunidades", añade. "Trabajaremos en cualquier piscina donde nos dejen aunque en las municipales la cosa está muy estricta. Hemos optado por contactar con colegios y centro deportivos privados que quieran participar y además abrir sus instalaciones a otros", cuenta Héctor. Entre los interesados se encuentran centros como Stadium Venecia o colegios como Marianistas, o el Británico de Aragón, uno de sus más importantes mecenas.


Actividades bajo el agua

Una vez instalada la réplica en una piscina las actividades se distinguen según la edad de los participantes.




En general la propuesta se divide en tres zonas de trabajo, según explican sus promotores. "Primero se reproduce un vídeo sobre la acumulación de materiales del Uluburun, después se pasa a la piscina donde se rescatan los tesoros y, por último, una lancha hinchable les traslada hasta la zona de laboratorio donde deben encuadrar los materiales en su cultura y en su época", concretan.


"Es una forma de recrear el método arqueológico de forma didáctica y experimental, los retos se adaptan a las edades y los grupos se dividen en equipos que deben resolver un enigma", cuenta Héctor. "Además de aprender sobre arqueología trabajan en equipo, y hacen también educación física y parte de geografía e historia, es una actividad que combina varias ramas", insiste.


"La gente desconoce o no entiende cómo es nuestro trabajo sobre civilizaciones tan antiguas, ademas queremos reivindicar un poco las culturas prehistóricas que no son solo de taparrabos, eran bastante evolucionadas", concluye Héctor.