Aventuras de verano / 39

"Ser capellán de Torrero es aportar la esperanza a la desesperanza"

Fernando Vallejo es capellán de Torrero, pero también un poeta muy activo en las redes sociales, donde publica sus textos y reflexiones sobre Zaragoza.

Fernando Vallejo.
"Ser capellán de Torrero es aportar la esperanza a la desesperanza"

Fernando Vallejo Agreda es sacerdote y capellán de Torrero. Le apasiona la cultura: ultima su poemario ‘Rompiendo el agua’ y es muy activo en las redes sociales, donde publica textos líricos, observaciones o reflexiones sobre Zaragoza y sus contradicciones.


-¿Qué significa ser capellán del cementerio de Torrero?

Capellán del cementerio de Zaragoza es una de las situaciones más humanas, difíciles y reconfortantes que me ha ocurrido en la vida. Significa encontrarte con el hombre, el dolor y la muerte. Significa encontrarte con el dolor en cada rostro. Significa atravesar los umbrales de la esperanza. Es algo que nunca pensé pero está forjando mi vida. Ser capellán del cementerio es aportar la esperanza a la desesperanza. Es saber recoger las lágrimas de cada hombre y de cada mujer. Es dibujar un puente hacia el infinito.


-¿Qué relaciones se dan en ese ámbito?

Multifacéticas. El cementerio es un cosmos personal. Nadie es igual, ni si quiera el dolor de nadie es igual. Solamente sé que tanto dolor y tanta muerte están tallando mi espíritu. Yo no era hombre, el cementerio me ha constituido en un hombre más. No sé lo que es la esperanza (quizás no lo saben ni los teólogos). Pero me ha permitido buscar la esperanza. Sí que agradezco todo los detalles de cariño y afecto que me han transmitido todas aquellas personas que se han acercado a mí. No creo en la muerte.


-¿Cuál es la mejor forma de consuelo? Imagino que Torrero será un espléndido observatorio de los comportamientos y de los secretos de la ciudad.

El silencio y un beso. Los secretos de la ciudad son múltiples. Sabemos cómo es Zaragoza. La ciudad es una gran carcajada a la realidad y un luto por lo perdido. Observatorio es simplemente un banco en la calle Alfonso, o una cerveza detrás de una barra. El aragonés es frágil. Lo mismo baila que llora o ríe. La ciudad es fruto de sus estragos. Somos un enclave decimonónico. Todavía no nos hemos adentrado en lo contemporáneo de nuestro tiempo.


-¿Qué ha descubierto ahí, en un lugar que da casi miedo nombrarlo?

He descubierto la vida. Al ser humano. A mí mismo.


¿Le sorprende la reacción de la gente ante la muerte, le conmueve?

La muerte no conmueve. Conmueve el dolor de las personas. Las palabras agrietadas. Conmueve el recuerdo que los otros tienen del que se va. La muerte no existe. Existe la finitud. El paso del tiempo y la memoria, siempre la memoria. La memoria que nos devuelve lo más fresco de nuestra vida y también lo más amargo. El beso y la caricia que te dieron o todo aquello que no supiste dar. Me conmueve más la vida. Me conmueve una lágrima en los ojos de un niño o el llorar impotente de unas manos agrietadas.


-Disculpe la frivolidad y la actualidad de la sección. ¿Cómo son sus vacaciones?

De momento, mis vacaciones no existen. Tengo ganas de ellas. Espero que no me las den para siempre por esta entrevista. Pero intento tomarme espacios de descanso y tranquilidad. Lo que más me gusta es viajar, escribir y una buena conversación.


-¿Cuáles serían los viajes, las ciudades, los recuerdos de infancia?

Mi ciudad son dos: París y Jerusalén. Yo creo que definen perfectamente mi esencia personal. Todo lo cosmopolita y lo espiritual. París es la ciudad de los hombres que se buscan. Jerusalén. la de los hombres encontrados por Dios. Otra forma de viaje: mis recuerdos de infancia: Mi abuelo. También mi colegio, el Instituto Goya, mi viaje a Albi. También recuerdo todo lo que soñé y ya no existe. Mi infancia fue feliz.


-¿Qué imágenes o sensaciones te persiguen?

Me persigue Peter Pan. Ese momento que hay entre el abrir los ojos del sueño a la realidad. Quisiera permanecer siempre en él


-Ama la poesía, el arte y el cine. ¿Cuál es su poemario de cabecera? ¿Qué lugar ocupa la escritura poética en su vida?

Mi vida es poesía. Desde que me despierto las palabras brotan en cada gesto. Pienso que es una deformación, es como si vieras la vida en un espejo en la sala de los espejos deformantes. La poesía es sangre. Solamente viviendo se puede ser poeta. Ser poeta es respirar. Es una pista tan larga... que no conoce el ocaso. Siempre es volver a ver las cosas y las gentes de forma diferente. La poesía es una forma de vida. Hay que enamorarse de la vida para ser poeta.


-¿Quiénes serían los artistas que más le gustan?

La locura de Dalí, la serenidad y la luz de Caravaggio y la atrocidad de Goya.


-¿Dos o tres películas que le hayan marcado un verano especial?

‘Amarcord’ de Fellini, ‘Canción de amor’ de Christophe Honoré y ‘Casablanca’ de Michael Curtiz.


-Hemos leído algunos textos en Facebook duros con algunos sectores de la ciudad. ¿Qué le duele de ella, qué actitudes le hieren?

Me duele Vetusta.


-¿Vetusta: la ciudad un poco intolerante donde transcurre ‘La Regenta’? ¿Se puede ser sacerdote y ser, a la vez, tan directo, valiente, rebelde, utilizar términos tan crudos?

Se puede y se debe ser hombre.


- ¿Cuál sería el menú de un día perfecto?

Levantarme a la nueve, mirar mis plantas, tomar un limón exprimido, afeitarme, ducharme, hacer mi oración. Vestirme y salir a la calle. Mi cortado, mi churro y ver la ciudad de mis desesperanzas. Y sin embargo te quiero.


-¿Cuál ha sido el gran personaje, real o de ficción, de sus vacaciones?

Oscar Wilde.


-¿Cómo fue su primera vez? 

Como la primera, siempre con miedo pero con la pasión y el deseo de un adolescente.


-¿Cuál es la mejor o la más extraña anécdota veraniega vinculada a su profesión?

Ver comer chicle en la celebración de la Eucaristía y ver gritar como posesos por una herencia.


- ¿Querría decir algo más?

Mis libros de cabecera de este verano han sido: ‘No os rindáis!’ de Sthépanne Hessel; ‘Sobre el amor y la muerte’ de Patrick Süskind; ‘La dulce visión’, de Federico Fellini; ‘Londres’ de Virginia Woolf. Y también mi poemario ‘Rompiendo el agua’, en el que estoy trabajando y tengo ya a punto de finalizar. Llevará dibujos de Juan Monzón Gasca.