El macrocirco musical del Primavera Sound echa andar con noria incluida

La primera de las tres jornadas grandes del Festival Primavera Sound, que desde este jueves y hasta el sábado se celebra en el Fórum de Barcelona, ha abierto sus puertas con un cartel de cerca de 200 actuaciones y conciertos, convertido en macrocirco musical, donde este año no falta ni la noria de feria.

Inspirado en cierto ambiente circense, la puerta principal del Fórum está dando la bienvenida a los más tempraneros con un gran cartel luminoso de letras que se mueven arriba y abajo, sin parar, como aquellos antiguos reclamos de atracción de feria en los que se incitaba al público a entrar a contemplar a los "freaks" o seres deformes.

Aunque no llegue a tanto, los programas del Primavera tienen siempre algo de triple pirueta, la combinación de viejas glorias (Blur, The Jesus and Mary Chain, Dinosaur jr, Los planetas, este año) estrellas del momento (Animal Collective, Phoenix, Grizzly Bear...) y promesas a la espera de ser objeto del deseo de los "hipster" u otras sectas urbanas (aquí se podrían escribir muchos de los nombres que incluye el cartel).

Uno de los primeros en saltar al escenario este jueves ha sido El inquilino comunista, la banda vasca de "noise" de principios de los noventa que ha hecho valer su veteranía en el escenario Primavera, uno de los más grandes del recinto, y donde han reunido a un buen número de espectadores, sabedores de lo difícil que resulta de ver en directo a la formación de Getxo.

Quienes han advertido a sus seguidores han sido los componentes de Animal Collective, que esta noche actuarán bien entrada la madrugada, y que en una rueda de prensa han adelantado que puede que no suenen sus hits, tipo "My girls" o "Summertime". Puede que sí, puede que no, quien quiera saberlo tendrá que esperar a las 03.30 horas.

Los de Baltimore suelen "trabajar en directo" y "pensar un poco" en ellos mismos durante los conciertos, lo que en ocasiones hace que sus sets resulten poco complacientes con sus seguidores, y se limiten a siete u ocho canciones, ha explicado Brian Weist, alias Geologist. Pero, que nadie tema, el público nunca suele quedar descontento.

El viento, también protagonista sobre todo en los escenarios más cercanos al mar, ha hecho que los sombreros de paja que regalaba una de las empresas patrocinadoras del festival rodaran a decenas por el suelo. Nadie se preocupaba en recogerlos porque al fin y al cabo dabas un paso más y te ofrecían otro, y además el sol no molesta como otros años.

¡Mientras no llueva!, dice una chica mirando al cielo. Crucemos los dedos porque esto no ha hecho más que empezar.