Literatura

Javier Sierra, tras la pista de 'El Maestro del Prado'

El escritor aragonés combina la realidad y la ficción en su nuevo libro, que desvela enigmas y secretos en pinturas de Tiziano, o Rafael.

Javier Sierra, con su última novela, en una imagen de archivo
El ángel turolense de las grandes preguntas
OLIVER DUCH

Las pinturas de Tiziano, Rafael o Juan de Juanes residen en las galerías del Museo del Prado en Madrid. Sin embargo, no todos conocen qué se esconde tras ellas. El escritor Javier Sierra desvela sus secretos en su nueva novela, 'El Maestro del Prado', un puente a la cara oculta del arte. 


'El jardín de las delicias', de El Bosco, inspiró el recorrido de la novela tras las enseñanzas de Luis Fovel, un hombre misterioso al que un jovencísimo Sierra conoció una tarde de finales de 1990 frente a 'La Perla', de Rafael.


Así, 'El Maestro del Prado' (Editorial Planeta), es fruto de los cinco encuentros que Sierra mantuvo con Fovel, del que actualmente desconoce su paradero, y que ahora ha sido reconvertido en el protagonista principal de esta novela que combina la realidad y la ficción.


"Una vez me citó en la sala trece del museo", recuerda Sierra sobre uno de sus encuentros, en el que descubrió que la pinacoteca pasa directamente de la doce a la catorce, omitiendo "el número maldito".


La Sagrada Familia que pintó Rafael y que se conoce popularmente como 'La Perla', es uno de los primeros enigmas que se plantean en el libro, y que despertaron el interés de Sierra tras sus charlas con el misterioso profesor.


En ella, aparecen la Virgen María acompañada de su prima Isabel, un difuminado José, y unos pequeños Juan y Jesús, siendo este último el objeto de todas las dudas del escritor por su mirada perdida.


¿Hacía dónde mira? Esta y otras preguntas son los enigmas que Sierra ha compilado en 'El Maestro del Prado', que novela la realidad a través de la historia del arte.


También, 'La Gloria', de Tiziano, es motivo de dudas para el autor de 'La cena secreta', traducida a 43 idiomas, ya que entre sus ángeles, se encuentra inmortalizado el emperador Carlos V envuelto en un sudario, el mismo que aparentemente lucirá en su entierro.


Para Sierra, el nieto de los Reyes Católicos, siempre vivió "obsesionado con la muerte", y este cuadro, representa "el retrato de su petición para entregar su alma a Dios y acceder al más allá".


Además, en las páginas de 'El Maestro del Prado', el escritor propone una lectura a la inversa del tríptico 'El jardín de las delicias', de El Bosco.


Si todo el mundo conoce la interpretación habitual desde la izquierda hasta la derecha, y que explica el paso desde la creación hasta la destrucción pasando por la corrupción de la carne, Sierra, invita a pensar que el pintor italiano tenía otro mensaje que ofrecer.


Por ello, el escritor plantea su lectura a partir de la pertenencia del pintor flamenco a los 'Adamitas', y por la cuál, debería comenzar a entenderse por el contrario, desde la corrupción actual del ser humano hasta el paraíso, todo ello gracias al esfuerzo de la secta a la que supuestamente pertenecía.


"Es el único cuadro que no ha firmado, explícitamente", adelanta el escritor, para quién, en la pintura central, El Bosco podría ser el único hombre vestido entre todo ese mar de desnudos.


'La Última cena', de Juan de Juanes, es, por otro lado, otro de los enigmas que le proporciona Fovel, el hombre que le acompaña a través de las páginas de 'El Maestro del Prado', gracias al Santo Grial que acompaña a Jesús junto a sus doce apóstoles, y que sería la reliquia que actualmente se encuentra custodiada en la catedral de Valencia.


Éste y otros enigmas que se novelan en el nuevo libro de Sierra son parte de sus encuentros con su misterioso acompañante y de su visita a la biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.


Allí Sierra descubre el 'Apocalipsis Nova', un manuscrito jamás impreso y que según este "maestro del Prado", fue la mayor fuente de inspiración de Rafael y otros pintores de la época.


En él, el beato Amadeo se mostraba obsesionado por la llegada del juicio final y conminaba a sus lectores a que estuvieran atentos a las señales.


De nuevo, un enigma sin respuesta, con el que el escritor quiere sacar a la luz los motivos por los que surgió el arte más allá de su textura e invitar a un viaje por la cara oculta que la historia dejó tras sus lienzos.