Ocho meses después del cierre

Nace una iniciativa para recuperar los cines Renoir

Tres de sus antiguos trabajadores buscan apoyos en la ciudad para devolver a Zaragoza el esplendor del cine independiente que se perdió con el cierre.

Una de las salas de Renoir, vacía y sin sus butacas, tras el cierre.
Nace una iniciativa para recuperar los cines Renoir

Siguiendo los pasos de un movimiento mallorquín que ya ha cumplido con su objetivo en la capital balear, tres trabajadores de los antiguos cines Renoir se han propuesto crear una cooperativa -sin ánimo de lucro- para invertir lo recaudado en la reapertura de las desmanteladas salas del Audiorama, vacías desde el mes de mayo. "Una ciudad que siempre ha tenido fama de cinéfila no puede quedarse atrás en esto. ¿Si allí ha triunfado por qué no aquí?", se pregunta con optimismo Sergio Casado, uno de los tres trabajadores involucrados en el proyecto.


Mallorca reabrió sus salas a los dos meses de emprender esta iniciativa. En un breve periodo de tiempo, el movimiento que afloró en la capital balear a través de Internet y las redes sociales consiguió involucrar a más de mil seiscientos ciudadanos para recuperar los también desaparecidos cines Renoir. "Allí rápidamente se creó una corriente que aquí quedó diluida por falta de iniciativa", explica Casado. Así, se constituyó la asociación Sarxa Cinema, a partir de la cual armaron una web, crearon unos estatutos y difundieron diversos formularios para reunir gente y financiar económicamente el proyecto.


Ahora a Zaragoza se le presenta una oportunidad similar para recuperar la tradición de un cine independiente que se perdió con el cierre. Sergio Casado (el portero), Óscar Cubel (el operador) y Elena Sánchez (una de las taquilleras) son los impulsores de esta iniciativa que promueve la apertura a otro tipo de cine, siguiendo la estela de un proyecto que no esté destinado al beneficio económico. Hablan así de un cine "para la ciudad", cercano a la programación de sus primeros tiempos, apartado de la corriente de Hollywood que copa todas las carteleras zaragozanas. "En el momento en que desaparece Renoir se creó un vacío. En estos últimos meses, hay grandes películas que podrían haber llegado y no han llegado”, lamenta Casado como trabajador del sector, pero también, como aficionado. En Renoir reconoce haber visto cientos de filmes en sus días libres. "Ha sido como parte de nuestra vida, por eso tuvimos tal trauma con el cierre", matiza. Los siete trabajadores de los cines fueron despedidos en el mes de mayo tras un ERE que afectó a toda la plantilla. La mayoría continúan en el paro ahora mismo. "Algunos están haciendo cursillos para ver las posibilidades empresariales de armar la cooperativa, pero el resto la verdad es que no hay salidas ahora, es un momento muy malo", confiesa Casado.


Un cine comprometido


De salir adelante el proyecto, recuperarían con el tiempo su empleo y podrían reconciliarse con su gran pasión. "La gente que llevábamos allí años disfrutábamos de nuestro trabajo porque sentíamos que estábamos haciendo algo distinto en la ciudad. Allí he conocido gente que no imagino conocerla en otros cines", relata nostálgico. Entre los clientes habituales de Renoir recuerda a personajes relevantes de la cultura aragonesa como el escritor zaragozano Félix Romeo o el también fallecido Alberto Sánchez, organizador del Festival Internacional de Cine de Huesca. "Eran personas que entendían que el cine era importante para formarse, y no solo una vía de escape o entretenimiento. Ese cine existe, pero hay otro tipo de cine formativo, comprometido y humanista que es donde nos estamos quedando cojos", puntualiza.


En los últimos meses, desde el cierre de Renoir, Zaragoza ha dejado de proyectar en la gran pantalla una serie de filmes que –a juicio de Casado– habrían tenido una oportunidad en las salas del Audiorama. Entre ellas cita a 'Holy Motors', de Leos Carax, elegida mejor película europea; el documental de Basilio Martín Patino 'Libre te quiero', que versa sobre el movimiento 15-M, o la película de David Trueba 'Madrid, 1987', que se proyectó un mes después del cierre de Renoir en el Paraninfo de la Universidad. "Nuestra idea se basa en ese tipo de cine. Cine documental, cine español, cine europeo… apostando por la versión original, por el cine que no llega, por la repesca de clásicos como 'Manhattan' de Woody Allen o 'El Halcón maltés', de John Houston" adelanta entusiasmado.


Twitter, un buen termómetro


En poco más de una semana la iniciativa ha conseguido ya más de doscientos seguidores en Twitter, pero insisten en que "de arranque" harían falta en torno a 2.000 socios por la inversión inicial que requiere el proyecto.


"Hemos intentado que Altafilms –la empresa que gestionaba los cines– nos facilitara los correos de todas las personas que eran socios en el momento del cierre para poder llegar a más gente de inicio, pero no hemos conseguido ese listado", cuenta Casado. Por el contrario, sí han avanzado en otros frentes comprobando que el espacio del Audiorama continúa vacío. "Nos hemos reunido un par de veces con el gerente del centro comercial y había una buena predisposición por su parte. Les gusta la iniciativa de un cine que sea distinto. Además, el local está habilitado para ello, así que no creemos que haya grandes reformas por hacer", señala Casado, que trabaja junto a sus excompañeros en la redacción de unos posibles estatutos.


En cualquier caso –subraya- el proyecto solo es viable si hay una respuesta en la ciudad para hacerlo. "Si hay gente con iniciativa para que Zaragoza tenga algo distinto podremos tener lo mismo que en Mallorca", sostiene el exportero de Renoir. Tanto él como sus compañeros se niegan a decir adiós a un tipo de cine que en la capital aragonesa ha quedado desplazado por las grandes producciones norteamericanas. Algo que consideran "sangrante" en una ciudad como Zaragoza. "Es normal que en localidades más pequeñas sea más difícil el acceso a otro tipo de cine, pero llegar a esto aquí... la ciudad tiene que hacer una reflexión sobre lo que quiere ser y hacia dónde quiere ir", concluye Casado.