Carmelo Artiaga: "Algún día escucharemos jotas con versos de Gil de Biedma"

El coreógrafo y presidente de la Academia del Folclore de Aragón viaja este miércoles a Madrid, donde el Congreso apoyará que la jota sea declarada Patrimonio de la Humanidad.

Carmelo Artiaga apuesta por la renovación de la jota.
Carmelo Artiaga apuesta por la renovación de la jota.
José Miguel Marco

Usted, ¿cómo descubrió la jota?

Soy zaragozano bautizado en Altabás, y la descubrí en el colegio de mi barrio, un día en que vinieron Andrés Cester, Angelita Vidal y Mercedes Soro. Siempre había querido aprender a bailar, lo que fuera, y al final fui el único chico que se apuntó a clase de jota junto a un montón de chicas.

También ha destacado en la danza clásica. ¿Qué aporta la jota a un bailarín?

Carácter y fuerza.

Vaya, si la danza clásica es todo suavidad...

Anna Pávlova dijo que los bailarines debían tener delicadeza y no todos los papeles la requieren. La danza es masculina por encima de todo. Yo he dado clases de jota a muchos bailarines clásicos. Me gusta igual una coreografía de Béjart que la jota de Alcañiz. Soy bailarín y bailador, y hay que saber ser cada cosa en su momento.

¿Se baila ahora mejor que hace 30 años?

Los chavales están mejor preparados técnicamente, pero artísticamente... creo que se ha perdido un poco de personalidad. La jota es un baile de seducción, y muchas veces no se nota.

¿Es cierto eso de que emociona mucho fuera de España?

Claro. Yo he visto público emocionado en Samarkanda y en Moscú. Los rusos tienen bailes folclóricos con mucha fuerza, pero les falta carácter. Y la jota es, sobre todo, carácter. Pero no lo digo solo yo. El otro día lo decía Lolita en la tele, y mira que es flamenca: cuando oye una jota en el extranjero se le caen las lágrimas.

Preside la Academia de las Artes del Folclore y la Jota de Aragón, y este miércoles se debate en el Congreso una proposición para apoyar la candidatura de la jota a ser Patrimonio de la Humanidad. ¿Habrá unanimidad?

Tengo entendido que sí. Entre todos los académicos nos hemos puesto en contacto con los grupos políticos y les hemos explicado en qué consiste la idea. Algunos lo sabían ya, pero otros, como Compromís o Ezquerra Republicana, no tanto. No ha sido fácil acceder a todo el mundo pero hemos tenido ayuda valiosa, como la de la delegada del Gobierno en Aragón.

Y bailarán en la carrera de San Jerónimo. Con traje regional...

Hemos convocado para bailar una jota de Alcañiz de dos coplas y sin saltos. Pero vestidos de calle. Nuestro traje regional hoy es lo que llevamos puesto a diario.

Si se consigue la declaración, ¿qué cambiará?

La declaración es marca Aragón, marca España... Pondrá a la jota al mismo nivel que el tango, el flamenco, el fado o el reggae. Para eso, lo primero que tenemos que conseguir es entrar ya en la lista indicativa de la Unesco. Pero seguimos igual que hace meses y el plazo se acaba el 25 de marzo. El Gobierno de Aragón no ha hecho su trabajo.

Hay quien cree que la Academia se ha creado por y para usted.

En absoluto, nunca pensé en encabezar este proyecto. Esta es la Academia de todos: desde el principio dejamos claro que aquí las filias y las fobias se quedan fuera y que todos debemos tenernos respeto. Aquí no sobra nadie.

Empezaron siendo unos pocos y hoy son más de 300. ¿Les ha sorprendido el éxito?

Sabíamos que hagas lo que hagas no puedes gustar a todo el mundo, pero también éramos conscientes de que en cuanto vieran el proyecto nos iban a apoyar. Cuando conseguimos una sede (la Cámara de Comercio nos dejó su casa para que fuera la nuestra) vimos que la Academia acabaría por funcionar.

¿Quién les apoya?

Somos libres, no dependemos de ninguna institución. No recibimos subvenciones ni las recibiremos en el futuro. Si hemos acudido a las instituciones no ha sido para lograr dinero sino para conseguir legislación.

¿Cree en la renovación de la jota?

Claro. Hay que ir más allá aún, porque se puede evolucionar sin desvirtuar. Tienen que venir coreógrafos de fuera para enseñarnos cosas y, en el canto, deberíamos abrir puertas a lo contemporáneo. Me encantaría escuchar jotas con versos de Gil de Biedma o Benedetti. Y llegará el día en que alguien las cantará.

¿Qué sobra?

Principalmente, complejos.

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