Lita Cabellut triunfa en Múnich en vísperas de su exposición en el Museo Goya

Colaboró con Carlus Padrissa en la ópera dodecafónica ‘Karl V’ de Ernst Krenek y recibieron quince minutos de aplausos

Lita Cabellut en su visita aún reciente, en 2018, al Museo Goya de Ibercaja.
Lita Cabellut en su visita aún reciente, en 2018, al Museo Goya de Ibercaja.
Oliver Duch.

Lita Cabellut (Sariñena, 1961) llegará a Zaragoza eufórica. El lunes por la mañana tomaba el avión en Múnich hacia Madrid, y el martes por la noche, la víspera de la inauguración de su exposición ‘la victoria del silencio’, que se presenta en el Museo Goya de Ibercaja, llegará a orillas del Ebro. En la representación de ‘Karl V’, la ópera dodecafónica de Ernst Krenek (1900-1991), escrita entre 1931 y 1933, ha sido elogiada por doquier. La obra, cuyo director escénico es Carlus Padrissa de La Fura del Baus, fue aplaudida entre trece y quince minutos en la Ópera Estatal de Múnich. Padrissa, en la segunda colaboración con la artista oscense afincada en La Haya, dijo que Lita Cabellut “es magnífica. Hace magia con la luz”.

Lita explica a HERALDO.ES: “A mí me encanta trabajar en otras artes. Ya sea en el teatro o en la ópera. No me cierro a nada. Sí es cierto que es la segunda vez que colaboro con Padrissa. Pero aquí ha sido muy distinto, he tenido mayor presencia: con los cuadros, con la atmósfera, con el vestuario, con la escenografía. Me he volcado en esta obra y me he sentido muy viva ahí, muy creativa, muy implicada”. Dice que esta función, que representa una parte de los conflictos religiosos y políticos del siglo XVI, se potenció su mundo en “una apuesta onirica, muy bonita”.

Lita Cabellut triunfa en Múnich en vísperas de su exposición en el Museo Goya

Un momento de la representación de 'Karl V' del músico Krenek, autor del libreto y de la música de la ópera, estrenada en 1938. /Cortesía Lita Cabellut.

La pintora dice que para ella ha sido una experiencia fascinante, superior a su colaboración en ‘El asedio de Corinto’ de Rossini, que se estrenó en el Festival de Pésaro en agosto de 2017 con Carlus Padrissa también, y que aquí “la poesía se convierte en escultura tridimensional. Ha sido como pintar un gran cuadro con personajes. Me he sentido un poco como Don Quijote, que en los molinos de viento veía escenarios, gigantes. Aquí casi todo era blanco porque la pasión es blanca, el silencio es blanco, la belleza es blanca”, subraya, con su tradicional pasión.

Lita Cabellut habla como si estuviera poseída. El arte no sale solo de sus dedos y de su cabeza, sino que parece habitarla y circula, a borbotones y con destellos de claridad y delirio, por su sangre. Lita Cabellut, al evaluar la obra, habla de “el peso de la ética, la tragedia de la ignorancia, vestida con pinceladas de Caravaggio. Blancos de Zurbarán y realismo del Bosco”, aspectos y ecos que han pasado previamente por la cabeza de la pintora de Sariñena, una de las artistas españolas vivas más cotizadas en el mundo.

Está feliz. “Sin duda. Le voy a decir algo: estoy entusiasmada. Tengo la sensación de que ‘La victoria del silencio’ es la exposición más importante de mi vida. Es en la casa de mi gran maestro Goya en Zaragoza. El domingo, en ‘Karl V’, veía muchos fogonazos de su inspiración, rastros de su influencias, de sus imágenes. Cada vez admiro más su mundo, su pensamiento, sus imágenes, sus personajes, sus colores, y me gustaría trabajar en esa dirección de compromiso con su tiempo y con los seres de su época. Es mi maestro y mi modelo. Pensar que mi obra va a convivir con la suya, me produce una emoción muy especial. Muy sincera”, concluye.

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