Verdades

También es responsabilidad nuestra conseguir que el mundo tienda a la Belleza, a la Bondad y a la Verdad.

Es nuestra mirada la convierte algo en objeto artístico.
Es nuestra mirada la convierte algo en objeto artístico.
Armando Babani / Efe

El mundo debería tender a la Belleza, a la Bondad, a la Verdad. Tres cualidades que algunos antiguos consideraban equiparables, o al menos caminos de unas hacia las otras. Nos seguimos empeñando en que así sea. Por eso siguen existiendo la literatura, la música y el arte en general. Intentamos sublimar lo cotidiano para convertirlo en universal. No hace falta que seamos artistas para hacerlo. Toda obra humana puede convertirse en obra de arte. Es solo nuestra mirada y nuestra intención la que puede convertir cualquier cosa en motivo artístico, aunque no trascienda en el tiempo. Trascender en el momento debería ser suficiente. Porque cada momento también es eterno.

Cuando murió mi padre después de varios años de lucha contra el cáncer, decidí que su féretro estuviera cerrado. Considero que la muerte es algo demasiado íntimo como para hacer espectáculo de ella. Algunos medios de comunicación deberían reflexionar acerca de que no todo vale para captar más audiencia. Pues bien, puse una fotografía sobre la tapa del ataúd. No una foto de los últimos tiempos, sino una imagen de él con mi madre, que se había marchado ya antes. Una fotografía de cuando eran jóvenes hermosos y enamorados. Esa tenía que ser la imagen que los visitantes guardaran de sus minutos en el velatorio. Una imagen que decía que a pesar del dolor del momento presente, hubo otros muchos instantes eternos de Belleza, de Bondad. Y también de Verdad. De esa Verdad que es la que siempre debería permanecer a pesar de todo.

Ana Alcolea es escritora