Ela Fidalgo: "Las grandes cosas suceden en sitios pequeños"

A sus 25 años, la ganadora del Mercedes-Benz Fashion Talent de 2016 ha decidido frenar y dedicarse a otra de sus pasiones: la pintura

La diseñadora Ela Fidalgo junto a una de sus creaciones en el Patio de la Infanta de Zaragoza.
La diseñadora Ela Fidalgo junto a una de sus creaciones en el Patio de la Infanta de Zaragoza.
Oliver Duch

Uno de los aspectos que llamó la atención de Ela Fidalgo sobre el Patio de la Infanta de Zaragoza es su historia de amor. En las esquinas del mismo pueden contemplarse alegorías amorosas y, debajo de los antepechos de la galería, parejas de amantes ilustres, relacionadas con el matrimonio de Gabriel Zaporta –quien lo mandó construir– y Sabina Santángel en 1549. Y, precisamente, el amor es lo que destacó el pasado miércoles en la presentación del ciclo de conferencias ‘Confluencias’, organizado por la Fundación Ibercaja y la escuela Hacer Creativo, que ella misma inauguró un día después.

Amor por su profesión, que lleva avistando desde los cuatro años. "Mi abuela es de Carbajales de Alba, en Zamora. Yo he crecido viendo cómo se hacían los trajes regionales, veía cómo hacían mantones de manila o capas de torero", cuenta. Aguja en mano, Fidalgo fue desarrollando su carrera a base de superar dificultades. "Cuando empecé a hacer mi colección estaba desarrollándose la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, pero yo no tenía ni dinero ni materiales. Empecé a mirar en las basuras del taller de la escuela y así es como empecé a trabajar. Al final se ha convertido en el ADN de mi proceso creativo", narra.

"No tenía dinero ni para materiales"

Fidalgo ganó en 2016 el prestigioso Mercedes-Benz Fashion Talent con su colección ‘Work in progress’ (‘Trabajo en progreso’) a los 22 años. Con él vinieron las apariciones en los medios, más premios y su última colección, ‘Earthwork’, en la que continuó empleando tejidos reciclados.

Pudiera parecer que su carrera está lanzada. Que en un sector competitivo y áspero como la moda, Fidalgo ya se ha colocado en una ventajosa posición de salida. "Desde fuera a lo mejor se ve así –replica–, pero humildemente creo que no estoy arriba. Si lo estuviera, ya tendría un taller y mi marca estaría desarrollándose con financiación e inversores. Pero yo misma me he frenado a ello, porque mi marca tiene unos valores éticos que hoy en día muy pocas marcas pueden tener", afirma con la mirada de quien confía en tener las ideas claras.

Un paréntesis

Además, la diseñadora ha decidido pasarse a la pintura por sentirse "mucho más libre". "Estoy emocionada –continúa–, como cuando hice mi primera colección. Hace un momento estaba en el hotel pensando en el cuadro que tengo a lápiz y preocupada por haberlo dejado ahí". Sobre su estilo, se muestra cauta: "Estoy dibujando mujeres y caras, pero no sé por qué es. Es mi primera exposición, así que lo podré explicar dentro de cinco años, cuando vea un desarrollo evolutivo a nivel artístico. Hasta que no pasa un tiempo no puedes analizarlo, es banal y prepotente decir por qué se hace lo que se hace".

Ela Fidalgo

Esta nueva actividad no quiere decir que la diseñadora haya dejado de lado la moda. Más bien al contrario, ya que sostiene que las fronteras entre estas dos disciplinas –y en el arte, en general–, cada vez son más difusas. "Hoy en día está todo tan mezclado que separarlo y etiquetarlo solo coarta la creatividad. No se puede etiquetar al arte, porque el arte no tiene etiqueta alguna. Por eso creo que la moda está vinculada al arte, porque ya tenemos sillas en el Guggenheim de Nueva York o en el MET catalagodas como piezas artísticas. En la historia del arte se las considerará como esculturas", resalta.

La muerte de la industria

Lo que Fidalgo también está desarrollando, además de su pintura, es su pensamiento sobre la industria de la moda, de la que afirma sin rodeos que está "muerta". "Es todo márquetin y ventas. Ya no hay, como había en los años 80 o 90, diseñadores que tengan algo que decir. Ahora se hacen temporadas por hacerlas", dice.

Un problema que no se limita al mundo de la estética. Para Fidalgo, "estamos sufriendo una pérdida absoluta de la identidad. Los niños no leen libros y eso es muy triste. Hay tanta frivolidad en redes sociales que queremos llegar a hacer algo que realmente no existe. La gente tiene miedo de ser uno mismo, pero eso es por lo que tenemos que luchar. La esperanza para mí es que, cuando llegas a las escuelas, ves a gente interesante. Son muchos los jóvenes que sí están cambiando las cosas".

Su pesimismo –categoría reconocida por ella misma– no es impedimento para vislumbrar un futuro próspero. "En algún momento, Instragram y Facebook desaparecerán, son un gran vacío. Que una marca pague 50.000 euros para que alguien suba una fotografía… yo me quedo loca. Algún día las marcas verán que no quieren que una niña les represente y preferirán que lo haga una buena revista, con artículos de literatura y moda. Volveremos a tener esa fortaleza y esos discursos", asevera.

Por el momento, Fidalgo ve esperanza en los jóvenes –los que lo son más que ella aún–. "Hay algo que quiero que lean los chavales de Aragón. Los jóvenes que viven en lugares pequeños sienten que en sus ciudades no pasa nada. Yo les digo que las grandes cosas suceden en sitios pequeños. Madrid y Barcelona son las capitales y en ellas hay mucha gente, pero también mucho humo. Los chavales de pueblos tienen un mundo interior increíble. Creo que eso hay que protegerlo y potenciarlo. Hay que ayudar a que esa semilla acabe floreciendo", concluye.

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