¿Cómo están madurando las canciones de ‘Memoria’ diez meses después del alumbramiento?  

El embarazo y el parto fueron muy tranquilos, y el disco ha ido bien. De hecho, mientras giramos con este estamos preparando el siguiente. Siempre funcionamos de manera muy similar; Jorge va mandando nuevas ideas, las escuchamos y van saliendo los matices, es un proceso en el que nos sentimos a gusto. Cuando ya has tocado bastante el disco anterior, el cuerpo pide cosas nuevas y cogemos el trabajo con ganas.

Por desgracia, el lanzamiento y la promoción fueron atípicos...

La enfermedad de Jorge fue un palo, hubo que cancelar presentaciones a dos días de empezar la gira y el disco acabó saliendo un poco a trompicones. La suerte es que no somos gente rígida cuando hay que cambiar planes, lo que nos importa de verdad es sacar las canciones, que queden ahí. Supongo que no es un disco de ‘hits’, de ganar nuevos adeptos o abrir mercados, pero sí está compensado. A los que nos siguen desde siempre les gusta mucho.

Trabajar con Paco Loco es como visitar a un familiar hiperactivo que, además, te da cariño, ¿no?

La verdad es que bajar a El Puerto de Santa María a trabajar con él mezcla la sensación de vacaciones con la de trabajo. Buscábamos cosas nuevas y aparecieron; Paco nos recomendó ir canción a canción, y como se pasa todas las horas del mundo en el estudio, siempre cuentas con él para dar forma a algo, probar esto o aquello... Para un grupo que lleva tantos años como nosotros, un cuarto de siglo, ese tipo de estímulo viene muy bien. Se trata de  arriesgar un poco, salirnos de la rítmica habitual; personalmente  agradecí mucho esa base distinta a a hora de grabar las guitarras. Aunque también es cierto que te comes la cabeza y la percepción de la gente es la que es; sigue viendo reconocible este disco, porque luego juntas, mezclas y suena a nosotros, pero el proceso se disfruta y eso es importante.

Algunos compañeros de generación se están tomando respiros. ¿Les tienta la idea?

La familia tira, hay quien lleva un ritmo muy alto, pero yo siempre he dicho que sacar doce canciones cada dos años no es mucho si lo comparas con los compositores clásicos, que con una sinfonía ya abarcan casi toda la carrera de un grupo. Además, nos gusta viajar, comer, beber, somos amigos y nunca hemos llevado un ritmo loco para desear un descanso brutal. El año pasado hubo un parón forzoso de cuatro o cinco meses, ya ves, y el caso es que nos sigue apeteciendo crear cosas nuevas.

Para Pau Roca, Zaragoza no es una simple parada en gira, hay historia personal.

Sí, viví una temporada en Zaragoza allá por los noventa, así que es normal que sienta cosas cuando alguien la nombra y más aún cuando vengo, aunque últimamente viajo menos allá. Lo primero que me viene siempre a la cabeza es El Fantasma de los Ojos Azules, porque pasábamos muchísimo tiempo en el bar. No sé... La Lata, Sergio, Sebas y Tachenko en general, mucha gente y un buen puñado de amigos que afortunadamente mantengo porque tienen una relación directa o indirecta con la música. Zaragoza es muy distinta a Valencia, pero musicalmente tiene sus similitudes desde los ochenta, con ese pop oscuro que oíamos y disfrutábamos en las dos ciudades. Siempre me gusta volver; lo de Las Armas va a estar muy bien, hay ganas.

El documental que protagoniza Jorge, ‘In the middle of Norway’, se acaba de pasar en el festival Dock of The Bay donostiarra. Todo un aldabonazo.

Quienes conocen a Jorge saben de su realidad, yo he estado en su casa noruega varias veces y no sorprende lo que cuenta, pero lo que más me ha gustado es que cuenta la realidad sin pasarse de sensiblero, el contraste entre la vida del músico y la de enfermero, la fiesta y los golpes de la vida. Para los que conocen a La Habitación Roja, será interesante verlo, da otra dimensión a las canciones y revela algún secreto nuestro.