Pedro G. Cuartango: "Te vas a volver loco leyendo', me decía mi padre"

Periodista y escritor, publica ‘Visto y oído’ en el sello zaragozano Sibirana, una suerte de autorretrato de un diletante que ama y defiende la cultura.

Pedro G. Cuartango adora las redacciones de los periódicos.
Pedro G. Cuartango adora las redacciones de los periódicos.
Oliver Duch

"Chaime Marcuello, el editor de Sibirana, me comentó que estarían interesados en publicar artículos míos y pensé en una antología sobre libros, música y cine. Casi todos aparecieron en ‘El Mundo’, entre 2005 y 2016", dice Pedro G. Cuartango (Miranda de Ebro, Burgos, 1955), que presentó ayer en la librería Cálamo de Zaragoza su libro ‘Visto y oído’.

Dice que es lector por la pasión de leer, casi una enfermedad...

Es una enfermedad, sí, una cosa compulsiva. Desde niño he tenido pasión por la lectura. Cuando era adolescente mi padre me veía leyendo a Antón Chéjov, a Dostoievski o a Tolstói, y me decía: "Te vas a volver loco, hijo. Es una afición malsana la que tienes".

Se ha puesto un poco de moda desprestigiar la cultura y aborrecer los libros. Con 30, dice Marie Kondo, es suficiente para vivir.

Me parece una pura estulticia. Leer es una forma de aprender y de vivir, una forma de analizar la realidad, de adquirir unos conocimientos para saber lo que pasa y tener una opinión propia.

Elogia a Balzac como gran cronista de su época.

La rusa y la francesa son dos literaturas que adoro. ‘La comedia humana’ la he leído prácticamente entera. El mayor elogio de Balzac lo ha hecho Karl Marx. Dijo que Balzac había visto un espejo que reflejaba la sociedad francesa de su tiempo.

¿Quién será el Balzac español?

Está ‘La Regenta’ de Clarín, pero yo creo que sería Galdós. Los ‘Episodios nacionales’ son un poco ‘La comedia humana’. Si quiere conocer la España del siglo XIX, lea a Galdós. Fue un gran cronista, un magnífico escritor, injustamente infravalorado, con la calidad de los grandes autores franceses y rusos del XIX.

¿Podríamos hablar de un gran cronista de la España de hoy?

Creo que no. La novela y la literatura responden a las necesidades de la época y de la sociedad. Ahora vivimos en un mundo distinto, donde la gente se relaciona a través del teléfono móvil y por redes sociales, el mundo es mucho más fragmentario, y yo no veo ni en España ni en Europa autores de la talla de Dostoievski, Balzac, Proust o Thomas Mann.

¿Recuerda cómo entró el periodismo en su vida?

Es un caso rarísimo, pero desde pequeño he querido ser periodista, desde los doce o trece años. Yo estaba fascinado cuando mi padre traía el periódico a casa y se volcaba a leerlo, concentrado, como ajeno a todo. Si volviera a nacer, yo volvería a ser periodista.

¿En qué consiste ser periodista?

Contar la verdad.

Ese es un problema filosófico...

Sí, sí, me parece bien traída esa observación. Cuando digo contar la verdad, quiero decir que el periodista debe tener una actitud intelectual para desentrañar la lógica oculta de lo que sucede, tiene que ir más allá de la apariencia y ofrecer a sus lectores una interpretación de la realidad; debe estar lejos del poder político y económico, tiene que se ser una persona independiente. En el mundo en que vivimos de redes sociales y de nuevas tecnologías, los periódicos con buenos profesionales siguen siendo el instrumento más importante y más válido para transmitir lo que pasa.

Hablemos de cine. Es muy literario eso que cuenta de que en París, en los 70, iba a la Cinemateca. ¿Se le reveló allí el cine?

Ya adoraba el cine, pero allí veía la ‘nouvelle vague’, a Truffaut, a Godard y a Chabrol, y a maestros norteamericanos, como John Ford. Es el gran director de ‘Centauros del desierto’, ‘El hombre que mató a Liberty Valance’ y ‘El hombre tranquilo’, una película que a mí me sugiere pasión, felicidad, y una idea del paraíso.

¿Y Federico Fellini?

Siento debilidad por el neorrealismo y por Fellini, el cineasta de ‘Roma’, ‘El Satiricón’, ‘Amarcord,’ o ‘La Strada’. Encarna la sensualidad y la desmesura. Me fascina.

También habla mucho de música clásica. Ama a Beethoven...

Sí. La música está alojada en otro rincón del cerebro que no tiene nada que ver con la inteligencia. Es la parte de la emoción. Mi músico es Bach, el músico perfecto.

¿Cuál es su lugar en ‘Abc’?

En un 90% todos los periódicos son iguales y están llenos de columnismo político. Escribo de casos raros y curiosos los lunes en la contra de ‘Abc’ (el payaso asesino, la mujer que cuidaba tigres, etc.) y comento libros los sábados. Me divierto y me lo agradecen. Son otros modos de vivir y de experimentar la realidad.

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