La pasarela que roza el cielo y a la que acaricia el cierzo

La pasarela del Voluntariado fue uno de los cinco puentes que se construyó para Expo Zaragoza 2008, hace diez años. Ahora es un concurrido paso entre los vecinos de la Almozara y del Actur.

La pasarela que roza el cielo y a la que acaricia el cierzo

La pasarela del Voluntariado es uno de los legados que dejó la Exposición Internacional que se celebró en la capital aragonesa en 2008. Con motivo de la muestra se construyeron en la ciudad cinco nuevos puentes que unían ambas márgenes del Ebro. Este fue el primero de todos ellos que se inauguró y se dedicó a las 30.000 personas que colaboraron con la Expo.

“Más de mil voluntarios estrenan la pasarela que une el barrio del Actur y La Almozara” tituló HERALDO DE ARAGÓN la noticia de su apertura el 24 de abril de 2008. Uno de los extremos de esta pasarela nace en La Almozara, en la calle de Sierra Vícor (junto al IES Luis Buñuel), mientras que el otro lo hace desde la vía de Clara Campoamor, en el Actur. Precisamente a esa altura salva un pequeño meandro.

La pasarela, como el meandro, también tiene forma curva. Es como si la corriente del río o el característico cierzo que sopla en la capital aragonesa le hubieran moldeado. Este diseño es de Javier Manterola. El ingeniero también es “creador de otras obras en la ciudad como el puente de Manuel Giménez Abad y la reforma del puente de Nuestra Señora del Pilar (puente de Hierro)”, se señala en la descripción de la pasarela en Zaragoza Turismo. A diferencia de las anteriores, esta es la única que ha heredado popularmente el nombre de su ‘padre’, ya que muchos vecinos de Zaragoza la conocen como la ‘pasarela de Manterola’.

El protagonista de la obra es el mástil de 90 metros que nace del Ebro con una inclinación de casi 30 grados. Esto supone que la altura total sea menor y no alcance los 80 metros. De él salen 46 tirantes que sustentan la estructura metálica. Recorrerla por completo supone caminar 235 metros en total, 141 de ellos son los que cruzan el río y 94 los que se despliegan en ambas orillas. “Tiene una anchura total de 4,5 metros, de los que 4,2 son útiles”, se apunta en la mencionada ficha de Turismo.

Diez años después, la pasarela del Voluntariado ha sufrido algún acto de vandalismo, en especial los paneles acristalados que hacen las veces de barandilla. En la actualidad muchos de ellos están rasgados e incluso alguno totalmente roto.

Pese al estado de algunos de esos cristales, es un concurrido enlace entre residentes del Actur y de La Almozara, que lo cruzan a pie, en bici o en patinete. También se considera, desde hace una década, una de las imágenes de la ciudad que ofrece, tal y como dijo Juan Alberto Belloch cuando era alcalde, “una visión inesperada del Ebro y del Casco Histórico”.

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