Mercado al aire

La visión de la estructura metálica del Mercado Central de Zaragoza ha suscitado el interés de los vecinos.

El Mercado Central de Zaragoza, con su estructura al descubierto,
El Mercado Central de Zaragoza, con su estructura al descubierto,
Oliver Duch

Está estos días el Mercado Central al aire: en plena obra de reforma, lo han desembarazado de todo, incluso de la cubierta, y ofrece una imagen insólita que nunca más volveremos a ver. Con su estructura más básica, esos arcos calados sobre esbeltas columnas de hierro fundido, atrapa la atención de los viandantes y de sus móviles. Los del barrio no podemos dejar de mirarlo. Mi amiga Cuca Donelson me dice que en su bar, El Papeo, que es como el epicentro del Gancho, se comenta si lo hicieron los mismos que construyeron la torre Eiffel, que si aquello fue tremenda novedad en Zaragoza; y los de mi pueblo se vanaglorian de que las puertas, también de hierro, se hicieron en Talleres Vigata, toda una institución en Tauste.

Pensarán ustedes que es una tontería, pero a mí esto me hace feliz: demuestra que queremos a nuestro patrimonio, que forma parte de nuestro paisaje, de nuestro día a día y de nuestra memoria, también de nuestro deseo de que perdure. Aunque a veces nos olvidemos de mirar hacia arriba, ocupados como vamos en nuestras cosas, en observar el suelo mientras caminamos o, como mucho, en alzar la vista hasta los escaparates. El Mercado al aire nos atrapa y levanta nuestros ojos hacia el cielo que se cuela entre esa impactante red de hierro tan bien forjada, más que centenaria y aún tan moderna. Propongo que miremos más a menudo hacia lo alto, que recreemos la vista en la belleza de nuestro entorno. Que lo comentemos luego en los bares-epicentro de nuestros barrios y que disfrutemos de hacerlo como cosas buenas que son, cotidianas, de la vida.

Marisancho Menjón es historiadora y escritora