Una temporada incierta con final esperanzador

La situación de La Misericordia, con la suspensión de la Feria de San Jorge, marcó el inicio de 2018. La llegada de la nueva empresa, con patronos de la tierra, cambió las perspectivas de nuestros toreros.

Alberto Álvarez, toreando de capa a Deslumbrante de El Pilar.
Alberto Álvarez, toreando de capa a Deslumbrante de El Pilar.
Raquel Labodía

‘Un horizonte complicado’, titulábamos hace medio año para describir el inicio de temporada de los toreros aragoneses, pero el transcurso de la misma obliga a cambiar de adjetivación. Más que complicada, la etapa que les aguardaba era incierta e impredecible. Empezando por la situación de la plaza de toros de La Misericordia, que vio como se suspendía la Feria de San Jorge por embrollos administrativos, y terminando por un Pilar que ofreció más oportunidades de las vaticinadas.

La primera de ellas se frustró en la denominada preferia, cuando Miguel Cuartero tuvo que renunciar a la novillada de Aurelio Hernando por una inoportuna lesión en el pie izquierdo. El de Figueruelas, que suma cuatro años sin actuar en casa, seguirá esperando su momento con tanto afán como Jorge Isiegas la alternativa. El zaragozano -décimo en el escalafón novilleril con 15 festejos lidiados- tenía previsto tomarla durante el serial, pero no hubo acuerdo con la empresa. Ahora se recupera de una fractura de clavícula sufrida en México el 7 de octubre, solo un día antes de que aquí se celebrase la denominada corrida aragonesa.

Ganado contrastado de El Pilar y público de cara. Un caramelo entre las manos de Ricardo Torres, Alberto Álvarez y el debutante Imanol Sánchez. La evolución de la tarde, la frustración de una nueva decepción, condujo al primero (dos corridas en 2018, una de ellas en Las Ventas) a retirarse por sorpresa de los ruedos. Su hijo Cristiano se encargó de cortarle la coleta en un alarde de vergüenza torera. Álvarez (cuatro corridas y dos festivales) y Sánchez (una corrida y tres festivales) disfrutaron de un lote de triunfo mayúsculo. Ambos cortaron una oreja -debió caer alguna más- y el tiempo descubrirá si les vale o no para volver.

Quien sí está de vuelta, aunque nunca se fue por completo, es Paúl Abadía ‘Serranito’. El diestro zaragozano, que acaba de finalizar su relación de apoderamiento con Tomás Luna, sufrió una grave cornada en su reaparición en Huesca y, una vez repuesto de la misma, aceptó sustituir a Jiménez Fortes en el Pilar. En ambos compromisos firmó una meritoria actuación, si bien las reses de Adolfo Martín le permitieron expresarse más y mejor en Zaragoza.

Carlos Gallego completa el elenco de matadores aragoneses que comparecieron en La Misericordia este mes de octubre. El de Pina de Ebro ejerció de sobresaliente en la encerrona goyesca de Julián López ‘el Juli’ y seguirá aguardando en el banquillo la llegada de contratos en mejores condiciones.

Lejos de la capital aragonesa, hicieron el paseíllo otros toreros de alternativa como Sergio Cerezos (dos festejos), Antonio Gaspar ‘Paulita’ (uno) o Daniel Cuevas. También el rejoneador Mario Pérez Langa (21 festejos) o el novillero Javier Espallargas, que representó a la Comunidad en el festival que abrió temporada en el coso del Gitanillo de Ricla.

Por aquel entonces (24 de marzo), el panorama era poco alentador, pero el remiendo de la situación de La Misericordia, con la llegada de patronos de raíces aragonesas, renovó las perspectivas. Cinco puestos en el Pilar y el compromiso -no escrito- de seguir contando con lo regional en ferias venideras. La apuesta de la empresa es evidente. Nuestros toreros tienen más razones para ser optimistas. Ahora les toca justificarse con la muleta y en la arena. Para pedir desde fuera siempre están a tiempo.

Año completo de Los Maños

Coincidiendo con el trigésimo aniversario de la ganadería, Los Maños ha completado una temporada redonda. El hierro aragonés debutó en Las Ventas de Madrid con nota y ha mantenido un gran nivel en el resto de plazas en las que ha lidiado, tanto en Francia (Bayona y Vic-Fezensac) como en España (Cella, Hoyo de Pinares, Pastrana, Albalate del Arzobispo, Valencia y Zaragoza).

En La Misericordia, la familia Marcuello presentó una novillada completa y un toro para la corrida en solitario de el Juli. Los resultados, según los propios ganaderos, fueron satisfactorios.

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