Barcelona, 1921. En las calles de una ciudad luminosa y llena de prodigios, conviven, malviven y se matan gánsteres y anarquistas, patronos y sindicalistas, policías y ladrones. Aníbal Uriarte es un policía enviado a la Ciudad Condal para encontrar a los responsables del robo a un tren militar y, una vez allí... Este es el marco general en el que se desenvuelve ‘La sombra de la ley’, la última película de Dani de la Torre, que protagoniza el mismo actor con el que debutó como director en 2015 (‘El desconocido’), Luis Tosar. Intérprete y director participaron ayer en Zaragoza en una nueva entrega del ciclo ‘La buena estrella’, coordinado por Luis Alegre.

La película, que se mueve dentro de los cánones del filme de gánsteres o del género negro, llegó a las carteleras españolas el 12 de octubre y, pese a la fuerte competencia de las producciones norteamericanas, ha tenido un inicio prometedor y se mantiene en los primerísimos puestos por recaudación y número de espectadores.

"Lo que más me atrajo del guion, desde el primer momento, es que se trata de una película de gánsteres -aseguraba De la Torre-. Y que la historia transcurría en Barcelona, una Barcelona grande, abierta, en plena transformación, muy luminosa. Nunca se había retratado la ciudad así, vi las similitudes con ‘Érase una vez en América’, que es una de mis películas preferidas, y me decidí".

‘La sombra de la ley’, con guion de Patxi Amezcua, cuenta en el reparto, entre otros, con Ernesto Alterio, Xosé Barato, Fernando Cayo o Michelle Gener. El director cree que ha asumido riesgos al llevarla a la gran pantalla.

"Es cine de género y de época, y hacer ‘época’ en España es muy caro. En este tipo de películas hay que tener mucha seguridad porque hay mucho que perder, te van a criticar por cualquier detalle o por cualquier error. Afortunadamente, los efectos digitales están muy desarrollados y te permiten hacer cosas hasta hace poco impensables. Quería una película así, pero que no fuera un ‘baile de disfraces’: buscaba demostrar que no todo en España es comedia o cine independiente, sino que también se puede hacer cine de género. Y creo que hemos abierto una puerta muy interesante para adentrarnos en terrenos complicados pero que sorprenden al espectador".

Para Tosar, una de las claves del filme es que "la acción está tratada de una manera muy contemporánea". Su papel, el de Aníbal, le sedujo "porque habla poco, y a mí, como vengo del teatro del gesto, me gustan ese tipo de personajes. Es el conductor de la acción, alguien que se mueve por la Barcelona de las grandes esferas y por la ciudad de los bajos fondos. Y un hombre al que le acompaña el misterio durante buena parte del filme. Para un actor es muy atractivo interpretar a un personaje del que no se sabe mucho hasta el final de la película. Me he dejado llevar totalmente por la historia".

Siendo un filme de gánsteres, las referencias visuales están muy presentes gracias a los cientos de películas de este género que se han rodado en Estados Unidos. Pero ‘La sombra de la ley’ tiene personalidad propia. "En realidad, todas las películas de gánsteres relatan una lucha por el poder, que es uno de los grandes temas de la historia del cine -aseguraba De la Torre-. En el caso de la Barcelona de los años 20, también, aunque posee matices propios. El poder, y cómo se consigue de forma rápida, y la corrupción, son grandes temas aún hoy. Los instintos primarios del hombre están siempre ahí, en primer plano". Y el director recordaba ayer personajes fascinantes, como el barón Von Koenig, controvertido e insidioso, del que no se sabía muy bien a qué cartas jugaba. "El equivalente actual del barón Von Koenig -aseguraba Tosal-, sería hoy el comisario Villarejo".