Fabián Palasí: turolense, espiritista, masón y padre de la escuela laica

Olvidado por casi todo el mundo, fue una figura singular en el tránsito entre los siglos XIX y XX en España. Era aragonés: nació en La Hoz de la Vieja en el año 1848.

Fabián Palasí, fue pionero de la enseñanza laica en España.
Fabián Palasí, fue pionero de la enseñanza laica en España.

Aragón es rico en personajes sorprendentes, a menudo sepultados por la historia. Uno de los que no se ha reivindicado hasta ahora, quizá porque se desconocía su origen,  es Fabián Palasí Martín. Fue figura clave del librepensamiento español del siglo XX. Defensor incansable de los principios de la libertad y la igualdad, supo desde el primer momento que la justicia social solo podía alcanzarse a través de la educación. Y a ello consagró su vida, despreciando   dinero, halagos y premios. Varias generaciones de niños estudiaron en las escuelas laicas con sus libros de texto, que conocieron numerosas ediciones y que se difundieron por toda España. Palasí era masón (formó parte de la logia zaragozana Luz y Trabajo, y al final de su vida había alcanzado el grado 33) y espiritista. Médium, también.

Nació en La Hoz de la Vieja (Teruel) el 29 de enero de 1848. Poco se sabe de sus primeros años de vida, cabe suponer que muy humildes. En 1868 realizó el servicio militar y al año siguiente pidió el ingreso en la Guardia Civil (formó parte del 14º Tercio), seguramente para garantizarse un modo de vida. En el instituto armado aprovechó para sacarse el título de maestro de primera enseñanza.

Ganó plaza para Baleares, pero su afán de entrega a los más necesitados hizo que en 1873, al crearse las escuelas en las cárceles, se presentara a las oposiciones y ganara la plaza para el Presidio Peninsular de Sevilla. Allí estuvo enseñando a quienes menos sabían y más lo necesitaban; no solo letras y números, también y sobre todo, que un mundo más justo era posible.  En 1880, cuando se cerró el presidio, Palasí pidió plaza para la escuela del penal de Zaragoza.

Espiritismo y librepensamiento

En la capital aragonesa se inició en el  espiritismo. Al parecer, en 1882 la muerte de una niña por la que sentía un cariño especial lo sumió en una profunda depresión. Sus amistades en la ciudad le pusieron en contacto entonces con dos famosos espiritistas, Francisco Ferrari y José Maynou.

Zaragoza, a finales del siglo XIX, era una de las capitales del espiritismo en España. El movimiento había llegado a la ciudad de la mano de un militar, el teniente general Joaquín Bassols y Marañosa, dos de cuyos hijos, Santiago y César, eran médiums reconocidos. Las primeras sesiones espiritistas conocidas en la ciudad, así, se celebraron en el edificio de Capitanía.

Cuando Palasí llegó a la ciudad, en 1880, hacía ya 10 años que la imprenta de Calixto Ariño había publicado ‘Marietta’, obra fundacional del espiritismo español, ‘dictada’ por un ánima al lucense Daniel Suárez Artazu; y hacía dos que se había creado la Sociedad de Estudios Psicológicos, donde se fueron agrupando y reuniendo los espiritistas, y que engendró enseguida la ira de los canónigos del Pilar.

Palasí abrazó el espiritismo porque le sedujo su carácter racionalista, librepensador y anticlerical, que entroncaba con sus propias ideas. Y lo abrazó con entusiasmo. Aunque lo mantuvo alejado de sus clases, el espiritismo caló también en la cárcel, lo que pronto acabaría causándole problemas. En la Cuaresma de 1884 un numeroso grupo de reclusos protagonizó un sorprendente ‘motín’ religioso y se negó a hacer el cumplimiento pascual. Palasí se situó enseguida en el punto de mira de las autoridades  porque sus ideas eran bien conocidas. La rebelión se repitió al año siguiente, cuando incluso algunos presos prefirieron ser aislados en un calabozo antes que cumplir con las obligaciones de la Iglesia. Palasí fue denunciado al arzobispo, este se quejó a las autoridades, le abrieron expediente y tuvo que acudir a declarar al Gobierno Civil, donde fue acusado de "espiritista" y "librepensador". Entonces, secretario ya de la Sociedad de Estudios Psicológicos (dos años después la presidiría), sabía que tenía muy poca defensa. Tras un duro interrogatorio, se refugió en casa de Maynou. Allí le preguntaron qué había pasado. "Poca cosa –contestó–. Acabo de jugarme y perder la plaza de profesor del penal, pero vengo satisfecho de mí mismo: he proclamado la verdad con toda entereza". No se equivocaba, el 14 de mayo de 1885 fue apartado de su destino. Solo con que se hubiera declarado católico hubiera conservado el puesto, pero no quiso hacer lo que en su fuero interno vio como una apostasía.

Institución Libre de Enseñanza

Perdido el puesto público, no le faltó el trabajo: en julio de ese mismo año ya era director de la escuela laica de niñas de la ciudad, y al año siguiente lo fue también de la de niños. El centro educativo, que se ubicaba en la calle del Temple, 15, era importante: en 1891 tenía 98 alumnos.

En 1895 se trasladó a Sabadell, a la escuela que había abierto allí la Institución Libre de Enseñanza, azotada por todo tipo de problemas. Durante 12 años dio estabilidad al centro, resistiendo con pulso firme y fe en sus creencias educativas tanto los ataques que llegaban desde los círculos conservadores, como los de los anarquistas, que querían imponer el sistema de Ferrer Guardia.

Poco se sabe también de sus últimos años de vida, que debieron ser tan humildes como los primeros, acogido a un modesto empleo municipal en Barcelona. Falleció por una bronconeumonía el 9 de noviembre de 1927. Como todos sus compañeros  espiritistas, dejó escritos su esquela y su epitafio: "El papel que le correspondió en la gran comedia humana lo desempeñó en justicia, como mejor supo y pudo, instruyéndose e instruyendo a los demás".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión