Escaparate de culturas

Desde los exóticos toques polinesios de la isla de Pascua a las enérgicas y coloristas danzas de Ucrania, pasando por el elegante folclore pampero de Paraguay o el orientalizante estilo chipriota se pueden disfrutar durante toda la semana en provincia de Teruel gracias a Festifalk. El festival, que alcanza este año su XXVI edición, entra ya en su recta final. Habrá recorrido 11 localidades cuando termine, el próximo domingo en Alcalá de la Selva, con un Homenaje a la Paz entre los pueblos del mundo.

Festifalk, que nació en Alcalá de la Selva y ha ido extendiéndose por toda la provincia, pretende ser un escaparate que acerque a turolenses y visitantes culturas de todo el planeta. Aunque el público tiene sus preferidos a la hora de ver un espectáculo de música y danza tradicionales. Este año, los más aplaudidos son los ucranianos de Yunist Podillya, que exhiben potentes coreografías y saltos acrobáticos envueltos en indumentarias de vivos colores.

El alcalde de Alcalá, José Luis Tena, explica que todos los grupos tienen su atractivo, pero se inclina por el grupo eslavo, que ya pasó por el festival hace más de una década y dejó buen sabor de boca. "El folclore de Rusia y su entorno siempre despierta mucho interés", señaló Tena.

Festifalk llega a Alcalá en plena avalancha de veraneantes, con el pueblo habitado por 5.000 personas, frente a los 369 censados. El festival es una cita esperada cada verano. Además de alegrar las noches de vecinos y visitantes, atrae a público de toda la comarca. El próximo fin de semana, coincidiendo con los actos de clausura, la localidad registra los máximos anuales de ocupación.

El director del festival, Jesús Sánchez, comparte la opinión de que los países del Este de Europa enganchan al público por sus ritmos acelerados, pero afirma que en la "variedad" de estilos está "el atractivo" de Festifalk y casi su razón de ser. Dentro de las novedades de 2018, resalta el grupo Walmapu, de Chile, que en su programa incluye danzas y canciones de la misteriosa isla de Pascua, con una cultura marcada por las influencias que le llegan del Pacífico.

La principal preocupación son las tormentas, que día tras día amenazan con abortar actuaciones, aunque, afortunadamente, todas se han salvado. Sánchez explica que los ayuntamientos tienen un "plan alternativo" consistente en trasladar los actos a recintos cerrados. Aclara que esta solución permite salir del paso, pero el sonido pierde mucha calidad en los pabellones.

En Teruel capital el escenario elegido es la Glorieta, aunque Jesús Sánchez, responsable del grupo Burearte –impulsor del festival–, apuesta por buscar para futuras ediciones un entorno "histórico" porque, a su juicio, encajaría mejor con actuaciones que giran en torno a la tradición y el pasado.

Las interpretaciones musicales y de baile se combinan además con muestras de la cultura de los países participantes. Yunist Podillya monta con cada gala un mercado de artesanía de Ucrania. Por otro lado, en Alcalá se puede ver desde el 14 al 19 de agosto una exposición sobre la los pastores nómadas de Mongolia, un país que estaba previsto que actuara pero que se ha quedado por el camino por trabas burocráticas.

Los grupos llegados de países ‘del otro lado del charco’, como los chilenos Walmapu o los paraguayos de República Saraki, aprovecharán el viaje a España para participar en otros festivales dentro de una minigira coordinada con Festifolk España, una agrupación de 38 festivales de la que Festifalk fue fundador con otros seis pioneros. Como señalaba Sánchez en la presentación del festival, tras los apuros pasados con la crisis, el futuro es prometedor.