Retoman la investigación en el Cabezo de San Pedro de Oliete tras 20 años de olvido
Se ha encontrado un horno ibero empleado con fines comerciales y varios útiles domésticos de cerámica en el yacimiento olietano, único en la península.
El Cabezo de San Pedro en Oliete ha vuelto a ser objeto de investigación. Tras 20 años de olvido, tres arqueólogos del Parque Cultural del Río Martín y del Museo de Teruel, junto con dos peones y la ayuda de maquinaria pesada, han llevado a cabo varias catas en el poblado ibero. El resultado ha sido el afloramiento de varias estructuras del hogar y objetos de cerámica.
En la cata de la zona exterior se ha descubierto un horno que se utilizaba para elaborar objetos y comercializar con ellos. Se sabe que formaba parte de un complejo de instalaciones alfareras destinado a la gran producción de cerámica y a su comercialización. "Tras la finalización de los trabajos se ha descubierto que es un poblado de tipo medio", afirma Jaime Vicente Redón, director del Museo de Teruel. Además, en las catas de la zona interior se han encontrado objetos de cerámica como vasijas, vajilla, útiles de almacenamiento y piezas de telar. "Las catas han permitido conocer de manera más precisa la estructura del hogar. Está construida con muros de piedra que están sellados con barro, conserva los postes de apoyo de la sujeción de la techumbre y en una de las esquinas de la habitación hay un fuego bajo", explica Jaime Vicente Redón.
Concretamente, en una perforación realizada en el interior de una de las habitaciones de una vivienda se detectó que había cinco niveles de ocupación: la más antigua se corresponde al siglo III antes de Cristo, se trata de una ocupación de corta duración que utiliza como suelo la propia roca natural. "Estas catas nos han ayudan a definir la cronología del poblado", detalla José Royo, director del Parque Cultural del Río Martín. Después de poco tiempo los habitantes construyeron una nueva superficie de losas. Posteriormente, se levantó un suelo de arcilla y más tarde, en el siglo I antes de Cristo, se construyó en arcilla con dos bancos. Las estructuras defensivas que posee el Cabezo de San Pedro son únicas en toda el área ibérica. El yacimiento presenta dos zonas diferenciadas: por un lado, un recinto fortificado en el extremo del cerro y por otro, un recinto extramuros que se extiende por el resto de la zona superior hasta las primeras pendientes del Cabezo Calapetre. El extremo fortificado cuenta con una muralla y un foso. También, entre la segunda línea amurallada se encuentra otro foso donde se conservan todas las torres.
Elementos novedosos
El sistema de fortificación de este poblado muestra la adopción de elementos novedosos iberos con los que podían hacer frente a ejércitos dotados de modernas maquinarias de asalto. "Cabe destacar que se desconoce la extensión de poblado y las catas también pretendían arrojar luz sobre este punto porque puede que tanto por dimensión como por envergadura de las construcciones defensivas fuese uno de los poblados más grandes del área ibérica", explica José Royo. La amplitud de la zona de extramuros ronda los 17.000 metros cuadrados. "No perseguimos obtener descubrimientos de gran importancia, lo que se busca es un mejor conocimiento sobre la sociedad del pasado", valoró el director del museo turolense.
Estas exploraciones se han estado realizando dentro del Plan de Actuaciones del Parque Cultural del Río Martín a través del servicio del Gobierno de Aragón; además cuentan con la colaboración del Museo de Teruel, que depende de la DPT, y otro de los grandes colaboradores es el Ayuntamiento de Oliete.
El plan ha contado este año con 15.000 euros, que han sido empleados para delimitar el poblado con carteles, catas para conocer la extensión exacta del poblado e instalación de protección y retirar escombros. Debido a los buenos resultados se prevé retomar los trabajos el próximo año.
