Luis Manuel Casáus: "Mi sueño es que Robres sea el Almagro de Aragón"

Luis Manuel Casáus es el director del Teatro de Robres, que celebra su 30 aniversario con la ilusión por acercar la cultura al medio rural.

Casáus en el parque de San Blas, donde se harán la mayoría de obras del Festival de la Oralidad de Robres.
Casáus en el parque de San Blas, donde se harán la mayoría de obras del Festival de la Oralidad de Robres.
P. P.

El Teatro de Robres está de enhorabuena con su 30 cumpleaños. ¿Cómo han conseguido llegar hasta aquí?

Se trata de una empresa que funciona con el corazón, donde priman el trabajo, la ilusión y la pasión, lo que nos mantiene unidos y sobre el escenario.

Han sido una de las primeras compañías independientes de Aragón y además están entre las más premiadas. ¿De qué se siente más orgulloso?

Me siento muy satisfecho de que nuestra compañía tenga los valores de una gran familia, con un elenco de actores hermanado y capaz de afrontar cualquier reto. Siempre hemos mantenido nuestro objetivo inicial: llevar la magia del teatro al mundo rural, considerando a sus habitantes como espectadores de primera fila, con derecho a disfrutar de grandes representaciones. Y el mejor ejemplo es el Festival Internacional de la Oralidad de Robres, que este año suma un total de seis funciones con grandes compañías como el Teatro Lírico de Zaragoza, La Otra Parte Teatro o Carabau Teatre. Son grupos de gran prestigio a nivel nacional e internacional.

Alguno se sorprenderá al encontrar este cartel en un pueblo de apenas 500 habitantes.

El secreto está en nuestros años de trabajo y en saber trasmitir nuestra filosofía. Así hemos conseguido contar este año con un maestro del saxofón, José Luis Gutiérrez, que es uno de los artistas internacionales más innovadores. También es fundamental la colaboración de las instituciones y ante todo, el apoyo del público, que llena el aforo de cada sesión. Y no solo en Robres. También nos ocurre en la ciudad de Huesca, donde hemos colgado siempre el cartel de completo, desde la primera hasta la última representación. Y ya son 65.

¿Cuál es la clave de su idilio con el público?

Pues creo que es porque somos un teatro que nace de la tierra, tal y como decía Federico García Lorca, una compañía que ofrece autenticidad, que nunca olvida sus raíces y que actúa con pasión.

¿Cómo van a celebrar este aniversario?

Dentro de esta próxima edición del Festival de la Oralidad, el Teatro de Robres estrenará un nuevo montaje, ‘Medea’, una gran tragedia griega, que representaremos los días 5 y 6 de agosto en el santuario de Magallón de Leciñena. El monumento formará parte de la escenografía y además, habrá proyecciones y hasta una tormenta.

Vuelven a su escenario talismán.

Así es. El santuario está muy ligado a la localidad de Robres y, al estar situado en mitad de Los Monegros, es un lugar que cautiva, especialmente durante la noche. Allí ya tuvo lugar el estreno de nuestra trilogía de Federico García Lorca, que alcanzó un gran éxito de público y crítica.

Para alcanzarlo, ¿qué aporta usted?

Un buen director debe cuidar siempre las relaciones humanas dentro del grupo, es decir, respetar el papel de cada componente. El gran problema del teatro es el divismo, los egos, ya que destruyen al colectivo.

¿Cuándo dijo usted: "Papá, quiero ser director"?

Precisamente, descubrí mi pasión por el teatro con mi padre cuando tenía solo ocho años, después de ver un sainete titulado ‘El sexo débil’, con el que me quedé fascinado. Además, fue en la localidad de Robres, a la que, como era habitual en aquellos tiempos, llegaban compañías ambulantes que se asentaban durante varios días en el pueblo ofreciendo distintas funciones.

¿Qué sueños le quedan todavía por cumplir?

Tiene mucho que ver con esa relación entre el pueblo y el teatro. De hecho, estamos muy cerca de tener un local propio en Robres donde exponer nuestra trayectoria y disponer de espacio para crear y ensayar, incluyendo una zona de representación. A largo plazo, nuestro sueño es ir más allá, crear un corral de comedias, es decir, ser el Almagro de Aragón. Y, además, hacerlo aquí, demostrando las posibilidades del medio rural, que siempre ha sido el gran olvidado y que tiene el mismo derecho de acceso a la cultura.

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