Cómo poner deberes a los niños estas vacaciones sin que se note

Estimular su curiosidad, jugar con los números y las palabras y fomentar su creatividad son algunas de las claves.

Los hay que devoran los libros y los cuadernos de vacaciones y a los que les encanta enfrascarse en una lectura detrás de otra para llenar el ocio estival, pero lo cierto es que son muchos los niños a los que les cuesta sentarse delante de un problema de matemáticas o de un ejercicio de lengua en los meses de verano, costumbre muy beneficiosa para repasar lo aprendido durante el curso.

Afortunadamente, existen formas alternativas de aprendizaje más asociadas a los actos cotidianos e, incluso, a los juegos que pueden servir de aliciente para afianzar conocimientos  básicos sin que el niño tenga la sensación de que está estudiando. Veamos unos cuantos ejemplos por materias:

Matemáticas: forman parte del día a día y se pueden aplicar a la hora de hacer la compra, de repartir caramelos o de contar objetos. Es buena idea animar a los chavales a que se ocupen de pagar en algún momento y de comprobar que están bien las vueltas. A los más pequeños, en carretera, se les puede preguntar, por ejemplo, por el número de coches rojos que pueden verse tras la ventanilla.La visita al supermercado es toda una experiencia matemática: tamaños, capacidades, medidas, cálculos aproximados, formas geométricas... llevarlos de acompañantes es una buena idea.

Lengua: escribir un diario es crear un bonito recuerdo y una forma muy recomendable de practicar la ortografía y la gramática. Escribir la lista de la compra o de las cosas imprescindibles para meter en la maleta también puede contribuir a ese objetivo, así como inventar principios o finales de cuentos. Para los que todavía no saben escribir, jugar al 'veo veo' o a 'de La Habana va a venir un barco cargadito de cosas que empiezan por...' son ejercicios útiles para repasar las letras.Buen ejercicio es estimular el lenguaje oral, proponiendo conversaciones donde ampliar vocabulario, utilizar bien las concordancias de género y número y los tiempos verbales, entre otros conceptos repasados durante el curso.

Por último, más que recomendable, casi obligatorio, es leer prácticamente a diario para que la lectura se convierta en un hábito. Las bibliotecas son espacios muy dinámicos de fomento de la lectura que multiplican sus actividades durante la época estival.

Idiomas: ver dibujos animados en inglés o francés es, hoy por hoy, muy accesible. Si no es con el menú de la televisión, se pueden tomar prestados dvds en las bibliotecas. También es aconsejable ver en versión original películas infantiles, preferiblemente si ya se han visto en español. Por otra parte, son muchos los juegos disponibles en la red que sirven para practicar los idiomas a través del ordenador, la tablet o el móvil. Y si es posible hacerse una escapadita al extranjero, hay que animar a los niños a que hablen y se desenvuelvan en otro país. Ciencia: los museos son fuente inagotable de conocimiento y el punto de partida para observar y experimentar sobre temas que despierten el interés de los más jóvenes. Igualmente, acudir a la prensa para analizar noticias y reportajes llamativos para ellos puede ser el origen de una fructífera investigación. La última película de Jurassic Park, la posibilidad de que estemos sufriendo una epidemia de mosquitos y abejas en la ciudad o los últimos avances en el tratamiento contra el cáncer podrían ser motivaciones importantes. Geografía e Historia: viajar es toda una lección vital y de aprendizaje y no hace falta recorrer muchos kilómetros. Consultar los mapas y enseñar a localizar los lugares donde estaremos este verano es de gran utilidad. Por otra parte, inculcar el valor patrimonial de un monumento o edificio, remontándonos a su época histórica es una manera de transmitirles la inquietud por lo que los rodea. Educación artística: no hay que olvidarse de la creatividad y del desarrollo de la imaginación y la fantasía a través de las manualidades. Crear personajes, disfraces o representaciones teatrales es buena idea, así como  fomentar la psicomotricidad fina con todo lo que tenga que ver con cortar, plegar, colorear. Confeccionar una tarjeta de felicitación o un marcapáginas para regalar son trabajos muy completos y que contribuyen al entretenimiento de los niños.¿Y qué tal unas horas en la cocina para hacer un bizcocho, unas albóndigas o unos aperitivos saludables? en internet hay numerosas recetas pensadas para los más pequeños que, además de impulsar la creatividad, fomentan el espíritu de organización y cálculo, sin olvidar el trabajo en equipo.