El Departamento de Educación y Cultura, que trabaja desde hace meses en la exposición ‘Panteones Reales de Aragón’, ha solicitado más de 150 piezas a 50 instituciones, algunas de ellas tan prestigiosas como la British Library o el Metropolitan de Nueva York. La muestra, comisariada por Marisancho Menjón, se inaugurará en la Sala de la Corona del Edificio Pignatelli el 6 de diciembre y permanecerá abierta hasta fines de marzo de 2019.

La Plataforma de Contratación del Sector Público hizo públicas ayer las bases del concurso para el proyecto museográfico de la muestra (12.000 euros) y en la documentación que se facilita a los aspirantes está la información completa de lo que será, o quiere ser más bien, la muestra. Entre los documentos se encuentra desde el guion expositivo hasta el listado de las piezas a exponer, pasando por un plano del espacio y sus condiciones.

Así, la muestra arrancará presentando cómo era el panteón de San Juan de la Peña en el siglo XII, cómo estuvieron dispuestas las tumbas y cómo eran los ajuares funerarios. Se prevé incluso una recreación virtual. El siguiente espacio expositivo estará dedicado a Santa Cruz de la Serós, panteón de varios miembros femeninos del linaje real aragonés. San Victorián, panteón de los Reyes de Sobrarbe; y Montearagón, donde fue enterrado Alfonso I el Batallador tras su muerte, protagonizarán los siguientes espacios, para continuar el recorrido con San Pedro el Viejo, lugar de retiro de Ramiro II, el Monje, y en cuya capilla de San Bartolomé recibió sepultura. En este último apartado se prevé incluir fotografías, folletos y un fragmento del NODO dedicados a la traslación de los restos de Alfonso I y de Ramiro II en los años 20 y 50.

La catedral de Barcelona (tumba de la reina Petronila) será el siguiente punto de atención del recorrido, antes de llegar al espacio dedicado al monasterio de Sijena. El guion de la muestra incluye aquí «grandes reproducciones fotográficas, que recrearán la personalidad que, a partir de los testimonios conservados, tuvo en su época de esplendor». También está prevista una recreación, para la que el visitante tendrá a su disposición gafas de realidad virtual.

El octavo bloque temático estará consagrado a los panteones que existen fuera del actual territorio de Aragón (los monasterios de Poblet y Santes Creus, y los monasterios franciscanos de Barcelona y Lérida). El recorrido se cierra con sendos bloques dedicados a las reinas e infantes del linaje de los Aragón y a las vicisitudes y estudios de los restos de los reyes.

La muestra incluirá numerosos elementos visuales, desde fotografías a vídeos pasando por recreaciones virtuales, pero cuenta con mostrar al público numerosas obras y objetos originales.

El ‘Listado de las piezas a exponer’ incluye 173. Algunas de ellas son de reducidas dimensiones, como los tres anillos encontrados en las tumbas de San Juan de la Peña. Pero otras, como el cuadro de Ignacio Pinazo que representa ‘Los últimos momentos del rey Jaime I’, y que es propiedad del Museo del Prado, tienen dimensiones considerables (4,8 por 3 metros).

Las 173, sumadas a los paneles informativos, las fotografías y audiovisuales, llevan a concluir que difícilmente todo ese material cabría en la Sala de la Corona, aun con sus considerables dimensiones. Así que no todas las incluidas en esa lista formarán parte finalmente de la exposición. Sin embargo, desde el comisariado de la muestra se ha solicitado el préstamo de todas ellas.

La institución a la que se la ha pedido un número mayor de piezas, una treintena, es a la Fundación Lázaro Galdiano, que guarda los dibujos que Valentín Carderera realizó a mediados del siglo XIX a los monasterios de San Juan de la Peña y San Pedro el Viejo.

Casi medio centenar de instituciones, fundamentalmente de Aragón y de España, pero también de varios países europeos y de Estados Unidos, han recibido ya las peticiones. En algunos casos el préstamo se prevé fácil (Museo de Huesca, Museo Diocesano de Barbastro, Biblioteca de la Universidad de Zaragoza...), y en otros será más complicado (Academia de San Fernando, Museo Marés, Monasterio de El Escorial...). Y algunos préstamos más serán muy difíciles de concretar.

Así, por ejemplo, al Metropolitan Museum of Art de Nueva York se le han pedido las tapas de dos evangeliarios del siglo XI, el de la Reina Felicia y el de Santa Cruz de la Serós, ambos en plata dorada con filigrana, pedrería, cabujones y placa de marfil sobre madera, que nunca se han expuesto juntos fuera de Estados Unidos. Al mismo centro se le ha enviado solicitud también por una escultura funeraria en piedra policromada, del siglo XIV, que representa a Santa Petronila; y al Kuntsthistorische Museum el ‘Retrato de Catalina de Aragón’ de Michiel Sittow.

A la British Library se le pide un códice miniado del siglo XVI, la ‘Genealogia dos reis de Portugal’; al Museo Enrique Larreta de Buenos Aires, la tabla central del ‘Retablo de la Madre de Dios’, del siglo XV y procedente de Sijena; y al Museo Machado de Castro, de Coimbra, el báculo de peregrina encontrado en la tumba de Santa Isabel de Aragón, entre otras.

¿Se verán estas piezas en Zaragoza? Todas ellas seguro que no. Quizá alguna. Pero el conjunto que finalmente se articule buscará conseguir que el visitante, según se asegura en los criterios de la muestra, ahonde «en el conocimiento histórico artístico de los panteones elegidos por reyes, príncipes e infantes como lugares de sepultura».