Un órgano 'made in Tarazona' triunfa en Francia

La ciudad de Grandvillars acaba de estrenar un instrumento de 1.169 tubos construido en su mayor parte en el prestigioso y veterano taller Órganos Moncayo

El órgano, poco después de ser instalado en el interior de la iglesia
El órgano, poco después de ser instalado en el interior de la iglesia
Gotzon Mujika Urkia

La noticia cultural ‘milagro’ del año en Francia la ha protagonizado Grandvillars, en el Franco Condado. Con tan solo 3.000 habitantes, la ciudad ha tardado poco más de un año en conseguir los 260.000 euros que buscaba para construir un órgano que asombrara al país. Y lo acaba de estrenar hace tan solo unos días. Caspe logró una hazaña parecida no hace mucho.

El instrumento que suena en Grandvillars tiene mucho que ver con Aragón. Porque ha sido diseñado y construido por Órganos Moncayo, veterana empresa de restauración de estos instrumentos. A su buen hacer se deben, por ejemplo las recuperaciones de instrumentos como el de la iglesia de Santa María de la Corona, en Ejea, o el de la Merced, de Tarazona, ciudad donde tiene su sede la empresa.

"El principal impulsor delproyecto ha sido Jean-Charles Ablitzer (organista titular de la catedral de Saint-Christophe en Belfort) –relata Christine Vetter, de origen alemán y alma mater de Órganos Moncayo–. Él viaja con frecuencia a España y es un gran admirador del órgano ibérico. Nació en Granvillars y siempre había querido tener un instrumento así en su localidad natal".

Un órgano made in Tarazona triunfa en Francia

La idea fue acogida por la asociación ACORG, que se lanzó a buscar fondos económicos. Tras encontrar el apoyo tanto de las distintas administraciones como de empresas y particulares (desde los vecinos a personajes públicos como Jean-Loup Chrétien, el primer astronauta francés), se le encargó el proyecto a Christine Vetter.

"Nosotros no nos dedicamos a construir órganos, sino a restaurarlos. Y llevamos 32 años en ello. Nuestro taller, en realidad, es pequeño, y no puede asumir un encargo de esas caracterísicas con la rápidez que se requiere. Así que buscamos colaboración externa. En Tordesillas, el taller de Joaquín Lois se ha ocupado del mueble y del secreto con su mecánica, y nosotros hemos hecho el resto".

Un trabajo en equipo, Tordesillas-Tarazona, no es frecuente en este tipo de encargos. "Es la primera vez que hacemos algo así, colaboraciones de este tipo son difíciles. Nos hemos ido viendo de vez en cuando y nos hemos coordinado bien".

En total, Órganos Moncayo ha realizado los 1.169 tubos, que Vetter ha armonizado para que el instrumento suene bello y expresivo. Pero, ¿qué hace un órgano ibérico en Francia? ¿En qué se diferencia de otros?

"El órgano ibérico es bastante distinto –señala Vetter–. Tiene un teclado, a diferencia del centroeuropeo, que suele poseer dos, tres o cuatro. Como tiene el teclado partido, se pueden combinar mucho más los distintos registros. Es un instrumento más versátil y el sonido es muy vocal, muy colorido. El órgano ibérico es como un coro que canta, es ‘muy humano’. Y la mecánica es sencilla, directa y querida por los intérpretes porque se puede tocar de forma ligera y con mucho color".

En el departamento de Belfort, donde se ubica la ciudad de Grandvillars, hay numerosos órganos, de estilo francés, alemán o italiano, y la llegada de uno de estilo ibérico completará el abanico musical de la comarca. Se promociona, incluso, una especie de circuito por los seis órganos destacados que existen en la zona. El de Grandvillars es capaz de abordar música muy variada. Y lo tendrá que hacer, puesto que en la ciudad francesa existe un gran interés por este tipo de instrumentos, como quedó claro ya en la inauguración, el pasado 10 de junio, con un concierto de Jean-Charles Ablitzer, que abarrotó la iglesia de público.

"La gente está muy contenta con el órgano y se le va a dar mucho uso, eso seguro, porque hay numerosos aficionados", concluye Vetter.

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