Está de celebración el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Cumple cuatro décadas en Aragón. Pilar Fiteni Mera forma parte de la Junta del Colegio Profesional.

Se conmemoran los 40 años del establecimiento en Aragón de la demarcación del colegio. Se implantó para adaptarse al nuevo régimen autonómico del Estado, para aproximarse más si cabe al ciudadano. Eso sí, el colegio sigue siendo único y central.

Se bromea con la etimología de la palabra ingeniero. ¿Viene de ingenio o de ingenuo?

Sin lugar a dudas, de ingenio. Para resolver necesidades y problemas, la ingenuidad no es buena compañera...

También se les ha tildado de carácter metódico, calculador, incluso frío, tan próximos como están al hormigón...

El hormigón está muy bien como material de construcción, que es de lo que va esta historia.

Los sueños solo serían sueños de no mediar un ingeniero...

Correcto. El ingeniero materializa lo sueños, las ideas.

¿Prima la cabeza o el corazón en su profesión?

Se tiende a simplificar, a separar uno de otro órgano. Y es bueno que vayan unidos. Un ingeniero es una cabeza con corazón.

Las pasiones tienen cabida en el alma de un ingeniero. Ingeniera, en este caso.

Soy hija de un ingeniero de Caminos. Mi padre fue director de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Primero cursé Ingeniería Industrial en Zaragoza y después me fui a Madrid a hacer Caminos. Recuerdo que el último examen de la carrera, en sexto curso, el de la asignatura de Proyectos, lo hice muy apurada...

¿Tan complicado era?

No. Es que al día siguiente de hacer el examen en la Universidad Politécnica de Madrid, di a luz a mi hijo Miguel en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza.

¡Miguel será ingeniero, seguro!: hacer un examen antes de nacer...

Más de uno. Dentro de mi tripita, asistió a varios exámenes más. Que recuerde, Ingeniería Sanitaria, Obras Hidráulicas, Ferrocarriles y Aeropuertos...

¡Qué historia más bonita, Pilar!

Ya le dije que el corazón también cuenta... Ahora tengo una ingeniería de proyectos, Prodia.

Desde el Colegio, han sacado la Ingeniería a la calle. El paseo de la Independencia de Zaragoza se ha llenado de cubos explicativos de su quehacer.

La calle en sí, la vida misma, también es ingeniería. Todo lo que nos rodea lo hemos construido. Los cubos también viajarán después a Huesca y a Teruel. En Aragón, salvo puertos, pues no tenemos costa, todas las infraestructuras que nos acercan al futuro las han diseñado ingenieros de Caminos y Canales. Para llegar hasta aquí, hubo ingenieros que abrieron caminos.

¿Por ejemplo?

Citaría a Manuel Lorenzo Pardo, impulsor de la CHE. Por supuesto, a José Torán, precursor de la internacionalización de la ingeniería como presidente del Comité Internacional de Grandes Presas. Cuando España estaba aislada internacionalmente, Torán llegó hasta China en tiempos de Mao para contribuir al Plan Hidrológico Chino.

Un puente une, una carretera vertebra. ¿Y un embalse?

En un territorio invertebrado, con tanta extensión y escasa población como es Aragón, los nexos son imprescindibles. Gracias a ellos llegamos a todos los rincones del territorio. Qué decir, por ejemplo, de los 12 puentes a uno y otro lado del Ebro a su paso por Zaragoza.

Hablaba de los embalses...

Los embalses también son imprescindibles, porque el agua también vertebra, une. Es tan sencillo de explicar como que sin agua, no hay desarrollo. Esta afirmación se sostiene sobre datos: cuatro de cada cinco gotas que salen por el grifo vienen de un embalse. Los embalses son cajas de ahorros de agua.