Nacho Arantegui traslada a la Alfranca su gran fiesta artística anual en la naturaleza

El viernes comienzan las veladas, que este año se desarrollan también en un espacio cerrado. Las sesiones incluyen danza contemporánea, teatro, música y ‘performance’.

Nacho Arantegui, durante el montaje del nuevo espectáculo que presentará el próximo viernes en la Alfranca.
Nacho Arantegui, durante el montaje del nuevo espectáculo que presentará el próximo viernes en la Alfranca.
Raquel Labodía

El zaragozano Nacho Arantegui vuelve con una nueva propuesta de sus veladas artísticas en un entorno especial y diferente, el convento de San Vicente de Paúl y el Jardín de Rocas de la Alfranca –obra del arquitecto Carlos Martín La Moneda–, junto a la Reserva Natural de los Sotos y Galachos del Ebro, a 15 kilómetros de Zaragoza. El proyecto de land art o arte en la naturaleza ‘Gauda, el mensaje de la voladora’ ofrece un recorrido nocturno de fantasía a través de intervenciones escultóricas, intercalado con distintas actuaciones de danza contemporánea, música en vivo, interpretación y ‘performance’.

A diferencia de los últimos proyectos artísticos de Arantegui en sotos de Utebo o de otros puntos de la ribera del Ebro, en esta ocasión el artista ha optado por alternar la instalación en plena naturaleza con un espacio cerrado como la iglesia y el mirador "que permiten una actuación más sutil y segura, ya que nos evita tener que estar pendientes día a día y de forma permanente de la climatología y de otros factores externos", afirma el artista sobre las nuevas veladas, que cuentan con el apoyo de la Asociación Trarutan y del Gobierno de Aragón.

"Nuestra intención no ha sido la búsqueda de un resultado más sencillo, sino contar con un espacio más controlado, más domado y no tan salvaje como las riberas, sin que el viento ni la lluvia azote las instalaciones y nos obligue a reconstruir las esculturas una vez tras otra. La Alfranca nos ha facilitado la posibilidad de trabajar desde otras perspectivas donde podemos introducir en la escena el sonido y la iluminación como integrantes relevantes del proyecto", dice Arantegui.

En la velada participan los artistas Cecilia Gala (danza contemporánea), Rodrigo Rodríguez (flauta shakuhachi) y Sonia Deluis y Yago de Mateo (‘performance’) y cuenta también con la colaboración de Silvia Cored (Gauda), Gustavo Giménez (guía), Alfredo Porras y Pepe Vázquez (música), Cristina Berlanga (ayudante de dirección) y el maquillaje de Marm.

Dos pases diarios

Los pases, dos diarios con un aforo de 65 personas cada uno, se celebrarán los días 8, 9, 15 y 16 de junio en el Espacio Alfranca, situado en la carretera entre Pastriz y La Puebla de Alfindén. La duración aproximada del recorrido es de una hora y media, aproximadamente. El primer pase comienza a las 21.40 y el segundo, a las 22.10.

‘Gauda, el mensaje de la voladora’ es el resultado artístico más inmediato del viaje a Nepal este año de Arantegui, "emotivo y rico en experiencias" que responde "a la necesidad de experimentar los espacios, reivindicar los valores básicos de la naturaleza a través de una propuesta creativa que apela a la sensibilidad y a la emoción transformadora desde una atmósfera asombrosa", cuenta Arantegui. La elección del nuevo paisaje para las veladas, "que ha permitido crear piezas escultóricas muy trabajadas y de mucha delicadeza", fue una propuesta sugerida por la dinamizadora del espacio natural de la Alfranca, Lucía Domingo, seguidora de los proyectos de Arantegui.

En colaboración con Trarutan

Nacho Arantegui y la asociación Trarutan comparten recorrido en la creación de veladas artísticas y medioambientales en Aragón desde 2014. ‘La fantasía de los árboles’ (Torres de Berrellén y Sobradiel), ‘El embrujo de las hayas’ (Tramacastilla de Tena), La Parada de Casetas’ (barrio zaragozano de Casetas), ‘La fantasía de la ribera’ (Torres de Berrellén), ‘La fantasía de la Alameda’ o ‘Los secretos de Iber’ (Utebo) son algunas de las veladas que han venido celebrando conjuntamente. Unas actuaciones donde, para Arantegui, "la simbiosis arte y naturaleza significa principalmente mantener un vínculo espiritual y emocional con la madre Tierra, aprender a apreciar y a disfrutar de la belleza del entorno natural, buscar la aventura y la libertad dentro del marco de la sociedad actual y no dejar de explorar el territorio".

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