Tras días de ensayos y pruebas de iluminación y vestuario, los españoles Alfred y Amaia afrontan las últimas horas antes de la final de Eurovisión "impacientes y con energía".

"Estamos muy tranquilos, con energía e impacientes por actuar y saber qué pasa, pero estamos muy tranquilos", ha asegurado Amaia en un hotel cercano al estadio del Altice Arena, donde este sábado se escogerá la considerada mejor canción de Europa.

Al parecer, habrá algunos cambios en la puesta en escena de la canción española, ya que los efectos de luces, tan tímidos en los primeros pases, y que dejaron algo fría a la prensa española y también a buena parte de la internacional, han sido objeto de especial atención por parte de la delegación española. Quizá haya sido esta una de las razones por las que la canción española ha perdido crédito en las últimas horas entre los analistas y las casas de apuestas.

A falta de unas horas para que se inicie el certamen, Chipre se perfila como la gran favorita, por delante de Israel, que era el país que casi todo el mundo daba como probable ganador hasta la última semana, y que ahora anda empatado con Noruega, un valor en alza. República Checa, pese al percance sufrido por su cantante, que ha tenido que cambiar su baile sobre el escenario tras una lesión, podría ser la sorpresa de la noche.

Las casas de apuestas también conceden alguna opción a Francia (otro valor en alza en las últimas horas), Lituania y Suecia. España actuará en segunda posición de la gala, lo cual no es bueno, y Chipre, la gran candidata, en penúltimo, lo que la favorece.