Cannes deshace un entuerto con Carlos Saura

Su película ‘Peppermint Frappé’, que aspiraba a la Palma de Oro de Cannes, fue boicoteada en el mayo francés de 1968 y no llegó a proyectarse

Alfredo Mayo y Geraldine Chaplin, en esa curiosa bicicleta de época.
Alfredo Mayo y Geraldine Chaplin, en esa curiosa bicicleta de época.
Archivo Heraldo.

Carlos Saura (Huesca, 1932) iba para fotógrafo y descubrió ‘Las Hurdes. Tierra sin pan’ de Luis Buñuel. Jamás ha dejado de hacer fotografía (ahí están sus retratos del flamenco, del rastro, de la España de los 50), pero se inclinó por el cine de manera decidida. En 1968, cuando concursó en la sección oficial del Festival de Cannes, en busca de la Palma de Oro con ‘Peppermint Frappé’ (1967), el oscense ya era un director muy prestigioso, con tres títulos importantes a sus espaldas: ‘Los golfos’, ‘Llanto por un bandido’ y ‘La caza’. Eran los tiempos de su colaboración con el productor Elías Querejeta.

‘Peppermint Frappé’, que tomaba su nombre de una bebida, se había rodado el año anterior en Cuenca, varias localidades de la provincia y en Calanda, la tierra de Buñuel. Era una película compleja y onírica, de impacto surrealista, tal vez con ecos de ‘Vértigo’ de Alfred Hitchcock. Es una narración sobre el amor, el deseo y la muerte, una reflexión sobre la obsesión y la neurosis, que fue analizada en algunas claves políticas: hablaba del clima opresivo de España y de la necesidad de liberación a través de la imaginación y la sexualidad.

La película cuenta la historia de un radiólogo, más bien gris (José Luis López Vázquez), que se queda fascinado con la mujer extranjera de un amigo suyo, maduro (Alfredo Mayo). Ella es Elena, radiante y joven (Geraldine Chaplin). A Julián le recuerda a una tamborilera que le fascinó tiempo atrás en Calanda y a la vez se obsesiona con ella hasta el punto de que su imaginación la transforma en su propia enfermera, un tanto alicaída. Suceden muchas más cosas en esta historia original del propio Saura, que contó con la ayuda, para redactar el guión, de Rafael Azcona y Angelino Fons. El propio Charles Chaplin, a la sazón suegro de Saura, que había iniciado una relación afectiva con su hija Geraldine Chaplin, vio una copia en 16 mm., y estaba encantado con la película.

Revuelta y prohibición

El 18 de mayo, en medio de las revueltas del llamado ‘Mayo francés’, del que se cumplen ahora 50 años, sucedió lo inesperado: algunos de los cineastas de la ‘nouvelle vague’ (nueva ola), irrumpieron en la sala y boicotearon la proyección de ‘Peppermint Frappé’. Entre ellos estaban un excitado Jean Luc Godard, pero también Louis Malle y François Truffaut, que también habló mucho, e incluso el polaco Roman Polanski, que se arrepentiría años después de su complicidad. 

Cannes deshace un entuerto con Carlos Saura

Cuando le explicaron a Carlos Saura las razones del boicot, él lo entendió y no solo accedió sin violencia, sino que se sumó a las revueltas callejeras con su compañera, musa y actriz principal Geraldine Chaplin. Carlos Saura ha contado que se iban a hacer dos pases en Cannes, a las cuatro y a las seis. Cuando irrumpieron en la sala, los responsables del Festival de Cannes querían que continuase la proyección, que ya había empezado. Al final, los revoltosos se agarraron a la pantalla y el propio Saura hizo lo mismo.

HERALDO publicaba el día 19 de mayo de 1968 la noticia, de la agencia EFE, remitida desde París: “La gran sala del Festival de Cannes ha sido ocupada esta mañana (sic) por quinientos profesionales del cine francés y extranjero. La película española del realizador Carlos Saura, ‘Peppermint Frappé’, no ha podido ser proyectada. Varios cineastas, entre ellos Alain Resnais y Claude Lelouch, han decidido retirar sus películas del concurso”.

Historia de un rodaje

Algunos años después, con motivo de su vídeo ‘Aragón’ que presentó en la Exposición Internacional de Zaragoza-2008, Carlos Saura recordó el rodaje de la película en la Semana Santa de Calanda y varias estancias anteriores en “la villa medieval”, tal como escribió Luis Buñuel en ‘Mi último suspiro’. Contaba que en su primera visita se quedó a dormir en su coche, alejado del pueblo, pero aquellos “tambores de duelo, tambores de guerra” no le dejaron dormir. “Estuve en distintas ocasiones en Calanda, varias veces con Luis Buñuel. Lo he recordado estos días atrás al repasar mis fotografías, las fotografías que tomé entonces: muchas de ellas ya eran en color. Lo que no recuerdo es haber visto romper la hora; no sé si antes no se hacía, al menos de modo tan espectacular, o si llegué tarde”, decía.

Cannes deshace un entuerto con Carlos Saura

Carlos Saura confesaba que una de las cosas que más le sorprendió durante la grabación fue ver a una sobrina de Luis Buñuel tocando el tambor, algo muy inusual en los años 60. “Hasta entonces no había visto a ninguna mujer hacerlo, o por lo menos había muy pocas, y fue esa imagen insólita la que sirvió de base para la película donde Geraldine Chaplin tocaba el tambor, ‘Peppermint Frappé’. En este año de 2008 la impresión ha sido muy distinta: la mujer ya está incorporada y a veces tienes la sensación de que toca casi tanto o más que el hombre”.

A Saura aquella joven le había pareció “misteriosa y erótica”, a la que acompañaba el sonido único de los tambores de Calanda. Esa escena y otras fueron su homenaje a Buñuel, a quien dedicó la película. “Por eso he vuelto. ¡Cuánto ha cambiado todo!, pero persiste el encanto, la fuerza y el misterio de Calanda”.

Aquel boicot de Cannes le trajo suerte a Carlos Saura: meses después ganó, en el Festival de Berlín, el Oso de Plata al mejor director. Ahora, medio siglo después, el Festival de Cannes, en edición LXXI, le ha dado al realizador aragonés la oportunidad de proyectar ‘Peppermint Frappé’ y así lo ha anunciado su director Thierry Frémaux.

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