La música de Fito y Fitipaldis pone a cien a un pabellón lleno hasta la bandera

Amaral fue la invitada estrella en una gran noche con el "maestro" del rock en Zaragoza.

Fito Cabrales, en el concierto de este viernes en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza.
Fito Cabrales, en el concierto de este viernes en el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza.
Aránzazu Navarro

Veinte años de carrera. Veinticuatro ciudades en concierto. Y Zaragoza, una de ellas. Por la música del veterano cantante Fito Cabrales no pasan los años. Sus estribillos se repiten como los carteles de ‘no hay entradas’ en sus conciertos. Unos letreros que, como no podía ser de otra manera, se colgaron  este viernes en las taquillas del pabellón Príncipe Felipe. Ellos fueron los únicos que se perdieron un concierto multitudinario, con una puesta en escena que no decepcionó a los miles de asistentes a una cita en la que la invitada estrella fue la cantante zaragozana Amaral, quien interpretó junto al "maestro" del rock el tema ‘Entre la espada y la pared’.

Abrió la noche Muchachito, el multidisciplinar hombre orquesta de ritmos frenéticos que, con seis pedales a los pies y guitarra en mano, inaugura cada velada los conciertos de la gira de este XX aniversario. El artista acompañó a Fito poco después en ‘Yo no soy Bo Diddley’ y ‘Me tienes frito’. 

Pasaban unos minutos de las 22.30 cuando llegó el momento. Se apagaron las luces. Y se encendieron las voces. Miles de zaragozanos vibraron móvil en mano cuando Fito apareció en el escenario al ritmo de ‘Siempre estoy soñando’. El ‘buen castigo’, título de la siguiente canción, se convirtió en placer para un público entregado al rock del bilbaíno. Le siguieron temas ya clásicos, como ‘Por la boca vive el pez’ o ‘Me equivocaría otra vez’ –a la que el bilbaíno dijo tener un especial cariño–, auténticos himnos para los fans. Que no se trate de una gira de presentación de un álbum –el cantante trabaja ahora mismo en un nuevo disco– permite a los fieles rememorar viejos éxitos o disfrutar de canciones como ‘La casa por el tejado’ o ‘Todo a cien’.

Público y escenario se convirtieron en uno al grito de "yo la quería besar y ella quería morderme". Pero el momento más aclamado de la noche fue la aparición de Amaral, que puso ‘Entre la espada y la pared’ a Fito, al convertirse en la única que le robó unos segundos de protagonismo. La complicidad entre ambos se evidenció en el escenario. "Es un lujo estar con el maestro", quiso recalcar, agradecida, Eva Amaral. "Cumplo un sueño al estar en tu casa, contigo", respondió Fito.

Antes de que el público pudiese contar diez finalizó el concierto, pero el soldadito marinero más popular del rock español quiso seguir navegando entre mares de manos. Aunque donde todo empieza, todo acaba. Y Fito volvió a culminar por todo lo alto. Como si acabase de llegar.

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