¿Qué Juan Amodeo va a poder ver el público en Las Esquinas?

La gente va a ver a un Juan Amodeo mucho más suelto, no el que se ve en los vídeos. Será un humor un poco más adulto, pero que mantiene la línea que sigo. No me desmarco mucho, pero sí que es algo diferente. Yo diría que todo aquel que ha venido a mi ‘show’ ha acabado más contento que con los propios vídeos.

En las redes sociales arrasa, pero ¿se esperaba esta acogida también en los teatros?

Cuando empezamos, el año pasado, no estuvo mal. Pero lo de ahora no tiene nada que ver. Está siendo increíble, ni siquiera nosotros lo esperábamos. Sí que confiábamos en tener más éxito que el pasado, porque, al final, la semillita ya estaba plantada, ¿no? Pero esa cantidad de ‘todo vendidos’ es flipante, la verdad.

Cada cómico tiene un estilo que le caracteriza. ¿Cuál diría que es el suyo?

Mi humor es estar al límite, entre la línea que separa el blanco y el negro. No termino de sobrepasar esa línea, pero tampoco me gusta quedarme demasiado corto.

Entonces, ¿pone límites a sus chistes?

En los ‘shows’, sobre todo, sí: enfermedades, tragedias... Esas cosas no las toco. Pero sí es verdad que yo pienso que hay que reírse de todo. En uno de los monólogos de mi espectáculo, me llego a reír de la muerte de un familiar. Eso prueba lo que te digo, ¿no?

¿Por qué cree que triunfan tanto esos ‘sketches’ del personaje indignado que le caracterizan?

Porque yo pienso que es lo que todos tenemos dentro y nadie dice. Lo comentas con tus compañeros cuando sales de clase, pero nunca nadie dice nada al niño repelente. Y está bien que no se haga, porque, al fin y al cabo, es faltar al respeto a otra persona. Y eso no debería de pasar nunca. El humor siempre trata de exagerarlo todo para saber qué podemos y qué no podemos hacer.

¿Cómo surge lo de comer papel al final de los ‘gags’?

Realmente, fue algo que hice sin querer, en un vídeo de estos de indignado, como hemos hablado antes. Comí el papel como para exagerarlo más todavía. Y a la gente le encantó. Estuve un tiempo comiendo muchísimo papel y se convirtió en una especie de seña de identidad. Es verdad que lo hago cada vez menos, pero durante un tiempo es lo que me identificaba.

Su humor es muy andaluz, pero ha conseguido gustar en toda España.

Sí. Y yo creo que igual es por eso mismo, porque más hacia el norte no están acostumbrados a esa ‘chispa’ de los andaluces. Y entonces, a lo mejor, sorprende un poco más. Pero yo diría que gracias a la expansión de la cultura, ya sea la andaluza o la catalana, mi humor se puede entender mejor. Antes, cada uno tenía un humor muy diferente. Ahora, creo que cada vez menos.

También supongo que le cansan los tópicos y por eso grabó el vídeo de ‘Me da coraje cómo nos tratan’...

Claro. Yo creo que es importante que los andaluces, o yo, en este caso, como andaluz, dejemos claro que no somos idiotas, que no somos lo que nos pintan, que no somos flojos, que en todos lados hay vagos y gente a la que le gusta solo la fiesta. Eso pasa aquí y allá. Y a los andaluces se nos ha estigmatizado.

¿Se plantea dar el salto a un programa televisivo?

A mí lo que me gusta es hacer reír. Y si en la tele tengo visibilidad para hacer reír a más gente, pues mejor. Pero, si no, las redes sociales y los espectáculos me gustan. Lo que nunca quiero dejar son los espectáculos en directo, porque, al fin y al cabo, es ahí donde notas a la gente de verdad.

¿Qué ha cambiado del Juan Amodeo de antes al de ahora?

Realmente, que la gente va a verlo a él a las salas. Y no él a las salas a ver qué pasa –risas–. Eso es lo principal. Antes, era mucho más complicado. Había veces que me ponía a hacer un monólogo y, como no me conocía nadie, pues casi ni me escuchaban, ¿no? También ha cambiado un poco la responsabilidad. Ahora me curro mucho más los vídeos, le echo muchas más ganas a todo lo que hago porque, ahora mismo, este es mi trabajo.