Expertos europeos coinciden en que los cascos de Aranda son un conjunto "único en el mundo"
Visto para sentencia el juicio contra los dos acusados, para los que se piden penas de hasta siete años de cárcel.
Pocas veces se habrán dado cita en un juzgado español tantos arqueólogos e historiadores como se reunieron este martes en la segunda sesión del juicio por el caso de los cascos celtibéricos de Aranda de Moncayo. Si en algo coincidieron Francisco Romeo, Luis Fatás, Milagros Navarro, Martín Almagro, Alberto Lorrio, Fernando Quesada, Raimon Graells, Markus Egg, Hermann Müller-Carpe y Katia Schörle (uno declaró por videoconferencia y otra, la verdad, no se entendió para qué había sido convocada) fue en destacar la importancia y excepcionalidad del conjunto de los cascos. Otra cosa, aunque de eso se habló muy poco y al final, es que se consiga que alguno de ellos (o todos, para qué renunciar) regrese a Aragón.
La jornada comenzó de la misma forma en que terminó, con un casco, quién sabe si auténtico o no, al lado del defensor de los acusados, el abogado José María Viladés. Este martes se supo para qué lo quería: para retar a los especialistas a que le dijeran si era auténtico o falso. Y salvo los dos peritos que la DGA eligió para estudiar el material arqueológico incautado, Francisco Romeo y Luis Fatás, que lo examinaron brevemente y coincidieron en que se trata de una reproducción, el reto de los especialistas eludió comprometerse.
Con ello buscaba Viladés subrayar lo difícil que era dictaminar sobre la autenticidad de una pieza de este calibre cuando solo se la ha examinado de visu y sin apoyarse en las más modernas técnicas de análisis de metales.
En un momento de su declaración, Fernando Quesada, profesor de la Autónoma de Madrid, aseguró que los cascos que él examinó "estaban sobrerrestaurados. Parecían muy reconstruidos, y en algún caso tenían tan solo un 20 o un 30% del original. La reconstrucción, además, se había hecho con criterios que ya no están vigentes y resulta muy difícil distinguir la parte auténtica de la reintegrada".
Entre los momentos clave de la jornada estuvieron la intervención de Luis Fatás y Francisco Romeo, sobre su documentado informe; y la de Markus Egg, el especialista al que el anticuario Cunillera le confesó, achispado tras ingerir alcohol, que las piezas provenían de la localidad de Aranda de Moncayo. Pero, en general, al término de la jornada aún quedaron puntos oscuros sin esclarecer.
La defensa, por la absolución
El fiscal entiende que el expolio del yacimiento ha durado desde 1980 a 2013 y pidió para Ricardo Granada, presuntamente quien encontró los cascos y los extrajo de la antigua ciudad de Aratis, un total de cinco años de cárcel. Para Mariano Ostalé, el otro acusado, tres años de prisión. Las acusaciones particulares (Gobierno de Aragón y Ayuntamiento de Aranda de Moncayo) elevan la petición de penas hasta los seis/siete años. Y se adhieren a una petición del fiscal, que en su alocución al tribunal subrayó: "Aunque la sentencia fuera absolutoria (para los dos acusados) cabe la restitución de estos cascos a España". Ese era uno de los comentarios que más se escuchaban entre los especialistas durante el receso del juicio. Pero se antoja un deseo complicado de satisfacer, toda vez que las piezas están dispersas en varias colecciones y museos, e incluso a alguna se le ha perdido la pista.
La defensa de los dos acusados, ejercida por el abogado José María Viladés, pidió, como ya había anunciado, la absolución de los dos acusados. Y basó su línea argumental en lo que a su juicio es una ausencia de pruebas irrebatibles de que hayan cometido los delitos de que se les acusa y, en segundo término, en que los hechos que se les imputan, aún en el caso de que fueran ciertos (lo que no considera probado) "están ya prescritos". El juicio quedó este martes visto para sentencia.
