Raimundo Amador saca su guitarra para retar a las musas con todas las de la ley

El sevillano protagoniza este sábado (21.00, Centro Cívico Delicias) la nueva cita del ciclo ‘De la Raíz’. El que fuera fundador de Pata Negra ha tocado con gente como B.B. King, Björk o Howe Gelb.

Raimundo Amador, genio de la guitarra, uno de los pioneros en la fusión de rock y flamenco.
Raimundo Amador, genio de la guitarra, uno de los pioneros en la fusión de rock y flamenco.
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Con otras dos dentelladas al calendario, Raimundo Amador alcanzará los sesenta años de edad. La efeméride más importante, no obstante, ya ha llegado: medio siglo con la guitarra en las manos. Desde que aquel chavalillo sevillano empezara a recorrer las calles de su ciudad tocando por la voluntad hasta el día de hoy ha experimentado un poco de todo: tribulaciones, alegrías, éxitos, reveses... lo normal en la historia de alguien que, como él, vive con pasión y ha hecho de su trabajo un arte. Como mago del metalenguaje, el ritmo y la sonoridad, tiene desde hace ya mucho tiempo un asiento en el parnasillo de los poetas españoles. Esta sábado (21.00), en el Centro Cultural Delicias y como parte del ciclo ‘De la Raíz’, Raimundo se reencuentra con la afición zaragozana. La entrada anticipada puede conseguirse por 15 euros en Linacero, Bar Gallizo y www.aragontickets.com. En taquilla, el acceso cuesta 18 euros.

Con Raimundo Amador hay que volver a ciertos lugares comunes para redescubrir a través de sus vivencias la grandeza que le adorna. Al nombre de sus guitarras, con Gerundina como la más famosa; a la devoción bidireccional que le unió durante más de dos décadas al recordado B.B. King, otro que amaba a sus guitarras hasta el punto de bautizarlas: en su caso, muchas Lucilles. Que no falte la juerga que, dicen, se corrió con la islandesa Björk cuando colaboró con ella en el tema ‘So Broken’, o los diálogos musicales infinitos con otros grandes como Howe Gelb de Giant Sand o Eric Sardinas; ambos, por cierto, han tocado en Zaragoza en la última década. Y si se va más atrás, naturalmente, hay que hablar de Veneno y Pata Negra.

Los hermanos Rafael y Raimundo Amador unieron fuerzas en 1977 con Kiko Veneno en el proyecto nombrado en honor a ese otro genio rupturista, que entre otros muchos legados dejó a Pata Negra –el combo que liderarían después los dos hermanos, y que duró lo que duró su química artística– la letra de una joya llamada ‘Ratitas divinas’. Pata Negra engalanó el acervo musical español con obras sublimes y, sobre todo, dos joyas discográficas llamadas ‘Guitarras callejeras’ y ‘Blues de la frontera’. El trabajo en la producción de Ricardo Pachón o la confianza del sello Nuevos Medios, con Cucha Salazar y Mario Pacheco al timón, hizo que estos talentos superlativos encontraran acomodo en un mercado que quizá no estaba aún listo para semejante sacudida. Porque Rafael y Raimundo, que admiraban febrilmente a Paco de Lucía, rompieron muchos moldes, empezando por introducir la púa en la guitarra flamenca. Probablemente fueron los primeros gitanos capaces de mezclar a Jimi Hendrix, Prince o Eric Clapton con Juan Habichuela, arrancarse con jazz manouche ‘à la’ Django Reinhardt y salir airosos del trance.

La edición 2018 del referido ciclo llegará a su final el próximo 28 de abril. Quedan cuatro citas: el día 13 será el cantautor Pablo Guerrero quien visite La Rotonda de Delicias, recinto por el que también desfilarán Jaime Urrutia y Sweet Lorraine (día 21) y Suso Saiz (con El Brindador) el 28. El día 14, en Las Armas, actuará el simpar Niño de Elche.

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