Lucía Pérez-Moreno: “Dedicarse a la investigación es una carrera de fondo llena de obstáculos, y más si eres mujer y joven”

Lucía C. Pérez-Moreno, profesora de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura, ha sido la única mujer finalista de los premios ‘Bruno Zevi Book Award’ que tuvo lugar en Seúl.

Lucía C. Pérez-Moreno, profesora de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, ha sido la única mujer finalista de los premios 'Bruno Zevi Book Award' que tuvo lugar en Seúl.
Lucía C. Pérez-Moreno, profesora de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, ha sido la única mujer finalista de los premios 'Bruno Zevi Book Award' que tuvo lugar en Seúl.
Camino Ivars

Lucía C. Pérez-Moreno, profesora de la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza (EINA), logró convertirse en una de las cinco finalistas de los premios que otorga el reconocido ‘International Committee of Architectural Critics’ (CICA) en la categoría de libros, gracias a su investigación titulada ‘Fullaondo y la revista Nueva Forma. Aportaciones a la construcción de una cultura arquitectónica en España (1966-1975)’.

Durante la cita, enmarcada en el ‘World Architects Congress’ que se llevó a cabo en Seúl el pasado mes de septiembre, el trabajo ‘Fullaondo y la revista Nueva Forma’ logró el reconocimiento, por partida doble, además, al tratarse del único trabajo reconocido escrito en lengua castellana y la única mujer destacada en esta categoría.

Lucía Pérez-Moreno: “Dedicarse a la investigación es una carrera de fondo llena de obstáculos, y más si eres mujer y joven”

El reconocimiento es fruto de la tesis doctoral sobre la figura del arquitecto bilbaíno Juan Daniel Fullaondo, director de la revista de arte y arquitectura ‘Nueva Forma’, editada en Madrid entre 1966 y 1975. “Creó un modelo editorial que comenzó siendo misceláneo y acabó convirtiéndose en una serie de números monográficos que sirvieron para recuperar la trayectoria de numerosos arquitectos fundamentales en la historia de la arquitectura moderna de España desde los años 30”, resume Pérez.

“Además, logró relacionar la trayectoria de estos profesionales con el panorama y la crítica internacional, especialmente la italiana, otra de las cuestiones que hicieron de esta publicación una revista pionera”, añade. Y entre los arquitectos a los que se dedicó uno de sus números, aparece la figura del también zaragozano Fernando García Mercadal (Zaragoza, 5 de abril de 1896 - Madrid, 3 de febrero de 1985), uno de los arquitectos señeros de la Generación del 25 al introducir en España el racionalismo arquitectónico centroeuropeo, entre otras cosas.

Este libro es fruto de la investigación doctoral desarrollada durante cinco años, que también le valió el reconocimiento en la XIII Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo de 2016. Un camino arduo, muy complicado y, sobre todo, invisibilizado, como ocurre en el ámbito de la investigación en España: “dedicarse a la investigación es una carrera de fondo llena de obstáculos, y más si eres mujer y eres joven. La cosa se complica”.

La zaragozana, natural de Pedrola, es doctora por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSAM). A pesar de su corta edad -38 años-, la investigadora cuenta con numerosos reconocimientos como el título de Master en la Graduate School of Architecture, Planning and Preservation (GSAPP) de Columbia University (Nueva York), un postgrado en la Aalto University de Helsinki en Finlandia, el Premio Extraordinario Fin de Carrera de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra (ETSAUN) o el 2º Premio Nacional de Estudios Universitarios que otorga el Ministerio de Educación y Ciencia.

En 2008, y tras permanecer largas temporada en Marid, en Helsinki (Finlandia) y Nueva York (Estados Unidos), se incorporó como profesora al área de Composición Arquitectónica de la EINA. Una apuesta por desarrollar su carrera en casa.

“La literatura en la arquitectura es un ámbito fundamental y poco valorado; alguien tiene que escribir sobre nuestra historia, y tanto historiadores especializados en arquitectura como arquitectos especializados en historia tenemos la responsabilidad de hacerlo”, afirma. Además, asegura que la arquitectura cuenta con un alto componente temporal, otra de las grandes conclusiones de su investigación: “nuestro trabajo está plenamente conectado con el mundo y la sociedad del momento. Debemos mirar al hecho construido de manera crítica”.

Desde que terminó la carrera, asegura que tenía claro que quería dedicarse al ámbito académico, pero no sabía qué camino seguir: “me di cuenta de que era algo prácticamente imposible, dedicarse a la investigación en España siendo joven es casi una utopía”. La falta de medios suficientes y de becas, así como la realidad económica del país hacen que el día a día del personal investigador sea muy complicado, algo que, sin embargo, no la ha frenado.

En su opinión, el papel del investigador en España está “muy desprestigiado y poco valorado”, a pesar de tratarse de un colectivo joven, bien formado y con muchas ganas. “Llevo casi 10 años trabajando con contratos temporales, he superado 4 oposiciones, y ahora soy interina, y todavía no sé cuál será mi futuro y esta es una realidad a la que nos enfrentamos muchos investigadores jóvenes”, añade.

Ser joven, mujer e investigadora en España

Como explica Pérez-Moreno, las dificultades de ser joven y dedicarse a la investigación en el ámbito de la arquitectura todavía se complican más por cuestiones de género. Una realidad que afecta de manera trasversal a todas numerosas profesiones. “Nuestra labor es muy poco visible ya de por sí, la investigación no está reconocida como ocurre en otros países europeos o en Estados Unidos donde se valora muy positivamente este trabajo”, asevera.

“Hoy, hay pocas mujeres que se dediquen a este ámbito de investigación en España, y tampoco este ámbito de trabajo es el más común en la arquitectura, la verdad", explica. Además, asegura que la primera mujer arquitecta en España se tituló en 1936, en las décadas siguientes apenas estudiaron mujeres. El número de arquitectas comenzó a crecer a partir de finales de los setenta y primeros ochenta.

"Sin embargo, las cuotas en las aulas no tienen nada que ver con esta realidad”, afirma Pérez-Moreno, quien reconoce que no fue consciente de que el género influyese en su carrera profesional hasta hace relativamente poco. “Realmente nunca percibí estos problemas, pero a medida que creces te das cuenta de que esta educación en igualdad que recibimos cada vez más en las aulas no se ha trasladado al mundo profesional. Ahora soy más consciente de que voy a tener que pelear más, y de que voy a tener más dificultades para conseguir determinados objetivos, simplemente por ser mujer”, concluye.

Precisamente, y para analizar esta realidad que castiga a su sector, en diciembre organizó el encuentro ‘Perspectivas de género en la arquitectura’ en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón y la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, con el objetivo de reflexionar en torno a diferentes modos de afrontar los estudios de género en la arquitectura.

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