El poeta Manuel M. Forega invita a regresar a la raíz de la naturaleza

Publica en Olifante un nuevo poemario: ‘Luz, más luz’

Manuel Martínez Forega retorna a la lírica con 'Luz, más luz'.
Manuel Martínez Forega retorna a la lírica con 'Luz, más luz'.
Rafael Cencerrado

Con palabras esclarecedoras de Alfredo Saldaña, se ha presentado en la FNAC ‘Luz, más luz’, el nuevo libro de poemas de Manuel M. Forega, que publica el sello de Olifante de Trinidad Ruiz-Marcellán. El libro, que incluye un álbum con seis fotografías de la joven fotógrafa y profesora de español Berna Martínez-Forega, que ocupó la portada de ‘Artes & Letras’ en su último número, está construido –en palabras de Isacia Ninawaman, autora del texto de la solapa- “con un lenguaje escogido y elegante, cuya conciencia estilística nos arrastra en ocasiones hasta la ruptura brusca del ritmo en un intento tal vez de significar su analogía con el orden estructural del pensamiento.”

Se trata de un conjunto de 30 poemas en los que se examina si el afán de conocimiento tiene una verdadera finalidad y, si es así, cuál es ésta.

En un entorno social dominado por el sentido urbano de la existencia, Manuel Forega -poeta, ensayista, traductor y editor durante muchos años- propugna un regreso al origen, a la raíz de la naturaleza en la que el ser humano dispone de más amplios horizontes para reflexionar sobre el sí mismo; sobre la posibilidad de que aquel conocimiento tenga auténtico significado; en la que, al margen de una realidad mediatizada por la profusión de los lenguajes políticos, por el sentido pragmático de la existencia y la abrumadora crisis de la identidad personal, haya siquiera una posibilidad de retomar el lenguaje más humanista, el del sentido crítico y el del examen sobre qué somos y para qué estamos aquí.

De ahí que este libro, ‘Luz, más luz’, no solo busque la luz como gran metáfora de la indagación constante, sino que explore en la común epifanía del yo múltiple, de sus heterogeneidades, de su construcción ontológica antes que antropológica y muestre una continua incertidumbre, un agudo escepticismo. El autor ni renuncia a la acción ni a la necesidad de seguir escrutando en nuestras dudas y en nuestras certezas como mejor síntoma de que nuestra capacidad especulativa no se ha rendido aún (pese a los mayúsculos esfuerzos invertidos por el egoísmo de los Estados por derribarla), sino que, frente a la homogeneización del pensamiento, ha de perseguir el fundamental objetivo de la revelación, otra vez del sí mismo, pero del Otro, de los Otros también.

DOS POEMAS DE ‘LUZ MÁS LUZ’

CIGARRAS

En el canto de las cigarras

respira dormida la tierra.

En la vigilia permanente,

mi canto procede del limo,

de su tenacidad oscura.

Su cejo líquido y vibrante

tiende el manto mudo y voraz

de una voz aún inaudita.

Así mis élitros se baten:

velozmente y sin muda alguna

que revele su crecimiento,

libres y fúlgidos, únicos

capaces de sobrevolar

la oquedad del tiempo incumplido.

ABISMO

He retado a las profundidades

y tallado el fondo del abismo:

con el cincel de la edad,

la gradina del estupor

y la martillina del tiempo más oscuro.

Esculpido el fondo del vacío

para darme a luz,

reunido al fin con la tímida estrella

y su soterrado diamante central.

En esta cava reposo, herido

de fulgor, de lo que fue indomable.

*De ‘Luz, más luz’ de Manuel M. Forega. Olifante. Zaragoza,a 2018.

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