Sonidos del bosque mágico

El comienzo de febrero ha traído la extraordinaria mezcla de música popular y sonidos contemporáneos de Luar na Lubre, una visita de Melilla y el enfado de un goyista.

Acudo a la Filarmónica a escuchar a Luar na Lubre, el grupo gallego de música folclórica comandado por Beito Romero. ¡Qué gozo, escuchar sus acordeones, zanfoñas, gaitas, violines, guitarras, percusiones… y la voz de Belém Tajes, preciosista y cálida! Tradición adobada de sonidos contemporáneos, que actualiza su carácter netamente popular, lo que anima al espectador a participar en su fiesta, "sons da lubre nas noites de luar", iniciada con una ‘xota’ gallega que nos enamoró para el resto. Sonidos del bosque mágico en las noches de plenilunio (por si alguien no domina el galego). De colofón interpretaron a Víctor Jara, que chirriaba con el espíritu céltico del recital. Hubiéramos preferido un bis de la jota gallega.

Benito Carrasco, presidente de la Asociación de Estudios Melillenses, está por Zaragoza, donde tiene familia, y quedamos. Me pone al corriente de la vida melillense, hablamos de mi amigo Pepe Marqués, y me trae ‘Trápana’, la revista que hace la Asociación, que acaba de ser presentada. No es porque sea melillense, pero es una revista estupenda, dedicada a divulgar trabajos de investigación. Hay colaboraciones tan interesantes (al menos para mí) como el transporte de viajeros en tracción animal en el primer tercio del siglo XX; el Ateneo científico, literario y de estudios africanistas 1917-1936, o, más sentimentalmente, una crónica de la última máquina minutera del parque Hernández. Frente a ella, y montado en un caballito de cartón, me hice alguna fotografía en mis años infantiles. ¡Ay, la nostalgia! Por cierto que el nombre de ‘Trápana’ viene de una de las caletas playeras de la costa melillense, al pie del recinto amurallado de la ciudad vieja. Un rinconcito paradisíaco –dicen los entusiastas–, pero de difícil acceso. Mi amigo Marqués la visita con frecuencia y le tengo prometido ir a bañarnos.

Me escribe escandalizado Carlos Barboza por lo que ha visto en el Museo Goya (ex Camón Aznar), la exposición de los británicos Jake y Dinos Chapman, que han pintado encima del original de una edición de grabados de ‘Los desastres de la guerra’. Dice Carlos que lo de los Chapman "es un ataque a la obra original de Goya, al mismo nivel de lo que hizo una anciana de Borja sobre la obra de Elías García". Advierte que "si a más de un mediocre le da por repintar grabados de Goya, nos quedaremos sin estas obras de arte universal español". Se pregunta por qué no eligieron para su pintureo los grabados de Callot o de Hogarth. Y concluye nuestro goyista que esto no lo hacen porque saben que en sus países respectivos responden con fuerza a un desatino de tal calibre. "Pero en España, y en especial en Zaragoza, se les realiza una exposición a bombo y platillo… Goya pintó cómo destruyeron su ciudad las tropas francesas, pero los aragoneses de entonces les hicieron frente. Hoy unos ingleses destruyen su patrimonio y los reciben bajo palio". Ahí queda eso.

Ah, y no se pierdan la exposición fotográfica de Gervasio Sánchez en la Casa de los Morlanes, con el título ‘Visiones saharauis’. Impresionante.