Santiago Ramón y Cajal Agüeras: "Hay que impulsar el legado de Cajal de forma armonizada"

Sobrino bisnieto de premio Nobel, con el mismo nombre y, como él, patólogo.

Mi padre quería que yo fuera arquitecto, pero a mí desde pequeño me gustaron la medicina y la investigación. Fue algo más personal. Lógicamente, a mí me influyó mucho el apellido y también el nombre, el llamarme Santiago, a diferencia de otros hermanos. Eso ha propiciado que me autoimponga el hacer todo lo mejor posible, toda mi vida me han comparado con él, lo cual es una especie de mochila, positiva a veces y dura muchas otras.

Académico, profesor de la Autónoma de Barcelona, jefe de Anatomía patológica del Vall d’Hebron... Usted, que tiene una trayectoria muy dilatada, ¿suele hacer balance con la figura de Ramón y Cajal como trasfondo?

Si miro hacia atrás, me he esforzado siempre al máximo; con la losa de estar no a la altura, que es imposible, pero sí alcanzar un resultado lo más digno que pueda.

¿Qué cree que queda del legado de su tío bisabuelo?

Ramón y Cajal sigue siendo una referencia en España y en todo el mundo en investigación. Un ejemplo de dedicación, esfuerzo, perseverancia y talento.

Un ejemplo al que desde la familia y las instituciones intentan en la actualidad dar cuerpo.

Llevamos tiempo intentando formalizar el legado de Cajal a través de varias iniciativas. La clave es impulsarlo desde la familia de una forma armonizada con las administraciones, con los colegios de médicos… Como el de Zaragoza, que nos está apoyando ya en la elaboración de una grabación sobre el Nobel.

¿Sí?

Ya está hecho, aunque todavía no es público: un corto de siete u ocho minutos. Cajal fue todo en esta tierra: medalla de Aragón, presidente del Colegio de Médicos, catedrático… Ahora queremos hacer otro audiovisual sobre los viajes de Santiago por España y por el mundo, otro explicando los descubrimientos de Cajal y, si llegara el presupuesto, otro sobre el Nobel y Aragón: los pueblos por los que viajó con su familia, las casas relacionadas con él…

¿En qué proyecto trabajan actualmente en el Vall d’Hebron?

Estamos muy centrados en estudiar nuevos mecanismos asociados con la resistencia al tratamiento de las células tumorales. Básicamente, consideramos que los tumores son como ecosistemas donde juegan varios actores: las células tumorales, las células del estroma y las células inflamatorias. Dentro de las células tumorales no todas son iguales, sino que hay lo que llamamos cooperación clonal: un consorcio de células que en conjunto son las que orquestan el crecimiento tumoral. Estudiamos cómo se comunican entre sí esas células; es un abordaje nuevo y muy ilusionante. Somos optimistas.

¿En qué estado ve la investigación en España?

El talento es alto; en medicina no tenemos nada que envidiar al resto de los países europeos. Otra cosa es que el déficit de financiación se nota, ya que resulta fundamental para el ritmo de crecimiento. Pero también tengo que decir que las iniciativas de los diversos ministerios, sobre todo de potenciar las redes, los Ciber (centros de investigación biomédica en red) y la unión de grupos van a ser muy positivas. Es la línea por la que tenemos que ir.

Es además vicepresidente de Pangaea Oncology, empresa que cotiza en el MAB.

Una iniciativa que ya tiene diez años. Intenta integrar la investigación, sobre todo en la identificación de dianas terapéuticas, el diseño de fármacos específicos. Es una de las firmas que ha llevado su sede de Barcelona a Zaragoza.

Ahora que lo dice, ¿cómo lleva el ‘procés’?

Mal, como cualquiera que no sea un fanático independentista. Ha sido un año muy malo, nos hemos sentido también abandonados por Madrid. Ahora parece que todo se ha calmado, pero yo creo que es temporal: volverá.