Carlos Saura: "Tengo muchos proyectos pero no sé si me dará tiempo a desarrollarlos"

El director de cine aragonés se ‘confesó’ con su hija Anna, ayer, en el Paraninfo de la Universidad.

Carlos Saura y su hija Anna, en los pasillos del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, antes del acto público de ayer.
Carlos Saura y su hija Anna, en los pasillos del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, antes del acto público de ayer.
Toni Galán

El cineasta aragonés Carlos Saura estuvo ayer en Zaragoza junto a su hija Anna para participar en el ‘Ciclo Trayectorias. Conversaciones sobre la cultura en España’, que reúne a importantes figuras de la cultura nacional en la Universidad de Zaragoza, con la coordinación de José Carlos Mainer. En esta ocasión, los organizadores propusieron a padre e hija una intervención original: que ella, desde su profundo conocimiento del Saura profesional y persona, lanzase preguntas para conocer al artista más íntimo.

Tanto en el acto celebrado en el Aula Magna del Paraninfo como en un encuentro previo con periodistas, Carlos Saura se mostró cercano y dispuesto a repasar algunos capítulos más o menos conocidos de su vida. Una trayectoria tan fecunda como inabarcable, con casi medio centenar de películas, varias novelas, guiones cinematográficos y libros de fotografía, actividad en la que es también un gran experto. Además, como recalcó su hija, Saura también pinta y es un incansable lector. Ahora, a sus 85 años, continúa con una actividad frenética –ayer mismo, acababan de llegar de Berlín, donde recogieron un nuevo galardón– que incluye la preparación de dos grandes proyectos cinematográficos, la publicación inmediata de una novela, la escritura de sus memorias y de varios guiones cinematográficos y varias cosas más. "Tengo muchos proyectos en marcha y otros muchos más para el futuro, pero no sé si tendré tiempo de desarrollarlos", se interrogó el cineasta, a lo que su hija se apresuró a asentir que sí, "tendrás tiempo".

Una gran actividad

Preguntado por la clave para mantenerse en tan buena forma física y mental, aseguró que no hace nada especial y que cada vez come menos. "Muchos dulces y mucho chocolate", aclaró Anna Saura, quien en los últimos años trabaja como productora de las películas de su padre, al que acompaña a todas partes. "Tal vez sea que he heredado toda la genética de mi familia", apuntó el director con cierta tristeza al recordar que su hermana María Ángeles y su hermano Antonio vivieron menos años que él.

Los recuerdos familiares y la educación que recibieron siendo niños también fueron rememorados por Saura, quien aseguró que en su familia les dieron mucha libertad para que cada cual eligiera su camino y que su madre fue clave en la vocación artística que desarrollaron tanto él como su hermano Antonio. "No obstante –afirmó–, tengo bastantes frustraciones porque me hubiera gustado ser músico y también bailador, pero parece que no estaba muy bien dotado para eso ni para cantar". Hacer cine también tuvo sus dificultades: "Ahora, a todo el mundo le gustan mis películas y todo son halagos y distinciones, pero hubo épocas en que eso no era así. Recuerdo que tras estrenarse ‘La caza’, un crítico de mucho relumbrón me dijo textualmente que la película era una mierda, así que pensé que mi carrera tocaba a su fin. Pero, como buen aragonés, soy cabezota y continué hacia adelante. Con el tiempo, he ido adatándome a las circunstancias porque mi cine es paralelo a mi vida y unas cosas salen mejor que otras".

Anna Saura se interesó mucho por la relación de su padre con Aragón y sobre el papel que otros aragoneses ilustres han jugado en su carrera. "Con Buñuel, que era un gran conocedor de la literatura y de la cultura española, tuvimos una relación muy entrañable y cariñosa, casi familiar, y de él aprendí a tener la mente receptiva a todas las ideas que pudieran surgir".

El cineasta admitió que no conocía todo el potencial de esta tierra hasta que rodó el documental ‘Sinfonía de Aragón’ para la Exposición Internacional de Zaragoza 2008, que terminaba con la jota interpretada por Miguel Ángel Berna, quien también estuvo ayer en el acto, al igual que otros aragoneses muy vinculados a Saura y al cine, como Luis Alegre y Agustín Sánchez Vidal. De aquel documental y de aquel baile surgió el germen que floreció recientemente en la película ‘Jota de Saura’, de la que el director dijo sentirse muy satisfecho, lo mismo que de otras cintas musicales que ha filmado, por lo que supone de recuperación de la cultura de un pueblo. Anna concluyó: "Mucha gente tiene cierta pereza de ver la película pero cuando la ven, se quedan maravillados. Una amiga, incluso, se ha apuntado a clases de jota en Madrid".

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