Greg Pappas: "Nunca es tarde para volver a empezar"

El actor y director nacido en Boston en 1964 estrena el sábado la obra 'Uno' en el Centro Cívico Teodoro Sánchez Punter.

Greg Pappas, en un rincón de Gregorys, en la calle Costa de Zaragoza.
Greg Pappas, en un rincón de Gregorys, en la calle Costa de Zaragoza.
Guillermo Mestre

Uno también puede serlo todo. Qué mejor ejemplo que su espectáculo, que se llama ‘Uno’.

Es una obra escrita por mí e interpretada por mí. Soy actor, director, guionista... (sonríe).

Uno. Baltasar Gracián decía que lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Intento multiplicarme en la obra que interpretaré el sábado 2 de diciembre en el Centro Cívico Teodoro Sánchez Punter a las 19.00: hago dibujo en la arena (‘sand art’), pinto un retrato exprés en vivo (‘speed painting’), canto canciones en inglés... Canto en inglés, decía, aunque el mensaje es universal. En la misma obra se dice que los sueños a veces son posibles.

Compleja materia, los sueños...

A lo mejor es menos compleja de lo que consideramos. Porque tú eres el motor de tu vida, tú decides si arrancas o te estancas. Todos tenemos sueños, pero no todos podemos ser estrellas; si no, todos estaríamos en el escenario y nadie en las butacas.

Ciertamente.

Conforme vamos creciendo y madurando, nuestros sueños también tienen que ir cambiando y madurando.

¿Y si nos aferramos a un sueño?

Hay gente que cuando se aferra tanto a un sueño, cuando ellos cambian y el sueño no, se crea un conflicto y no se dan cuenta de que el sueño ha hipotecado su libertad. Si somos inteligentes, debemos notar que nuestros sueños tienen que cambiar y adaptarnos.

Nada como alcanzar un sueño...

Se suele asociar con sentirse desarrollado.

Bonita palabra, desarrollado. Ni guapo ni feo, ni flaco ni gordo, ni alto ni bajo... Desarrollado.

Yo me he sentido desarrollado de jardinero, de vendedor de baterías de cocina a domicilio, de camarero, de diseñador gráfico, de director de cadena de restaurantes, en la radio dirigiendo mi propio programa e interpretando tres personajes distintos...

Conozco gente con doble personalidad, pero tres...

El programa se llamaba ‘Papas en la comida’. Hacía tres personajes y aún ahora hay oyentes que creen que eran tres personas distintas. También saqué un disco en México: ‘Mentí, y qué’.

¿Vendió muchos?

No, pero lo hice. También sustituí a Ricky Martin en un musical.

No se parece mucho usted a Ricky Martin...

Tenía que verme entonces... También creé mi propia marca de ropa en Punta Cana: Hot Penguin.

Hablo fatal inglés, pero eso significa pingüino caliente...

Claro. Yo soy el pingüino que huyó del frío para vivir en el paraíso. En Punta Cana conocí a Antonia. Ella es de Zaragoza, quería regresar a casa.

¿Y usted?

Yo le dije que la seguiría donde ella fuera.

Más vale maña que fuerza...

Ciertísimo. Ahora vivo en ‘Cuartewood’.

Cuarte, será...

Es como Hollywood: el nombre está puesto en un cerro.

Me volvió a pillar...

Yo soy como los gatos: me suelta y caigo de pie.

También ha pasado lo suyo...

Después de tres devaluaciones de la moneda y dos huracanes en México, uno se habitúa a todo. También viví en un velero, que se hundió en una tormenta en Cancún.

¿Cómo sobrevivió?

Afortunadamente, no me encontraba en esa fecha en el velero.

Se marchó y a su barco lo llamó libertad...

Por supuesto. Nunca es tarde para reinventarse, para volver a empezar. Viví en Estados Unidos, en México, en Santo Domingo, en Perú, en Panamá...

¿Y qué tal se encuentra aquí?

Llevo desde 2009. Me habría ido si estuviera mal. España es un país precioso y seguro. Y de buena gente. Y de sabores puros.

¿Sabores puros?

Sí, la comida aquí no necesita sazón, de por sí es deliciosa. Lluvia y sol. Frío y calor. Y el vino, y el aceite, y la carne, y la verdura, y la fruta. Todo lo que brota de la tierra española es maravilloso. He dado muchas vueltas al mundo, y le aseguro que no hay ninguna tierra como esta.

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