Un viejo zapatero
El tío Leña aparece en las 'Memorias zaragozanas' escritas por el catedráitico Cosme Blasco.

En las tiendas de calzados de Zaragoza, desde tiempo inmemorial, se dedicaron los lunes al remiendo de los zapatos de los clientes. Las zapaterías, por tanto, vendían zapatos y los arreglaban. Esta costumbre llegó al menos hasta 1890, fecha en la que Cosme Blasco confirma que todavía se mantenía vigente. Ese año, el conocido catedrático de nuestra universidad publicó en la Biblioteca del Diario Mercantil de Zaragoza unas Memorias zaragozanas en las que recuerda a muchos de nuestros convecinos, desde personalidades como Josefa Amar y Borbón (Josefina la escritora), hasta tipos populares como el tío Leña, legendario zapatero zaragozano del siglo XVIII, cuyo verdadero nombre era Francisco -o Francho- Ruiz.
Le llamaban así porque cuando estaba trabajando en su tienda y pasaba por delante una madre con un niño llorando, nuestro zapatero sacaba la cabeza y gritaba leña, leña, pidiéndole que le zurrara; cuando eran hombres o mujeres los que disputaban, también el tío Francho (como igualmente se le conocía) pedía leña, leña, o, lo que es igual, palo, palo; y lo mismo hacía cuando alguna mujer pleiteaba con su marido.
De tanto pedir leña, se quedó para siempre con ese apodo. En sus ratos de buen humor, que por lo que vemos debían de ser pocos, cantaba una copla aludiendo a su trabajo de zapatero remendón: Mi madre era planchadora / mi padre hacía aparejos / y yo he tenido que ser / un zapatero de viejo. Una vieja copla zaragozana del siglo XVIII sacada de un libro del XIX, que podremos cantar en el XXI.
Notas costumbristas / José Luis Melero
7- Los recuerdos de Castro y Calvo. Pasteur y Del Río
8. El librero Zapila y la calle de las Doncellas
9. El recuerdo de Gráficas Minerva
11. Un viejo zapatero